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El Gato Negro abre su ciclo de cine invernal

Mientras el calendario avanza con la temporada fría del invierno, en Paraná hay lugares donde el tiempo se espesa y se vuelve otra cosa. Uno de esos refugios es el Gato Negro Cultural (Tucumán 355), que este domingo retoma su ya clásico ciclo de cine con un nuevo enfoque. A las 19:00, se proyectará Diario de un cura rural, dirigida por el francés Robert Bresson en 1951, una obra del cine espiritual y ascético, que inaugura una programación dedicada a las religiones, culturas y espiritualidades del mundo.

Desde su habitual tono poético, el espacio cultural ubicado en pleno centro de la ciudad propuso una reflexión: "El Gato siente que el mundo se va secando y partiendo grietas, y que la sed inherente de los seres no encuentra sosiego en una modernidad consumidora de virtuales espejismos vacíos". De allí surge la necesidad de buscar otras aguas, no tanto en las grandes respuestas, sino en las pequeñas revelaciones que el arte puede ofrecer. Durante todo agosto, cada domingo a la misma hora, se exhibirán películas que aborden la noción de lo sagrado desde distintas culturas y cosmovisiones.

El film de este primer encuentro es uno de los pilares del cine de autor europeo del siglo XX. Basado en la novela homónima de Georges Bernanos, y adaptado por el propio Bresson, narra la vida de un joven sacerdote en una pequeña aldea francesa. A lo largo de sus 115 minutos de duración, el espectador acompaña la lenta deriva física y espiritual del protagonista, quien intenta cumplir con su misión pastoral en un entorno hostil, atravesado por la desconfianza, la hipocresía y el dolor humano.

En esta pieza audiovisual los personajes parecen más guiados por fuerzas invisibles que por decisiones convencionales. El "cura rural", interpretado por Claude Laydu, se convierte en una figura frágil e incomprendida por una comunidad que no puede seguirle el paso en su búsqueda de la gracia. "Los que creen e indagan verdaderamente la esperanza revolucionaria de un mundo mejor son recibidos con miedo e intolerancia", anticipan desde la programación del ciclo, en alusión directa a los temas que plantea el film.

A lo largo del mes, se proyectarán otros títulos con esta misma orientación, en busca de la comunión entre cine y contemplación. Porque a veces, en los silencios de una película antigua, puede encontrarse una forma de resistencia. Y porque, como sugiere la programación, hay momentos en que mirar juntos puede ser una manera de empezar a creer.

La entrada a la función tiene un valor popular de $1.000. 

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