
El abogado paranaense que se desempeñó como querellante en la causa AMIA, Julio Federik, reflexionó sobre el tema a 30 años del atentado que dejó 85 muertos y más de 300 heridos.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio Plaza), Federik afirmó que “se hubiera podido hacer muchísimo más, pero las instituciones y la manera en que se tomó la responsabilidad de la investigación de la causa fueron deficientes. A esto lo señalé claramente en el alegato que hice en el juicio oral cuando se juzgó a Telleldín y los policías porque quedó perfectamente claro que con el sistema judicial que teníamos en ese momento y del que todavía quedan resabios, que es el sistema mixto, inquisitivo, el funcionamiento de la investigación para este tipo de hechos no es el adecuado”.
Como ejemplo, mencionó que “el Juzgado que tomó a su cargo la investigación en el primer momento fue el del juez Galeano que tenía 11 empleados, algo inadecuado para una investigación de este tipo, y sobre todo pretender que actúe únicamente esta institución judicial. Porque por el otro lado actuaba la Secretaría de Inteligencia, pero la información que tenía el Juzgado sobre lo actuado por la Secretaría no era la que debe estar organizada institucionalmente para este tipo de casos”.
“Estoy totalmente convencido que, este tipo de hechos, de esta gravedad, tienen que ser investigados directamente desde la Procuración General y darle todas las posibilidades para hacer una investigación en serio. Con una concreta vinculación con la Secretaría de Inteligencia y los distintos elementos de inteligencia y contrainteligencia del Estado. Después hay otra cantidad de cosas que fueron contraproducentes en esto, derivadas de la política y de la actuación de los funcionarios de turno”, resumió.
Evaluó que “el caso es complejo, se trabajó muchísimo y en algunos casos se trabajó bien; el trabajo de (Alberto) Nisman fue extraordinario. Pero empiezan a aparecer responsabilidades, como la del Estado de Irán, y entran a funcionarios otros vectores que tienen que ver con la conveniencia o no de emitir responsabilidades. Nisman obtuvo cinco tarjetas rojas internacionales en Interpol, y cuando uno de los funcionarios de Irán estuvo en Londres hubo todo un proceso para que se lo extraditara a la Argentina y eso no se logró. Pero al menos hizo que las personas que tenían esa tarjeta roja de Interpol no pudieran salir del territorio de Irán, y por eso después se hizo todo lo del Memorándum para levantarles esa prohibición”.
Consultado por la iniciativa del gobierno nacional de implementar el juicio en ausencia, Federik sostuvo que “es un asunto bastante delicado, es evidentemente una situación de absoluta excepcionalidad vinculado con este tipo de hechos que son de trascendencia supra delictual, esto es mucho más que un delito. Italia y Francia tienen en su legislación el sistema del juzgamiento en ausencia, pero nosotros en Argentina siempre lo rechazamos con el criterio de que no se puede aplicar para los delitos comunes. Aquí dentro de lo señalado por la Corte Penal Internacional sobre los delitos de terrorismo, de violación masiva de los derechos humanos y el uso de armas de afectación masiva, se está pensando en una manera de encarar la situación de las ausencias y fundamentalmente del imputado que se ha fugado o que nunca se ha presentado, de una manera totalmente distinta a la del imputado por un delito común. Si lo reflejamos a eso en el derecho penal común tiene varios inconvenientes, pero que hay que ver porque se dan situaciones muy diversas”.
En relación con el trabajo de Nisman y la responsabilidad de los iraníes en el atentado, el abogado afirmó que “se puede estar de acuerdo o no con las investigaciones y hubo cosas que discutí con Nisman porque me parecía más importante saber de dónde venia la orden y la logística para llevar adelante el atentito que la identidad de la persona que conducía la camioneta. Y además la responsabilidad de Irán surgió, fundamentalmente, de toda la información que dio el testigo C en el propio juicio, que fue un testigo que solicitamos desde la querella que lo traigan a declarar. Los alemanes lo protegían en aquel momento porque había dado información muy valiosa sobre un atentado ocurrido en Alemania y ante el juez alemán dijo que conocía lo que había pasado en la AMIA, y este hombre declaró en el juicio desde la embajada argentina en Alemania, y explicó con lujo de detalles cómo se organizó el atentado, cómo se tomó la decisión y demás. Por eso a las personas que tomaron la decisión Nisman les pide la tarjeta roja de Interpol, y por eso no tengo ninguna duda de dónde provino el atentado porque escuché a ese testigo muy importante”.