J.A.

De ANÁLISIS

Un viejo conocido del ambiente delictivo del barrio Consejo de Paraná, Martín Burdino, recibió una nueva condena por una causa que llevaba 13 años de trámite, pero mantendrá la libertad condicional que recibió hace un tiempo, tras un acuerdo de juicio abreviado. Afirma que su vida cambió y que se encuentra con un trabajo en blanco.

En su última sentencia del Tribunal Oral Federal de Paraná, en 2019, Burdino había recibido seis años de prisión efectiva por liderar una banda de narcomenudeo en ese sector que hoy es una de las zonas más calientes por las balaceras, a pocas cuadras de avenida Ramírez. En aquella investigación se comprobó además el agravante de que utilizaba a un hijo menor de edad para la actividad delictiva.

El hombre que hoy tiene 44 años tenía pendiente un expediente originado en 2012 por un procedimiento policial donde lo interceptaron con dos armas de fuego (una pistola Ballester Molina calibre 11.25 mm y otra Bersa Hunter Pro calibre 40 mm) con la numeración suprimida y, por lo tanto, sin la debida autorización legal. El 18 de noviembre de aquel año, efectivos de la comisaría de Viale persiguieron una camioneta VW Saveiro que luego fue abandonada por sus ocupantes, entre ellos Burdino. Allí encontraron las dos armas de fuego.

Por este hecho, Burdino admitió su responsabilidad y aceptó la calificación del delito por adulteración de armas de fuego en concurso real con la tenencia de arma de guerra sin autorización. Acordó cumplir una pena de tres años de prisión efectiva.

El acusado se encontraba cumpliendo la última etapa de la pena de la condena anterior. Su abogado defensor, Claudio Berón, llegó a un acuerdo con el fiscal Ad Hoc Dardo Barreto, de imponerle a Burdino una pena única entre ambas causas de seis años y 10 meses de prisión. A su vez, se determinó que cumpla la pena bajo el régimen de libertad condicional, considerando su proceso de resocialización.

Durante la audiencia ante el juez del TOF Roberto López Arango se planteó una discusión sobre la modalidad de cumplimiento de la pena. Inicialmente, se propuso dar por "compurgada" la pena, es decir, considerarla ya cumplida, basándose en el tiempo de prisión ya purgado de la condena anterior. Sin embargo, el presidente del Tribunal rechazó esta propuesta al considerar que no se encuentra regulada en el marco normativo actual.

En su lugar, tanto la Fiscalía como la Defensa propusieron una solución alternativa: extender el beneficio de la libertad condicional del que Burdino ya gozaba, considerando su avance en el régimen progresivo de la pena. López Arango valoró que, a pesar de que los hechos juzgados en esta causa datan de 2012 (casi 13 años antes de la sentencia actual) y que Burdino fue condenado por un hecho posterior (de 2016) antes que por el primero, el imputado había cumplido íntegramente su condena anterior y había demostrado un proceso de resocialización. Se destacó que había formado una familia, tenía hijos a su cargo, y contaba con un trabajo registrado como sereno en una empresa de construcción entrerriana.

El magistrado concluyó que disponer la detención de Burdino por una “cuestión técnica” no resultaría ajustado a derecho y tendría un efecto nocivo en su proceso de reinserción social, tal como lo ordena la Ley de Ejecución de la Pena Privativa de la Libertad, que busca la comprensión y el respeto de la ley por parte del condenado y su adecuada reinserción social. En consecuencia, se dispuso que la pena unificada se cumpla bajo el régimen de libertad condicional.

Un pasado pesado

Burdino es del barrio Consejo, una zona de Paraná donde su nombre se ha hecho fuerte con el correr de los años, de las balas y de la droga en las últimas dos décadas. Cuando era joven, quedó en el centro de la sospecha por un crimen que conmocionó a Paraná: el asesinato de Laurita Espíndola, ocurrido en abril de 2003. La niña de seis años estaba esperando el colectivo con su mamá, en la esquina de calles Vicente del Castillo y Tres de Febrero, a metros de la casa de Burdino. Ambas quedaron en medio de una balacera y un proyectil impactó en la menor, quien falleció poco después. El joven que venía protagonizando hechos de violencia en la disputa de la zona, fue acusado, llevado a juicio y absuelto por falta de pruebas, en una causa con graves yerros judiciales.

Más adelante, Burdino acumuló causas penales por violencia armada y venta de drogas. Pasó parte de su vida en prisión con diversas condenas. En 2016, estuvo cerca de ser emboscado a tiros por quien se había transformado en su rival: Gabriel Massat, el temible delincuente que se fugó de la cárcel y terminó abatido por la Policía cuando buscaba a Burdino para matarlo.

Ahora, el hombre dice que busca reencauzar su vida. Tiene un empleo registrado por primera vez y debe mantenerse alejado de cualquier delito para no volver a la cárcel.