Corría 1977. Raquel Gvirtz salió del Ministerio del Interior frustrada y llena de angustia. Una vez más había preguntado por su hijo Miguel que estaba desaparecido desde el 13 de septiembre de 1976 y nuevamente se iba con las manos vacías. Agobiada por la desazón, se sentó en un banco de la Plaza de Mayo a mirar las palomas y respirar un poco de aire fresco. Una señora joven se acercó y le preguntó qué hacía allí. Ella le contó que buscaba a su hijo desaparecido. La señora, a su vez, le contó su historia y le dijo que tenían algo en común. Era Azucena Villaflor, la madre que luego fue secuestrada y pasó a engrosar el listado de detenidos desaparecidos.
Miguel Sergio Arcuschin tenía 19 años cuando fue secuestrado junto con su esposa Noemí Josefina Jansenson de Arcuschin, embarazada de casi tres meses, en la madrugada del 13 de septiembre de 1976 en Capital Federal y desde entonces permanecen desaparecidos. Ambos militaban en la Unión de Estudiantes Secundarios.
Hasta el último minuto de su vida Raquel siguió buscando a su nieta o nieto. Por eso también integraba la Fundación Abuelas de Plaza de Mayo.
Los padres de Raquel eran judíos de nacionalidad rusa y tuvieron que huir de su país cuando estalló la Primera Guerra Mundial. Llegaron a Argentina siendo muy pobres y se instalaron en San Juan, de donde tuvieron que emigrar al poco tiempo buscando mejores condiciones de trabajo. Más tarde, se radicaron en Buenos Aires y Raquel conoció al padre de su hijo, Elías Arcuschin, consignó Infojus Noticias.