Se cumple un nuevo aniversario de un caso no resuelto por la Justicia de Corrientes: César Miño y Sergio Quintana viajaban desde Concordia hacia Misiones y nunca más se supo de ellos. Su vehículo apareció desguazado e incendiado en Ituzaingó, cerca de Paraguay. Flavia Chapay, la esposa de Miño, recordó aquellos días de 2017 de búsqueda y desesperación e insistió en su reclamo de Justicia.
Miño y Quintana habían salido desde Concordia hacia Paraguay para comprar mercadería que luego revendían en la localidad entrerriana. Era una época en la cual la ruta nacional 14, entre Santo Tomé (Corrientes) y Virasoro (Misiones) era tierra de nadie, o mejor dicho era territorio controlado por bandas que perpetraban violentos asaltos. Desde aquella noche del 20 de septiembre de 2017, no se supo más nada de ellos y la Justicia correntina tampoco profundizó ninguna de las pistas que surgieron en la causa. Casi un mes después, la camioneta Peugeot Partner fue hallada incendiada en medio de una plantación de eucaliptus en la localidad correntina de San Carlos, límite de esta provincia con la de Misiones. Pero de ahí en más, no hubo más rastros de los dos entrerrianos.
Se cumplieron seis años de este misterio y en Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) habló Flavia Chapay, esposa de Miño, quien por entonces estaba embarazada de seis meses y ya tenían un niño de 2 años. Sobre aquel último día en que vio a su pareja, contó: "Nosotros hacíamos viajes, viajábamos al Paraguay, hacíamos compras allá y acá teníamos una tienda. Esa noche yo estando embarazada me descompuse y no pude ir, tuvo que ir a otro acompañante en mi lugar. La última vez que hablé con él fue a las 22 horas, que se despidió de casa. Él llegaba al otro día, como siempre, era un día de viaje. Pero nunca más lo ví. Lo llamé, no me contestaba los mensajes, no me llamaba y ya me parecía raro. Eran muy pegados con Bruno y siempre estaba ahí preguntando qué estaba haciendo o cómo estaba la panza. Entonces me pareció muy raro que no me haya contactado, ahí me empecé a preocupar. Intenté ubicarlo, fui hasta Virasoro, fui hasta Corrientes, a Paraguay, a todos lados y nada, nadie lo vio".
Fue entonces que decidió acudir a la Policía: "Cuando llegué de Paraguay más o menos dos días después, cuando me empecé más a preocupar porque nadie lo vio, nadie sabía nada de Quintana, tampoco se había comunicado con su familia, decidí hacer la denuncia". recordó.
"No fue fácil -cuenta Flavia- porque encima que estábamos lejísimos, acá no podíamos hacer nada. Hicimos unas tres movilizaciones. Mucha gente nos acompañó. La verdad que muy agradecida por tanta gente que había en ese entonces. César era un hombre muy amado, era con todos muy buena onda y que le pase esto...".
Cuando fue hallada la camioneta calcinada, tampoco hubo más medidas ni novedades en la investigación: "No nos dieron nada, ni nos dieron explicaciones más que reconocer si era la camioneta. La verdad es que para mí se pudo hacer más, no se hizo. Pedimos en todos lados, hablamos hasta con (Patricia) Bullrich (por entonces ministra de Seguridad de la Nación) que nos iba a ayudar, que nos iba a dar una mano. Pero tampoco tuvimos respuesta. Nos dijeron que sí, que sí, pero nada", dijo Flavia.
Consultada acerca de si saben o tienen alguna idea de lo que les pudo haber pasado, la mujer expresó: "Nosotros tampoco tenemos una hipótesis, son todas cositas que tenemos. Pensamos que puede haber sido un robo y César no iba a querer dar la camioneta porque era su trabajo. Era de lo que nosotros vivíamos, de los viajes y de vender. Entonces él no iba a entregar ese esa herramienta de trabajo. Para mí fue eso. La verdad que no tengo otra explicación".
Asimismo, Flavia rechazó la versión que sostuvo la Fiscalía de Corrientes sobre un ajuste de cuentas: "Yo de mi parte nunca vi nada raro, al contrario, vivíamos trabajando los dos. Codo a codo, los dos. Era salir a entregar mercaderías, llegábamos re cansados, y salíamos de vuelta a Paraguay a traer los encargos".
Flavia sigue de cerca como puede el trámite de la causa que, en rigor, es una parálisis: "Hablé en julio, antes de las vacaciones de invierno. Me dijo que la causa no estaba archivada, que no la quiere archivar hasta que vea un poco más, pero tampoco no hacen nada, así que estamos la misma", lamentó.
"Brunito sigue esperando a su papá. Él lo extraña, todos los días me pregunta por él. Tuve que tenerlo en psicólogo, aunque era chiquito, explicándole que su papá no venía. Fue muy, muy difícil el camino. Y gracias a mis padres y al papá de César pudimos salir adelante. Me gustaría que se viralice esto porque ya hace seis años y no sabemos nada y hay familias, hay dos chicos que quieren saber de su papá, si hay culpables, que vayan a la cárcel. Para nosotros sigue siendo difícil porque no sabemos nada, no sabemos qué pasó. ¿Dónde está? Son las mismas preguntas que nos hacemos todos los días", concluyó Flavia.
En aquella época se estaban produciendo una serie de asaltos violentos a familias de la zona rural del norte del Departamento Federación, en las colonias cercanas a Chajarí. La División Robos y Hurtos de la Policía de Entre Ríos comenzó a investigar los casos que apuntaban a una banda de la provincia de Corrientes. Identificaron a dos delincuentes muy pesados, oriudos de Virasoro, José Antonio "Pajarito" Da Rosa y Jonathan Velázquez, quienes actuaban con otros cómplices.
En el marco de esa investigación, se fueron sumando numerosos hechos delictivos cometidos tanto en el noreste de Entre Ríos como en la Corrientes, sobre el corredor de la ruta nacional 14. Trabajaron en conjunto con la Policía correntina, y en uno de los allanamientos en los cuales fueron a detener a los integrantes de la banda hubo un enfrentamiento armado en el que murió baleado el oficial Duarte de la Policía de Corrientes.
En ese contexto es que los investigadores de Robos y Hurtos solicitaron informes a las empresas de telefonía celular sobre las líneas de Da Rosa y de Velázquez, ampliados a meses previos al inicio de la investigación. Allí surgió un dato relevante que los vinculaba a la desaparición de Miño y Quintana: los celulares de ambos marcaron su presencia el día de la desaparición de los concordienses en el lugar donde fue hallada la camioneta incendiada. La información fue aportada a la Justicia de al vecina provincia, pero no se profundizó.
Da Rosa y Velázquez fueron condenados a largas penas de prisión por los hechos delictivos cometidos en Entre Ríos y en Corrientes. Pero nadie los indagó por el caso del que se cumplen seis años de impunidad.