La Embajada de Italia en la Argentina distinguió un trabajo del periodista Fabián Magnotta

El “Premio Italia de periodismo 2014”, premio anual para periodistas argentinos otorgado por la Embajada italiana será entregado a los ganadores el martes a las 19 en la sede del Instituto Italiano de Cultura, sala Roma (Marcelo T. de Alvear1119, CABA) ,en ocasión de la muestra fotográfica ”Saderman, Retratos en Roma”.

El evento es organizado por la Embajadora de Italia, doctora Teresa Castaldo, conjuntamente con Expo Milano 2015 y elENIT - Organismo Oficial Italiano para el Turismo.

Ganadores

Los ganadores son:

Graciela Cutuli: Periodista de Turismo Página12 - Agencia ANSA. Buenos Aires.

Emilia Erbetta: Periodista, colaboradora en el suplemento de Cultura y Espectáculos del diario Página/12 y en las revistas Acción y Access. Además, es editora web de la revista Cultura y estudia Sociología en la UBA

Néstor Tirri: De Bahía Blanca, ensayista, actor y crítico de cine argentino, profesor, crítico del diario Clarín de Buenos Aires.

Florencia Carbone: periodista nacida en Gualeguay, Entre Ríos, corresponsal del diario La Nación.

Fabian Magnotta: director de Radio Máxima Gualeguaychú, corresponsal agencia DyN, periodismo de investigación.

También reciben menciones Alberto Moro, Maria Paula Martinez Nougués y

Alejandro Suárez

El artículo de Magnotta que ha sido premiado, se titula “Lágrimas en el río”, y es la historia, desconocida para muchos, del Padre Artemio Tessari, misionero italiano destinado durante 20 años a Villa Paranacito, en el delta de Entre Ríos.

Artemio, nacido el 12 de marzo de 1930 en Trebaseleghe (Padova), estudió Teología en Turín y allí se ordenó sacerdote en 1959, en el difícil mundo de la posguerra. Apenas pasados los 30 años fue enviado a la Argentina como misionero en Rosario, Villa Pompeya y Palo Santo. En 1972, con 42 años, llegó a Villa Paranacito, en el delta entrerriano.

Aquí, algunos de los párrafos del trabajo:

*“Entre ríos y montes dejó acaso el tiempo más rico de su vida, tan plena de convicciones y de compromiso. La ciudad donde él había nacido tenía más o menos la misma cantidad de habitantes que la Villa Paranacito que lo recibió: 12 mil almas”.

*”Artemio gestionó y logró las residencias para estudiantes de la zona. “Una de las dificultades de las islas es la distancia: largos trayectos desde la casa a la escuela. Y para quienes no conocen: hay que moverse por agua y no sobran las comodidades. Seguramente ello disminuía la ya escasa convicción sobre la necesidad de educar a los hijos. Además, las clases terminaban a las seis de la tarde y era un problema regresar cada día cuando el viaje para algunos duraba hasta tres horas”.

*“En los ochenta, el Padre Artemio conoció la desolación de las inundaciones en el delta. Cuentan que allí la palabra debió sostener a quienes querían irse porque estaban vencidos, o quienes pretendían recuperarse… pero estaban derrotados por la vida”.

*”Relatan que en Villa Paranacito organizó la huerta para enseñar a trabajar a los jóvenes. Pero el primero en arremangarse la sotana y tomar la pala era él mismo”.

*”Cada día, en la larga mesa del comedor de la capilla había un plato para quien pasara, en un abanico que iba desde obreros forestales hasta huérfanos, navegantes, embarazadas, maestros, supervisores. Con el pan al sol, la mesa tendida, dice Tejada Gómez”.

*”Las islas lo recuerdan cuando salía con su lancha y su megáfono a buscar a los chicos que faltaban a la escuela…”.

*”Con espíritu sereno pasó sus últimos años en la Casa Allamano en Alpignano. Murió un domingo, de un ataque al corazón. Era 27 de octubre de 2013, Artemio tenía 83 años. “Ha regresado a la casa del Padre”, dijeron en el Missionario della Consolata”.

*”Artemio nunca esperó ningún premio, pero de ellos y para él son las lágrimas que cada tanto despedazan la inmovilidad del río y navegan desde el Paraná al Mediterráneo como caricias disfrazadas de olas”.

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