Por Luis María Serroels (*)

Esta semana se recordó un nuevo aniversario del 26 de octubre de 1885, en que la Academia de Ciencias francesa validó y dio a conocer los estudios sobre la vacuna antirrábica.    

Semejante avance científico fue obra del químico-físico, matemático y bacteriólogo Luis Pasteur. Sin ser médico ni cirujano, enalteció a la medicina.  

Comprobó que el germen de la rabia no se desarrollaba en medios de cultivo bacterianos. Así Pasteur procedió a inocular la vacuna a un joven José Meister, quien se había expuesto a recibir hasta 14 mordidas de un perro rabioso. Y sobrevivió. Y el mundo supo de la inmunización contra la rabia.

Una casualidad –de las que siempre suelen emerger-, determinó que la rabia que en una semana  de octubre de 1885 se vio derrotada, en esta semana de octubre de 2021 otro tipo de rabia fue disipada aunque por una decisión lamentable. Se trata de la confirmación por la funcionaria de más alta jerarquía de la Anses, de una resolución que convalida un hecho nunca justificado (y no exento de vergüenza).

Ello significa que Cristina Fernández, actual vicepresidenta de la Nación y dos veces presidenta, se podrá encontrar mensualmente –amén de su salario habitual- con una decisión por la que paralelamente a su remuneración actual, embolsará la jugosa suma de $ 2.500.000 mensuales y –como los vendedores callejeros que dicen “como si esto fuera poco”-, la posibilidad de un retroactivo de $ 120 millones de pesos. ¿Puede soportar la ciudadanía en las urnas semejante atropello? 

El silencio del cuarto oscuro siempre ha terminado siendo el más hermoso castigo para los corruptos.

¿Habrá alguien capaz de plantear semejante atropello, sobre todo frente a la realidad de que Cristina Fernández enfrenta más de media docenas de juicios?

Esta persona es la misma que cuando ejercía la más alta jerarquía presidencial, maltrató a más no poder a la clase pasiva. Cada vez que los jubilados y pensionados alcanzaban el más mínimo avance en medio de sus misérrimos bolsillos, ella lo vetaba y cualquier intervención de la justicia caía bajo el almanaque despiadado, con el resultado de que  eran muy pocos quienes ganaban las demandas porque eran muchos más los óbitos.

Las maniobras del kirchnerismo terminan siendo el peor riesgo político y los alardes de Alberto Fernández no dejan de ser peligrosos.

Los juegos de algunos  sectores de la justicia para salvar a la vicepresidenta de una situación peligrosa en la causa del Memorándum con Irán, pueden alcanzar resultados graves en tanto ciertos estamentos del Poder Judicial no lo han visto con agrado.

El fiscal Federal Marcelo Colombo apeló al insólito sobreseimiento dictado en favor de Cristina Fernández de Kirchner y el resto de los acusados en la causa citada.  El punto es que la Cámara de Casación avance hacia el juicio oral.     

Se trata de evitar una postura sorprendente, insólita y singular que consistió en privar a las partes acusadoras de presentar sus evidencias.

“La resolución indicada resulta arbitraria porque clausura el caso sin atravesar la instancia de debate oral  y público”, se afirmó.

Otro tramo esencial de la Fiscalía se vincula con este aspecto importante: “Luego de sustanciar durante tres años y seis meses la etapa preparatoria para el debate oral y público, y dictar una sucesión de actos procesales dirigidos a celebrarlo, el tribunal en pleno, sin ningún elemento de prueba nuevo y habiéndose ya superado la instancia de control que impone el art. 354 del CPPN, resolvió que el Memorándum no era un instrumento idóneo o apto para producir una ayuda a la situación procesal de los imputados”.

(*) Especial para ANALISIS