Por Jorge Daneri*
Uno ve lo que en el mundo pasa con tanto de estos asuntos. Más tornados y ciclones, inundaciones, crisis nuclear, desaparición de islas por suba del mar, refugiados socioambientales, crisis del agua potable, desertificación en proyecciones geométricas y más y más.
Lo que sucede también aquí, en la tierra de los ríos, las aguas y la diversidad cultural y biológica que nos baña aún de bellezas y sueños. Pero también las verdades parciales de nuestras interpretaciones, de la gravedad de procesos diversos que tanto daño estan haciendo.
No hay más derecho para demorar esta norma. Solo corresponde hacer derecho ambiental y sancionar la norma tantos años esperada.
Tampoco tiene más derecho a su incidencia nefasta, algunos lobby corporativos que se estan enriqueciendo a cuesta de miles de provincianos contaminados por sus agrotóxicios y malditas enfermedades.
No tienen derechos los planificadores de más de lo mismo, de un modelo que se agota en las pudredumbres de la contaminación sin límites. No tienen derecho los Senadores a impedir el derecho.
Cuando veo la imagen de un niño con banderas orientando a un avión fumigando, o trabajando en los campos de alguna multinacional de prestigios transgénicos, solo puedo decir, Señores Senadores, cuál es su mundo? ... cual es su razón de ser y hacer política, qué intereses realmente ustedes representan, lo de estos chicos o los de aquellos del Norte y sus representantes lúcidos de nuestras tierras?
También es verdad, si la Justicia fuera Justicia, con las normas ya vigentes, no deberíamos esperar con tanta angustia el despertar de la cámara alta.
Algunos jueces, o mejor, Juezas, han dado el ejemplo, seguramente por esa sensibilidad de madre, y porqué no, como de madre tierra para interpretar el derecho y la realidad. Pero la realidad del poder sigue ahoracando las imposibilidades de un gran salto que esta dibujado en la nueva Constitución, pero imposibilitado de consturir en el día a día nuestro paisaje de verdes maravillosos del mundo de los abuelos nuestros, y ahora de un verde importado artificialmente de Monsanto, ese verde plástico que ha hechado a miles de seres humanos, contaminado nuestras aguas, emigrado nuestras aves, silenciado nuestros cantos, entristecido nuestros poetas y músicos.
Senadores, por favor.
* M´Biguá, Ciudadanía y Justicia Ambiental