Chamuyo Palomita es el nombre de la revista que docentes y estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación (UNER) realizan con el objetivo de distribuir entre los internos e internas de las Unidades Penales n°1 y n°6 de Paraná. Esta acción de extensión en emergencia nace del deseo de continuar, de manera remota, con el trabajo que el Área de Comunicación Comunitaria que la unidad académica viene desarrollando en estas instituciones hace algunos años.

En tal sentido, Gretel Schneider, coordinadora de la acción, cuenta que el objetivo de esta publicación es “mantener un vínculo y no perder ese espacio, ese trabajo, esa trayectoria, que tenemos en esos ámbitos desde la Universidad. A su vez, quisimos generar un material que lleve a otro tipo de relaciones de comunicación y que signifique un momento de lectura y de compartir con otros, quienes están atravesando la convivencia forzada y el aislamiento que los aleja de las visitas” comenta. Y agrega que a este primer número “lo quisimos dirigir específicamente para esas personas, para que se encuentren nuevamente con nosotros, con la universidad, con el trabajo que ya veníamos haciendo, y con un código compartido que ya veníamos desarrollando”.

La situación relacionada al COVID-19 cambió la rutina de muchas instituciones, y la cárcel no fue una excepción. Quienes están privados de su libertad ahora también se encuentran privados de ser destinatarios de actividades educativas y esparcimiento, como de recibir comida, ropa, material de lectura o recreación por parte de sus familias. “La mayoría de las mujeres y varones que viven en las unidades penales en las que trabajamos son del interior de la provincia, y también de otras provincias, entonces esto los aleja muchísimo. Cuando uno tiene cerca a los afectos, se conecta con eso y deja de pensar, puede proyectar y activar los deseos, y estas condiciones se hacen muy difíciles en la cárcel, sin dudas”, expresa la investigadora de educación en contextos de encierro.

Extensión universitaria

Además del grupo de docentes y estudiantes que llevan adelante esta acción de extensión en emergencia, también se sumaron las ilustraciones de Rodrigo Barba -personal de la facultad–, y el diseño editorial a cargo de integrantes del Área de Gráfica del Centro de Producción en Comunicación y Educación.

“Todo este trabajo lo hemos hecho de forma remota, tanto planteando la edición, es decir los contenidos para la revista -que de todas formas ya teníamos planificado antes de presentar el proyecto-, como la producción a medida que nos íbamos encontrando en reuniones virtuales y por todos los medios electrónicos”, comenta Schneider.

Actualmente Chamuyo Palomita se encuentra a la espera de la impresión de su primer número. La revista cuenta con fragmentos escritos por los mismos destinatarios y destinatarias de la publicación, entre otros contenidos.

Para finalizar, Gretel Schneider reflexiona sobre la función que como universitarios y universitarias tenemos para aportar a esta situación: “Más que remitirnos a las bibliotecas, tenemos que remitirnos a escribir esta nueva experiencia. Y escribirla viviéndola, acercándonos a quienes nos necesitan, viendo de qué manera podemos hacerlo, y utilizar esas herramientas que aprendimos en la universidad, o aprender otras que no tienen que ver con lo académico. A veces alejarnos nos permite ver desde otro lugar, pero en este caso creo que hay que estar cerca, al servicio de quienes nos necesitan y hacernos preguntas. Estos tiempos son una fuente muy potable e interesante de conocimiento.

Fuente: UNER Noticias