Silvio Méndez
Un monumental paredón se levanta a metros del río Paraná para separar un country fluvial de un puñado de casas humildes de barrio Los Arenales. La muralla, se construye en calle Ayacucho al final, como límite de un emprendimiento inmobiliario que ocupó un privado y es reclamado como propiedad de la Provincia como parte de un complejo litigio judicial. La construcción contrasta notablemente con el apacible del paisaje ribereño en una de las zonas de Paraná más agraciadas por la naturaleza, y también de las más olvidadas en lo que hace a la atención de quienes la pueblan desde hace varias generaciones.
En rigor, el muro del barrio privado se comenzó a construir hace un tiempo ya, pero a fines de septiembre, al percatarse de la magnitud de sus dimensiones –se extiende unas tres cuadras, con una altura que va de los cuatro a cinco metros–, un grupo de vecinos realizó una serie de planteos. Reclamos realizados por notas fueron ingresados en la Gobernación, también a la Cámara de Diputados de la provincia, en la Defensoría del Pueblo de Paraná y en la Municipalidad. Desde ninguno de estos organismos han obtenido hasta ahora una respuesta concreta. De todos modos, la Comuna tomó intervención notificando al responsable del country de la ilegalidad del murallón, ya que no se ajusta al Código Urbano.
En este sentido, se ordenó el cese y demolición del paredón –decisión que hasta ahora no fue acatada–, pero ante la impugnación de lo mandado, la controversia ha ingresado en un proceso que podría llegar al Juzgado de Faltas y extenderse casi indefinidamente en el tiempo. Según trascendió, el empresario a cargo del country, Sergio Gregorio Lifschitz, mantuvo contacto con autoridades del municipio, pero ha pospuesto la reunión en las que se tenía previsto realizara su descargo. A principio de semana, continuaban las tareas de retoques sobre el paredón que se tenía previsto coronar con un alambrado de púas tipo doble navaja –en espiral–, tal como se utilizan para asegurar el perímetro de algunas penitenciarías.
Segregados
Un grupo de vecinos de Los Arenales denunció la persistencia de los trabajos para completar muralla a pesar que se dictaminó su detención. También manifestaron su indignación de la obra que les impide ver el río, y que entraña el carácter abiertamente discriminatorio al tratar de separar un sector rico de los pobres.
(Más información en la edición gráfica de ANALISIS de esta semana)