(*) Por Soledad Escoubué

Sol D´angelo, Licenciada en Terapia Ocupacional y coordinadora del taller cuenta que La vieja morera no es el primer espacio que se recupera, sino que por el 2004 también se trabajo en la Plazoleta Verde Limón. “Para aprender a hacer estos murales se contactaron a artistas que enseñaron como era la técnica, se hicieron salidas a la ciudad para ver como lo hacían otros, también insistimos mucho en el mantenimiento de la plaza para que sea otro espacio que sea ocupado, que no sea olvidado sino que la gente circule por acá y también para verlo mas lindo.”, agrega D´angelo.

Las imágenes elegidas para el muro se refieren a símbolos y personajes que intentan atraer un paisaje lejano al Hospital, mares, peces, sirenas, árboles y cielos son los protagonistas. Los azulejos, que son el material principal de la técnica utilizada, se pueden apreciar en distintas partes del muro recortados con formas geométricas y con tonos diferentes.

La inauguración de este espacio público es el resultado de una actividad que tiene una doble vertiente: por un lado es una acción clínica, ya que trabajan personas que reciben tratamiento en el Hospital. Y por otro lado es una acción política, que tiene que ver con la toma del lugar, la recuperación de espacios públicos, su resignificación y uso.

Aprovechando la ocasión, el evento sirvió como reunión de la comunidad hospitalaria y la presentación de los distintos talleres que allí se llevan a cabo, como son: el servicio del bar Los Cronopios, el Taller de cocina Delicias caseras, el Taller de elaboración de pizzetas La Perla, el Taller de Plástica, el Grupo de escritores Sin Goyette, Fotografía estenopeica y Radio La bisagra, que fueron parte de la intervención.

Silvana Suppo, coordinadora del Servicio de Terapia Ocupacional manifiesta que la inauguración de esta plazoleta tiene por fin postular el arte como otro ingrediente que se suma a la lucha contra la lógica manicomial “Esto tiene que ver, metafóricamente, con transverzalizar las salas de internación, con procurar otros espacios que puedan ser usados y resignificados de acuerdo a lo que cada uno pueda poner ahí. Es la construcción y es el uso.

La propuesta esta armada con fines terapéuticos, la excusa de una producción tiene que ver con un modo de abordar el malestar de los sujetos que atendemos y puntualmente en este dispositivo se incluyen pacientes internados y ambulatorios. La producción colectiva siempre da lugar al lazo social, y en esa línea apostamos a una cotidianeidad distinta en la institución, también pensamos y acompañamos la producción singular de quienes se incluyen, y eso tiene que ver con trabajar sobre el malestar”.

Manifiesta además que de esta forma se trabaja en la recuperación de espacios institucionales, una práctica terapéutica que se transforma en un lugar para los trabajadores, para mejorar las condiciones institucionales. Y es a partir de la ocupación y la transformación de esos sitios que se piensan también como parte del hospital. Todo esto en el marco del Servicio de Terapia Ocupacional, que esta atravesando una transformación interna con la inclusión de otros profesionales, en tiempos de una revisión intensa de la práctica, de inclusión de otras disciplinas, como el arte y la cultura. Cuenta Silvana que es en ese mestizaje de estrategias donde se va formando gente que esta interesada en el campo de la salud mental, y es así como se entiende la clínica enlazada también en la formación del recurso humano.

Arte y Salud Mental
Esta combinación del arte y la salud mental no nace en el Hospital Escuela de Salud Mental, existen en el mundo distintos referentes de este tipo de actividades. El frente de artistas del Borda es testigo de que otro abordaje al malestar es posible. Para ellos, el arte es la manera de trascender los muros del hospital y mostrar lo que sienten.

Alberto Sava, artista y psicólogo social, es fundador y director del Frente Artistas del Borda (FAB), en una entrevista afirmó: “Las personas, con sufrimiento mental que son artistas, tanto en el proceso creador como hasta la llegada a la producción y al exponerla, es que vuelven a vivir, se sienten otra vez personas, con las capacidades de sentir, pensar y hacer; y ven que no son objetos, no son un ladrillo más del hospital. Vivencian que son militantes de la vida y que son personas, sujetos revolucionarios. Y no es poca cosa.”

Y en ese sentido, el Hospital también sueña en colores. Con profesionales con vocación por la Salud Mental que todos los días repiensan su formación y práctica, encuentran en los talleres y actividades que se han relatado en estas páginas (y se seguirán contando) un lugar de lucha y resistencia contra el encierro, contra esa realidad hospitalaria que cansa, que agobia, y que más de una vez nos pintó de gris. Estas propuestas transformadoras hacen el intento de modificar la actitud de la sociedad frente al ciudadano con sufrimiento psíquico, aspiran a una posición solidaria y de lucha, más política, mas humana, más digna.

Las actividades y talleres que han logrado instalarse en la institución como dispositivos clínicos alternativos trabajan todos los días para legitimar su práctica, y actualmente se apoyan en la nueva Ley Nacional de Salud Mental 26.657, que piensan al tratamiento psíquico como un trabajo interdisciplinario, y donde la importancia radica en un cambio que construya una nueva cultura con lo diferente, abordando el malestar desde otras perspectivas, de diferentes miradas para aportar al proceso de desmanicomializar.

(*) Concurrente del Área de Comunicación del Hospital Escuela de Salud Mental.