Causa Hospital Militar: Vainstub y Schroeder señalaron a Torrealday como “encargado” de Neonatología del IPP

Por Betiana Spadillero Gaioli,
de ANALISIS DIGITAL

Ambigüedades en las reconstrucciones de los hechos caracterizaron la jornada de este viernes, que inició con importantes expectativas, ya que los hijos de Raquel Negro fueron derivados desde el Hospital Militar al IPP para su atención. Desde allí se trasladó a Sabrina Gullino al Hogar Huérfano de Rosario, pero lo que se intenta esclarecer es qué ocurrió con su hermano mellizo.

Algunos, como el cardiólogo Berduc, insistieron en la tesis de que el bebé falleció, pero los libros del Instituto indican una fecha de alta. ¿Quién lo retiró?, ¿qué médico le dio tratamiento?, ¿quién autorizó su ingreso? y, además, ¿cómo puede ser que las enfermeras hayan estado al tanto de la permanencia de hijos de una detenida política y los directivos no se hayan percatado de esa presencia?.

Las preguntas no encontraron respuestas certeras. Tampoco se pudo contar con el testimonio del médico Jorge Eduardo Rossi, quien presentó un certificado argumentando que “se encuentra en tratamiento ansiolítico”.

En el juicio por delitos de lesa humanidad están imputados Juan Antonio Zaccaría, y los ex integrantes del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario, Pascual Guerrieri, Juan Amelong, Jorge Fariña, Héctor González y Walter Pagano –quien sigue el debate en una sala continua.

Vainstub: “Nunca intervine en el asentamiento de ningún dato”

El médico Vainstub inició su declaración detallando los centros de salud donde se desempeñaba en 1978: “En el Instituto atendíamos en consultorio externo, a través de pacientes propios. Teníamos mucho trabajo, desde la mañana hasta la noche. Neonatología se inició en el ‘77”, apuntó.

Además, remarcó que en aquella época el personal lo integraban “siete u ocho” profesionales y un par de enfermeras. En esa línea, nombró que además de los socios atendían Mario Gallino, Jorge Baigorria, Enrique Mare y Salomone. “No había jerarquías, porque todavía estábamos organizándonos”, deslizó.

En ese orden, subrayó que “en su inicio era una institución abierta, los médicos de Paraná traían a los chicos, los trataban y ellos mismos le daban el alta”. Incluso insistió en que “cualquier médico” podría internar pacientes “sin que se intervenga”.

Respecto a las guardias especificó que “eran de 24 horas” y “todos” los profesionales las hacían. “Eran generales, no había una para consultorios externos y Neonatología por separado”, diferenció.

Interrogado por la abogada querellante Florencia Amore sobre la registración de los pacientes, manifestó: “No seguía eso porque no estaba preparado. Pero creo que los apuntes lo hacían en enfermería y la chica de la administración. Nunca intervine en el asentamiento de ningún dato”. Igualmente, descartó que otro de los médicos haya realizado un seguimiento del libro de ingreso.

En cuanto a las historias clínicas, entendió “que fueron guardadas en un sótano, con un tanque y en una pérdida de agua se mojaron y se perdieron”.

“De todas las instituciones venían, porque era la primera especializada. Y si los pacientes eran trasladados, llegaban con la derivación, con sus datos y estado de salud. Generalmente los casos eran de urgencia y muchos datos no figuraban en la internación, después se completaba por el médico de cabecera en la unidad”, acotó. Mientras que sobre la afirmación de una testigo de que los mellizos fueron buscados por una ambulancia del IPP, no dio datos al respecto.

En concreto, sobre el ingreso de mellizos en el ’78 y de bebés anotados como NN, expresó: “Honestamente no lo tengo en el recuerdo. Me sorprendí cuando vi el libro de ingreso”, afirmó, en coincidencia con Torrealday. Interpelado por el Tribunal, el médico tampoco pudo responder la situación irregular que quedó registrada en la documentación del IPP.

En forma algo confusa, Vainstub trató de explicar cómo fue que tampoco se buscó la historia clínica de los menores, ya que si estaban internados debía ser por alguna descompensación o problema de salud.

“En absoluto”. Aseguró luego ante la pregunta de si supo que en la entidad haya estado el hijo de alguna detenida política. Asimismo, negó en forma contundente que su esposa haya ingresado a Neonatología, como lo indicó una testigo: “Es una cosa descabellada”, asentó. Y aclaró que su familia iba a visitarlo pero no estaban en las salas, sino en un patio del Instituto.

Sobre la importante diferencia entre los montos en la atención de los mellizos, no dio precisiones. De hecho, no logró dar razones de que figure en el libro Hospital Militar en lugar del Instituto de Obra Social del Ejército (IOSE).

Más adelante, refirió que cuando el menor tenía “problemas cardiológicos el médico de cabecera convocaba al doctor Berduc”. Al respecto, amplió: “Berduc llevaba pacientes solamente cuando nacían con una cardiopatía y a lo mejor lo internaba, pero no puedo dar fe que lo haga en forma permanente”.

En tanto, sostuvo que “en el IPP no se dio ningún chico en adopción, porque eso requería un trámite legal, es otro mecanismo, en el que el Instituto no tenía nada que ver”. Sobre el alta de los menores, aseguró que “cualquiera podía ir a retirarlos”, ante la repregunta de la querella insistió: “No hacíamos un control sobre eso”.

Por su parte, consultado por el Ministerio Público Fiscal el médico afirmó que tomó conocimiento de los hechos cuando se entrevistó con la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.

Finalmente, aseveró que el IPP “no estaba preparado para atender un bebé con una cardiopatía congénita”, puesto que “necesitaba un tratamiento en un centro especializado que en Paraná no había, habría que derivarlo a Buenos Aires o La Plata”. No obstante, interpretó que si NN López -como fue anotado el hermano de Sabrina- tenía fecha de alta, es porque salió de la entidad “con vida”.

“Era un sistema abierto”, asentó Schroeder

El testigo precisó que en el IPP “era médico de guardia y tenía un consultorio externo”, su especialidad era pediatría y posteriormente se formó en neonatología. Schroeder ratificó que los socios compartían el mando de la entidad “las decisiones se tomaban entre todos”, aunque “generalmente Torrealday era el que mayormente llevaba la parte de neonatos”.

“Era un sistema abierto, cualquiera podía atender ahí”, apuntó luego, en sintonía con su predecesor. En cuanto a la registración, indicó: “La persona que hacía la parte administrativa era un desastre y pudo haberse olvidado de algunos datos”. En ese orden, para explicar que un bebé esté anotado como NN dio diversas hipótesis, tales como que “era del interior de la provincia o tenía un nombre raro, difícil de anotar, en extranjero o que no era aceptado por la legislación”.

“Generalmente en la cuna decía el nombre de los padres, no tengo registro de que no haya habido padres”, aseveró. A pesar de que admitió que en la sala no había más de “nueve chicos”, insistió en que no vio nada fuera de lo normal en los primeros meses de 1978.

“En todo momento se atendían mellizos”, deslizó luego, evitando especificar si tuvo conocimiento del arribo de los hijos de Negro y Edgar Tulio Valenzuela. De hecho, negó enterarse de que haya estado internado el bebé de una detenida política, aunque las enfermeras supieron “de oídas” sobre el hecho.

Las respuestas imprecisas se repitieron respecto al traslado de los pacientes, así como su atención, marcando permanentemente al “médico de cabecera”, el cual no pudo detallar. Tampoco logró justificar la diferencia de montos entre las atenciones ni el alta de los niños. “Acá aparece un egreso”, ironizó señalando el libro, ante la consulta si uno de ellos podría haber fallecido en el IPP.

Al igual que Vainstub, sostuvo que “cualquiera podía retirar a los niños”, sin presentar ninguna documentación. Y negó que se lleven a cabo adopciones en el centro de salud.

En su declaración, el médico respondió con evasivas e imprecisiones. Además, se lo vio muy nervioso, jugando por momentos con sus anteojos, que pasaba de una mano a la otra.

Vainstub y Schroeder señalaron a Torrealday

Tras el receso, la querella pidió que convoquen a Torrealday para que participe de un careo con los testigos de esta jornada. Según precisó el abogado Lucas Ciarnelo -representante de Abuelas-, las contradicciones versaban en relación a la organización de Neonatología en el IPP.

En primer término, se carearon los médicos Vainstub y Schroeder ante el Tribunal Oral Federal. Frente a la consulta de la querella, Vainstub aseveró: “No era la figura de jefe, pero Torrealday era el encargado de la unidad”, y su socio coincidió.

El otro punto nodal refería al control de los médicos de cabecera. “Nosotros no teníamos injerencia”, respondieron a coro los profesionales. Luego, reafirmaron que “el médico de cabecera era el que hacía el seguimiento de los pacientes”. En esa línea, Vainstub se desdijo de su declaración: “En un pantallazo de la unidad, Torrealday se fijaba en la organización interna, pero no en los pacientes”, diferenció.

También aclararon que no había un jefe designado para el trabajo de las enfermeras, pero que Torrealday tenía preeminencia. De acuerdo a la argumentación de la parte acusatoria, estos datos podrían aportar a la búsqueda de la verdad de los hechos, porque quedaría claro quién pudo autorizar el ingreso de los mellizos de la detenida-desaparecida.

Confirmaron que el "médico de guardia iba en la ambulancia"

Pasado el mediodía declaró quien fuera secretaria administrativa del consultorio externo del IPP. La mujer explicó que “no tenía acceso a las historias clínicas”, ya que sus funciones eran otras: “No estuve nunca en internación”, apuntó.

Consultada por el querellante Álvaro Piérola, señaló: “Cuando empecé a trabajar en el ’73 el que nos mandaba era Torrealday, luego se iban rotando con Rossi, Vainstub y Schroeder. Ellos se encargaban de manejar el personal, las enfermeras, nos controlaban, firmaban las planillas para llevar a las obras sociales”.

Puntualmente, sobre el funcionamiento del Instituto en 1978, la deponente dio precisiones sobre la disposición de las salas. Sobre la guardia, manifestó que eran varios los médicos que cumplían esa función y que eran ellos los encargados de “completar los registros de los pacientes”.

A pedido del fiscal José Ignacio Candioti, le mostraron el libro de ingreso, el cual dijo que nunca había visto. Mientras que en relación al traslado de pacientes confirmó que el “mismo médico de guardia era el que iba en la ambulancia”, es decir, que “también se encargaba de la internación”. Igualmente, indicó que “iban a muchos lados”, en referencia a si recibían pacientes del Hospital Militar.

Torrealday no se “sentía encargado” sino “parte de un grupo”

Personal del Juzgado logró localizar a Torrealday a fin de que amplíe su declaración. “Nosotros veníamos trabajando desde los consultorios. Y nos preparamos para cometer la actividad de neonatología, que en ese momento no existía en Paraná”, contó, al tiempo que reiteró: “Éramos médicos comprometidos con los recién nacidos, con el conocimiento científico y decidimos hacer esta inversión, que no fue fácil”.

“Mi actividad fundamentalmente estaba orientada a la atención del chico y la parte administrativa no la teníamos en cuenta, en las primeras épocas nos era indiferente. Luego nos empezó a importar, cuando tuvimos que pagar créditos”, agregó. Al respecto, expresó que buscaron a una secretaria “que venía con experiencia” en la materia.

Respecto a la declaración de la ex secretaria sobre la superposición de tareas durante la guardia, replanteó: “Si estaba de guardia y había una emergencia, daba las indicaciones y volvía a mi tarea”, sin dar mayores precisiones.

Lo mismo ocurrió sobre el funcionamiento de Neonatología: “Era consultado probablemente porque era el que tenía más conocimiento. Yo no me sentía encargado, me sentía parte de un grupo”, especificó. “Era un socio más que estaba dispuesto a aportar cuando me lo pidieran”, abundó.

Visiblemente nervioso, el deponente corroboró que las enfermeras “nunca” lo consultaron sobre la permanencia de mellizos anotados como NN. “No tengo por qué decirle una cosa diferente, ayer hice un juramento”, enfatizó. Sin embargo, ante la repregunta de los menores que no tenían médico de cabecera, fue igualmente evasivo.

La causa

La investigación tuvo su inicio en la denuncia realizada el 18 de mayo de 2005 por el entonces coordinador del Registro Único de la Verdad, Guillermo Germano. En la presentación hizo referencia a dos clases de hechos: la internación de mujeres en estado de gravidez en el Hospital Militar de Paraná, quienes se hallaban privadas ilegítimamente de su libertad; y el asesinato y entierro clandestinos de personas en el Escuadrón Comunicaciones

En ese contexto, se investiga la apropiación de los hijos de Negro, quien fue detenida ilegalmente al igual que su pareja Edgar Tulio Valenzuela y su hijo menor Sebastián Álvarez, el 2 de enero de 1978 en Mar del Plata. La mujer fue trasladada desde la Quinta de Funes en Rosario hasta el nosocomio castrense, donde dio a luz a los mellizos.

Foto: Mesa Juicio y Castigo

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