Un médico veterinario fue encontrado muerto en el interior de su domicilio con un balazo en la cabeza, en un sangriento hecho acontecido en el residencial barrio de Guadalupe Este. La víctima fue identificada como Pablo Alejandro Tardivo, un médico veterinario que contaba con 35 años, el que a media tarde de la víspera fue hallado sin vida en su vivienda de calle Javier de la Rosa al 300. El profesional tenía otros impactos en el cuerpo, según se pudo determinar.

Pablo pertenecía a una familia de reconocido prestigio, concepto que cada uno de sus integrantes supo conquistar a través de los años desde aquellos lejanos días cuando llegaron provenientes desde la localidad de Elisa, en el departamento Las Colonias, para radicarse en nuestro medio. Una vez que terminó sus estudios en la Facultad de Agronomía, Pablo se instaló con su veterinaria en la avenida Costanera, a metros de la Rotonda de Guadalupe.

Sin embargo, hace poco menos de tres años se mudó a pocas cuadras, en Javier de la Rosa al 344 -a escasos metros de la Basílica de Guadalupe- donde alquiló un local para el consultorio y al lado su domicilio particular.

A media tarde de ayer -cerca de las 17- el cuerpo sin vida del veterinario fue encontrado por un amigo que llegó hasta la casa y se extrañó al ver el negocio cerrado. Ante la inusual circunstancia, el amigo -un joven de 27 años, estudiante de Derecho- decidió ingresar al inmueble. Recorrió unos metros y llegó hasta el dormitorio donde observó al infortunado, tendido sobre la cama y cubierto con una sábana.

La situación no despertó mayores sospechas para el recién llegado, que habría dicho a los gritos: "¡Pablo te dormiste! Tenés que ir a abrir el negocio". Pero lo peor hubo de ocurrir una vez que el joven, ante la falta total de respuestas, corrió la sábana y frente a sus ojos apareció una escena macabra: el veterinario yacía muerto bañado en sangre.

Tras semejante cuadro, el amigo salió hasta la calle y comenzó a los gritos a pedir auxilio. Poco después, la policía llegaba hasta el lugar del hecho y comenzaba con sus tareas de rigor.

De los primeros informes surge con precisión que el deceso del profesional fue a consecuencia de tres impactos de arma de fuego, los que fueron realizados a corta distancia. El cuerpo del profesional presentaba dos heridas de bala en el cráneo: una a la altura de la sien derecha, la otra en el parietal y un tercer disparo que ingresó de lleno en la región del tórax.

Así las cosas, personal de la Brigada de Homicidios de la Unidad Regional I de Policía se hizo presente en el lugar y empezó a recoger los primeros rastros tendientes al esclarecimiento del crimen. En ese sentido trascendió que la muerte del infortunado dataría de entre 24 a 48 horas.

Fuentes de la pesquisa, manifestaron que no se encontraron violentadas las cerraduras de la casa, detalle por el que se cree que fue el propio profesional el que franqueó el acceso a su vivienda de quien, a la postre, sería su asesino.

Respecto de los posibles móviles del crimen en distintos ámbitos se barajan dos hipótesis. Una línea de investigación trabaja sobre la posibilidad de estar ante un suceso de índole pasional.

Por otro lado, existe también una fuerte sospecha de que el veterinario haya sido víctima de un vulgar hecho delictivo con fines de robo. Esta última posición encuentra su fundamento en el considerable desorden que se advirtió en dependencias de la casa. Cajones abiertos, ropa tirada por el piso, dan un fuerte indicio de que quien estuvo junto al veterinario estaba buscando "algo", como ser dinero u objetos de valor.

En este orden otros informantes también acercaron un dato sugestivo. En los últimos días había trascendido que Tardivo tenía pensado cambiar una camioneta de su propiedad, motivo por el cual quizás alguien especuló que contaría con plata en su poder. No obstante, resta esperar la evolución de la pesquisa para arribar a las primeras precisiones.

Los investigadores tratan de reconstruir las últimas horas de la víctima, y en ese sentido es de vital importancia el resultado de los peritajes que realizó en el lugar el personal de Huellas y Rastros, y de Planimetría, entre otros.

Esta mañana otra comisión estuvo en el domicilio del joven veterinario y se incautó de varias agendas, anotaciones, como así también realizó tareas de recolección de datos en la computadora personal del profesional.

Es de hacer notar que ayer a la tarde acudieron al lugar el propio jefe de la Unidad Regional I, Gabriel Leegstra; el jefe de zona, comisario Ibáñez; Bomberos Zapadores -que trasladaron el cuerpo hasta la morgue- y el juez de instrucción en turno, Carlos Ferrero, quien dispuso la realización de una autopsia.

Informe: diario El Litoral.