En el Senado de Entre Ríos ingresó un proyecto para evitar que se siga depredando el Río Gualeguay. Azotado por el extractivismo frigorífico pesquero y la usencia casi total de controles, se pretende que este importante curso de agua sea declarado “Zona de Reserva para la Pesca Deportiva” y de subsistencia por pobladores aledaños. La iniciativa ya levantó polémica y reveló una extraña maniobra del ex diputado Hernán Vitullo por el cual, en 2006, se habilitó la explotación ictícola.
En la última sesión de la Cámara de Senadores entrerriana, el 2 de septiembre pasado, ingresó y fue girado a la comisión de Legislación General, un proyecto de ley para que se prohíba la pesca de tipo comercial en el río Gualeguay, desde 500 metros a la redonda de su nacimiento hasta su desembocadura, y 500 metros en alrededor. La medida apunta directamente a impedir en esta zona la extracción de peces “mediante la utilización de cualquier tipo de red”. Quedan exceptuadas la de tipo deportiva y la que “realicen los pobladores ribereños”, según contempla el artículo 6º de la actual Ley de Pesca Nº 4.892 que la habilita con “único y exclusivo fin de su alimentación y la de su familia”.
Su impulsor, el senador por el departamento, Francisco Morchio (JxC), dijo a ANÁLISIS que el objetivo es que el Gualeguay obtenga el mismo estatus que ya poseen otras zonas de reserva íctica. En la provincia son seis: Isla Curuzú Chalí (La Paz), el arroyo Feliciano, la Isla del Pillo (Victoria), el río Parancito (Islas), el Lago de Salto Grande (Concordia) y el río Gualeguaychú. Son áreas“solamente aptas para la pesca deportiva”, según se define oficialmente. La idea del legislador apunta a “sacar todas las redes y mallas de pesca de nuestros ríos”, definió, permitiendo la excepción a quienes viven en sus márgenes y utilizan otros medios de captura.
La preocupación por el Gualeguay, devino por la severa sobreexplotación de la pesca comercial que sufre y que lo ha vuelto un río casi carente de peces. Este curso de agua es uno de los más importantes de la región litoral; atraviesa en sus 857 kilómetros toda la provincia como una columna vertebral, desde su naciente entre Federación y San José de Feliciano, hasta su desembocadura en los brazos del Paraná Pavón y Paraná Ibicuy, en el Delta del Paraná. Y así como majestuoso, también es uno de los más depredados por la pesca con destino a la industria frigorífica. Lugareños, pescadores, ambientalistas e integrantes de peñas deportivas pesqueras, todos, acuerdan con que los controles de extracción y tráfico de pescados sobre este río son de escasos, a nulos.
(La nota completa en la edición 1114 de la revista ANALISIS del jueves 17 de septiembre de 2020)