Eduardo López tiene 50 años y hace una década que conduce el club rosarino con un estilo misterioso y personalista; envuelto en varias causas judiciales, su figura genera polémica y una fuerte oposición. "En Newell´s, el fútbol es todo. Newell´s es un club de fútbol". Eduardo López, de 50 años, de estilo personalista, piensa así y desde diciembre de 1994 dirige bajo esa consigna los destinos de Newell´s. Construyó un modelo de club donde los deportes amateurs no tienen cabida y sólo importa el desempeño del plantel de fútbol de primera división, hacia donde orienta todos sus esfuerzos. Newell´s cuenta hoy una vida social y deportiva nula, lejos de los 40.000 socios activos que supo tener dos décadas atrás.
Pese a soportar momentos de críticas duras, que le valieron en algunas ocasiones el insulto del estadio entero en forma de cántico tribunero, fue cumpliendo sus objetivos. En 1997 amplió la capacidad de la cancha a 37.000 localidades y sueña con tener terminada la segunda bandeja de la general norte para la Copa Libertadores de América de 2006.
Los hinchas entran gratis en la popular en los partidos que se juegan en el Coloso a partir de la creación de la categoría Socio Estadio, con la que se evitan pagar una cuota. De este modo, el número de asociados de cancha -no están habilitados para efectuar ninguna otra actividad- trepó a 50.000. "El hincha tiene derecho a ir a ver a su equipo sin pagar un centavo", contó alguna vez. Y esta es, también, una forma velada de permitir el ingreso a la tribuna de la barra brava rojinegra. En ese aspecto, López negará la existencia de la barra, aunque mantiene vínculos estrechos con ella.
En agosto de 2000 decidió presentar al club en convocatoria de acreedores ya que la deuda de la institución superaba los 40.000.000 de pesos. "No somos como Racing", advirtió. La pesificación producida por la crisis de diciembre de 2001 jugó en favor del proceso, que además fue sostenido por sus buenos contactos con la justicia local.
Obsesionado por contratar figuras de peso, su primer intento fue la llegada del volante colombiano Carlos Valderrama, en enero de 1994, pero se frustró sorpresivamente por motivos nunca aclarados. Sí contó con Ricardo Rocha, Luis Islas, Sergio Goycochea y los técnicos Héctor Veira y el croata Mirko Jozic, entre otros. El último golpe fue Ariel Ortega, una contratación complicada porque la desvinculación de Fenerbahce parecía imposible. Pero López sabía que lo traería a Rosario y destrabó la operación por 3.500.000 dólares. Dinero, por cierto, obtenido por la venta de Mauro Rosales a Ajax, en cinco millones de euros.
Guarda con celo el valor de las contrataciones como si se tratase de un secreto de estado, por eso siempre que se habla de cifras, son extraoficiales. Esa conducta le vale la crítica unánime de la oposición por la falta de claridad en los manejos del club y el destino de las millonarias transferencias a Europa.
Por largo tiempo, Eduardo López explotó el Bingo Montparnasse, mediante un recurso de amparo que generó muchas controversias, ya que al no existir una legislación sobre el tema en la provincia, su funcionamiento constituía, a priori, una transgresión a la ley. La sala de juegos, en la calle San Lorenzo, en pleno centro de la ciudad, funcionó hasta 2001, cuando él mismo decidió bajar la persiana, días antes del inminente cierre dictado por la Justicia.
Actualmente es propietario del Diario El Ciudadano y de LT3 AM680, una farmacia y una estación de servicio. Sospechado de irregularidades en sus actividades comerciales, en 2003 la AFIP le realizó un allanamiento que derivó en el inicio de una causa en la justicia federal por "evasión fiscal agravada", que se tramita en el Juzgado Federal N° 4, de Rosario, a cargo del magistrado Omar Digerónimo.
De bajo perfil, sus días transcurren en las oficinas céntricas situadas en los altos del Bingo, desde donde maneja con la agudeza de un preciso ajedrecista los movimientos del club. Y en el hotel Riviera, donde almuerza y cena de manera liviana, sin tomar alcohol, en una mesa ya determinada.
Un paquete de cigarrillos Benson & Hedges es su compañero inseparable, aunque hace ingentes esfuerzos por dejar de fumar, al menos por las mañanas. Suele reunirse con algunos dirigentes y periodistas de extrema confianza. En ese aspecto supo establecer una red de contactos y capitalizarlos en su favor, en la búsqueda de obtener el favor de los hinchas que van al estadio. De excelente relación con Julio Grondona, titular de la AFA, todas las decisiones políticas de Newell´s pasan por sus manos.
Fanático de la Fórmula 1 y del alemán Michael Schumacher, resuelve las incorporaciones de los jugadores con absoluta celeridad, virtud que todos le destacan. Sin embargo, los ídolos de la institución del Parque Independencia no han gozado durante la era López del reconocimiento ganado con el público. A tal punto que futbolistas como Gustavo Dezotti, Gerardo Martino y Roberto Sensini no tiene cabida en la institución.
El proceso que desembocó en las frustradas elecciones del domingo último estuvo signado por acusaciones cruzadas, en el ámbito judicial, entre el oficialismo y la oposición. López tejió una maraña legal con sus aceitados contactos dentro de los tribunales para lograr su reelección sin ir a las urnas. Pero lejos de cualquier discusión, el mandamás rojinegro goza de sus mayores días de gloria al frente del club rosarino.
Fuente: La Nación.