La brecha entre “decir y hacer” y el énfasis en “el exterior sobre el interior” son dos aspectos que debemos considerar en nuestra propia vida, señaló el Papa Francisco en su reflexión antes del Ángelus este domingo 5 de noviembre, ante los fieles de todo el mundo congregados en la Plaza de San Pedro.

Desde la ventana del Palacio Apostólico, el pontífice dijo que tenemos que practicar lo que predicamos para ser testigos creíbles del Evangelio, así como cultivar nuestra vida interior para una sinceridad de corazón.

El Papa se centró en dos dimensiones de la lectura del Evangelio dominical que relata cuando Jesús habló de la duplicidad de los líderes religiosos de la época que “predican, pero no practican” y “hacen todas sus obras para ser vistos por los demás”.

Recordando cómo Jesús cuestionó la duplicidad de las vidas de los líderes religiosos de su tiempo, Francisco indicó que esto es algo que también debemos considerar: la distancia entre decir y hacer, predicar una cosa, pero hacer otra; consignó la agencia católica de noticias Aica.

Dijo que debemos estar en guardia contra esta “duplicidad de corazón que pone en riesgo la autenticidad de nuestro testimonio y nuestra credibilidad como personas y como cristianos”.

Practique lo que predica

Dadas nuestras propias debilidades, practicar lo que predicamos no siempre es fácil, reconoció el Papa. Y esto es especialmente cierto cuando desempeñamos un papel de responsabilidad en la vida, la sociedad o la Iglesia.

“Recordemos esto: ¡no a la duplicidad! Esta regla es siempre válida para un sacerdote, un agente pastoral, un político, un maestro o un padre: lo que dices, lo que predicas a los demás, comprométete a vivirlo primero tú mismo”.

“Para ser profesores respetados”, añadió, “necesitamos primero ser testigos creíbles, como nos recordó san Pablo VI”.

Verse bien versus ser bueno

Como consecuencia, agregó el Santo Padre, se deriva el segundo aspecto: la primacía del exterior sobre el interior. “Al vivir en la duplicidad, los escribas y fariseos estaban preocupados por tener que ocultar su inconsistencia para salvar su reputación exterior”, dijo.

 “De hecho, comentó, si la gente supiera lo que realmente hay en sus corazones, se habrían avergonzado y habrían perdido toda credibilidad”.

El Papa Francisco señaló que muchas personas buscan parecer justas, para “salvar las apariencias” manifestando un exterior hermoso para ocultar la inmundicia interior.

“Esta es una enfermedad terrible, especialmente para nosotros los cristianos, cuando el exterior prevalece sobre el interior”, afirmó. “A veces, también en la Iglesia, estamos tentados a salvar las apariencias, cuando deberíamos preocuparnos del interior para ser cristianos coherentes y creíbles”.

Para concluir, el Papa instó a los cristianos a plantearnos varias preguntas sobre nuestras propias actitudes.

“¿Tratamos de practicar lo que predicamos, o vivimos con duplicidad? ¿Nos preocupamos sólo de mostrar cuán impecables somos en el exterior, o cultivamos también nuestra vida interior en la sinceridad del corazón?”

Concluyó sus palabras antes del rezo del Ángelus pidiendo a la Santísima Virgen María que nos ayude a ser testigos creíbles del Evangelio.

“Acudamos a la Santísima Virgen. Que ella, que vivió en integridad y humildad de corazón según la voluntad de Dios, nos ayude a convertirnos en testigos creíbles del Evangelio”.