Una de las repercusiones que tuvo el informe del programa Cuestión de Fondo (Canal 9 Litoral) sobre la realidad de los comedores comunitarios de Paraná, fue un pedido de investigación respecto de los controles que se realizan en estos lugares.

El planteo sobre una situación concreta por un posible desvío de los fondos que se reciben, derivó en un informe especial respecto de la realidad en la ciudad.

Para ello, se dialogó con el subsecretario de Articulación y Cooperación dependiente de la Secretaría de Desarrollo Social del municipio, Martín Collaud, y con el Coordinador de Programas y Servicios Alimentarios, Diego Godoy.

Collaud explicó que tras el inicio de la gestión en diciembre debieron “realizar un relevamiento de lo que había y lo que no había en materia de comedores comunitarios y asistencia alimentaria” y “en el marco del Consejo Social ‘Paraná contra el Hambre’ se hizo un reempadronamiento de comedores comunitarios y merenderos”.

“Con esos datos se pudo llegar al inicio de la pandemia que fue una fecha clave que nos obligó a salir a asistir y desde marzo se comenzó a atender a los comedores comunitarios. En abril se comenzó con una atención de 20 comedores, en mayo se incrementó a 45 y a la fecha se sostiene la asistencia en 85 comedores por semana. Lo que implica que hubo un 400% de incremento en esa asistencia en los seis meses de pandemia”, puntualizó.

Respecto de los números concretos, detalló que “la cantidad de la asistencia está cuantificada en raciones: hay 85 partidas semanales, que son 340 partidas mensuales y como el cálculo es 150 personas cada refuerzo, se trata de 51.000 raciones mensuales”.

El funcionario aclaró que “al inicio de la gestión, el municipio no contaba con un programa propio de asistencia a comedores y sólo se ayudaba a Copas de Leche y Merenderos, y por eso lo que se hizo fue trabajar con un sistema de refuerzos. Se entrega un refuerzo semanal que consta de alimentos secos y frescos que sirven para reforzar otras asistencias que reciben”.

“Hay comedores que tienen atención diaria, otros que lo hacen dos o tres veces por semana, y otros que surgieron en este contexto por movimientos sociales, vecinales, o religiosos que lo que hacen es atender con una vianda solidaria o la copa de leche por semana”, agregó.

Consultado por los controles específicos de estos lugares, sostuvo que “se trabaja a través de un sistema de empadronamiento que estuvo abierto hasta mediados de abril, una vez que cerró se venía asistiendo a todos los lugares reempadronados y a partir de ahora están llegando constantemente nuevos pedidos y demandas que se producen en los barrios. Por eso lo que se hace es ver qué tipo de demanda hay, ver sobre la zona qué tipo de comedores o qué tipo de asistencia alimentaria hay y se los va asistiendo”.   

“Además tenemos equipos de trabajo que paulatinamente asisten al lugar donde se cocina y se controla que llegue la ayuda alimentaria”, sentenció.

Agregó que “como se trabaja en el contexto de pandemia y en una situación particular y excepcional, el refuerzo alimentario es una ración para 150 personas que ellos se encargan de cocinar. Por esto, semanalmente tienen que declarar qué día y en qué horario estarán cocinando y a partir de ahí se hacen controles al azar una vez por semana”.

Puntualmente sobre la ONG “El Sueño Barrial”, especificó que “se reempadronó en su momento, y se lo está asistiendo semanalmente y además se asistió en dos oportunidades a efectuar controles en el lugar, donde se comprobó que la ayuda está llegando a la gente”.

Asistencia en Copas de leche y Merenderos

Por su parte, el coordinador de Programas y Servicios Alimentarios, Diego Godoy, informó que actualmente “se asiste a casi 11.000 chicos por semana, en alrededor de 130 merenderos de la ciudad, entregando una bolsa de cinco kilos de leche chocolatada, azúcar y galletitas surtidas”.

Remarcó que “desde que asumimos creció muchísimo la demanda, especialmente en las copas de leche que por el contexto de pandemia son sumamente necesarias”.

Aclaró que “los merenderos están trabajando en modalidad de vianda, con entrega de la leche en botellas, ya que no pueden recibir a los niños en el lugar como se hacía antes”. 

En cuanto al control que se efectúa, indicó que “hay una agenda semanal de visita asistencial que todos los días recorre los merenderos que asistimos para constatar la cantidad de chicos que concurren y que se esté entregando efectivamente el alimento”.

Puntualizó también que “cuando el merendero se anota en el municipio para recibir la ayuda se pide una solicitud de alta para tener un relevamiento de la cantidad de chicos que asiste al merendero y se piden todos los datos para poder corroborar que no haya otra copa de leche cerca, que no se superpongan los días ni se crucen los chicos. Se trata de tener el mayor control para que todo llegue a los chicos”.

El lugar apuntado

El encargado de la ONG “El Sueño Barrial”, Ramón Gutiérrez, contó a Cuestión de Fondo que la entidad funciona desde su creación en 2013, constituida formalmente con personería jurídica. Su principal actividad es la asistencia a niños y adultos con carencias, y hoy el comedor comunitario es la más importante.

El comedor funciona lunes, miércoles y sábados con modalidad de viandas. A partir de las 17 se reciben los tupper y las ollas y a partir de las 19 se retira la comida del día.

“Hoy son pocas las personas que asisten a buscar su cena porque se cocina con los pocos alimentos que se pueden recaudar, pero cada persona lleva varias porciones, porque come todo la familia. Actualmente se cocinan alrededor de 60 porciones por día”, explicó Gutiérrez.

De todos modos, comentó que “hasta hace poco tiempo se entregaba casi el doble porque asistía gente de otros barrios más alejados pero debido a la falta de insumos y recursos  hubo que dejar de entregarles porque no llegábamos a cocinar para tanta cantidad”.

En cuanto a los recursos del lugar, el vecino indicó: “Nos financiamos con un pequeño negocio de la familia, que el 50% de lo que se vende se usa para reponer el negocio y el otro 50% se usa para comprar los alimentos que se puede, no alcanza para mucho pero se va consiguiendo lo que se necesita para el día que tenemos que cocinar”. “El comedor funciona en la cocina de mi casa, con mi cocina, mis ollas, mi mesa y demás. Además los viernes se recibe un refuerzo de Comedores de la Municipalidad que consiste en alimentos secos, algunos purés de tomate y aceite”, admitió.

Consultado por la forma en que logró dicha ayuda, comentó: “Un compañero que sabía del laburo que hacemos nos anotó y gracias a Martín Collaud nos sumó a la lista de refuerzos”.

En tanto, sostuvo que “ante la provincia y la Nación se ha tramitado pero no hemos tenido respuesta favorable hasta el momento. Nunca desde el área de Comedores de la provincia se recibió nada, incluso cuando era ministra la actual vicegobernadora tuvimos charlas para poder obtener algo en el comedor pero nunca tuvimos respuesta”.

En ese sentido, reiteró que “el trabajo es voluntario y el comedor funciona gracias a donaciones que se recaudan”. “Antes de la pandemia se recorría la ciudad o se hacían rifas que ahora tampoco se pueden hacer porque no hay mucho dinero, la vecina del kiosco de enfrente nos dona pan cuando tiene y todo lo demás, lo mucho o poco que hay, se recauda a pulmón”, sentenció Gutiérrez.

En cuanto a los controles que reciben, dijo que “desde la Municipalidad han venido a controlar y se firman planillas cada vez que nos entregan los alimentos. De esa forma queda constatado que se cocina y se entrega, y a través de nuestra página de Facebook nos explayamos y cuando no se puede cocinar se publica por qué no se pudo”.