En Paraná hay grandes predios privados que permanecen en estado de abandono y generan problemas ambientales y de seguridad. Un informe de Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) mostró dos casos emblemáticos como la Laguna Mainini y la ex aceitera de Bajada Grande. El reclamo de los vecinos y qué hace el municipio para gestionar estos lugares.
Son constantes los reclamos de los vecinos de Paraná por grandes terrenos privados sin mantener, por los constantes peligros ambientales y de seguridad que generan.
En 2024, el área de Fiscalización, Control Urbano y Actividades Comerciales de la Municipalidad de Paraná comenzó a limpiar los baldíos luego de que los propietarios fueran intimados y multados por no mantener la limpieza e higiene requeridas para garantizar el bienestar urbano. Con posterioridad, se cobró el trabajo a los dueños de los lugares.
Los operativos realizados se enmarcaron en la Ordenanza N° 9.377, que declaró la Emergencia Sanitaria en la ciudad y permite la intervención de la Municipalidad con recursos propios en terrenos privados que no cumplan con las obligaciones sanitarias que se requieren en la normativa.
No obstante, existen grandes extensiones privadas sobre las cuales la Municipalidad no ha podido intervenir hasta el momento, como las cinco hectáreas donde funcionó la aceitera de Bajada Grande, y la histórica Laguna de Mainini, que perteneció al reconocido paranaense Carlos Mainini, quien en vida disfrutaba allí de una casa quinta. Tras su muerte, se intentaron varios emprendimientos en la gran casona existente en el predio que no prosperaron: primero un geriátrico, luego un lugar de eventos. Pero en ninguno de los casos se limpió ni se puso en condiciones el espacio de la laguna.
La laguna de Mainini está ubicada sobre calle Artigas, entre Miguel David y Juez Lotringher, en la zona sur de Paraná. La ex aceitera, que cerró definitivamente sus puertas en 2015, está sobre calle Laurencena, en pleno barrio Bajada Grande, y a muy pocos metros del río. Ubicados en ambos extremos de la ciudad, estas grandes extensiones permanecen en estado de total abandono, con pastos altísimos que parecen verdaderos montes en medio de la ciudad, y perjudicando la vida cotidiana de los vecinos.
Ante el reclamo que los vecinos realizaron, Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) dialogó con ellos para recoger sus testimonios y conocer de qué modo los afectan estos predios abandonados. Desde el municipio, la respuesta la brindó la coordinadora de Relaciones con la Comunidad del área de Control Urbano, Bernardita Ciarroca, quien explicó qué trabajo se realiza para dar solución a esta problemática y hasta dónde puede llegar el accionar municipal.
Respuesta de los propietarios
Si bien en ambos casos, los vecinos planteaban desconocer la identidad de los propietarios de estos terrenos, el trabajo periodístico de Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) logró llegar a los dueños de ambos espacios.
En el caso de la Laguna de Mainini, quien brindó explicaciones fue el apoderado de la sucesión, Miguel Escales, quien admitió que es legítimo el reclamo vecinal, pero aclaró que “a la laguna ingresa agua servida que llega desde la zona de Gazzano”. “Lo más sencillo para nosotros sería taparla, pero se inundaría todas las casas de la zona, con lo cual la intención es secarla, pero eso no es posible mientras siga ingresándole el agua de Gazzano. La Municipalidad usa la laguna como canal y eso desagua por debajo de calle Artigas”, explicó.
Adelantó que “el objetivo es urbanizar el lugar, pero para eso es necesario solucionar el ingreso de agua a la laguna”.
Este miércoles Escales se reunió por más de dos horas con Ciarroca para hallar soluciones a la tématica. Acordaron que “los ingenieros del municipio van a acudir al lugar, porque aparentemente hay un desagüe –que no se sabe en qué gestión municipal quedó así- que termina en la laguna. Luego de eso nos volveremos a reunir”, informó Ciarroca a Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral), quien también destacó la muy buena predisposición de Escales para trabajar en conjunto.
Por otra parte, el dueño de la ex aceitera de Bajada Grande es el empresario oriundo de Pilar, Jorge Simmermacher, quien en comunicación telefónica con Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) dijo que viaja a Paraná periódicamente y confirmó que “en una casa que era la administración de la aceitera vive un hombre, con su mujer y cuatro hijos, a quien se les dio el lugar en comodato y a cambio debe encargarse de limpiar el lugar, mantener y cortar los pastos lindantes a los vecinos”.
También confirmó que permanece en contacto con Ciarroca para tratar de mantener el predio en las mejores condiciones posibles, pero debido a su extensión se vuelve una tarea compleja.
“El lugar tiene cinco hectáreas divididas en tres predios: la ex aceitera; una cancha de fútbol que hoy está en uso y por eso se mantiene bastante; y una laguna de unas dos hectáreas y medio, que llega hasta el río. Es agua surgente, que genera vegetación abundante. Esa laguna es lo más difícil de mantener porque tiene mucha vegetación”, explicó.
Asimismo, admitió que no tiene intención de vender del lugar, sino que proyecta un desarrollo inmobiliario. “Se trabaja en firme para desarrollar un complejo que abarque las cinco hectáreas con una zona residencial residencial, zonas comerciales, gastronomía, desarrollo de la zona portuaria con guarderías náuticas, etc. Para ello estamos en diálogo con desarrolladores y con la Municipalidad que tiene que dar la factibilidad al proyecto”, adelantó.
Al respecto, consideró que “hay buena acogida del municipio para este tipo de emprendimientos, y de hecho, ya hay varios desarrollos inmobiliarios en la zona”. “Es un buen tiempo para este tipo de proyectos en Paraná”, consideró.
Si bien aclaró que aún no se presentó nada concreto, sí comentó que “en conversaciones informales, desde el municipio se manifestó que están interesados en analizar el proyecto. Pero todavía son conversaciones”.
Según Simmermacher, “se viene un desarrollo inmobiliario que va a dar muchísimo trabajo en la zona”.
Cronología de unos 70 años de aceitera
La histórica firma, en su origen a mediados de siglo pasado, se denominó Aceitera y Oleaginosas de Galizzi. Justamente, a fines de la primera mitad del siglo XX, la provincia otorgó los terrenos a la familia Galizzi para ese emprendimiento.
Con el paso de los años fue mutando en su denominación y propiedad. Entre otras, se recuerdan Cadepa, Glencore, y las más recientes en este siglo, Granier SA y Mariano Moreno Oleaginosas, hasta su último paso, como Aceitera del Litoral, propiedad de Simmermacher.