Quien intente convertirse en el nuevo dueño del Banco Suquía deberá estar dispuesto a poner dinero sobre la mesa, al menos si es que el segundo llamado a licitación convocado por el Banco Nación, que desde hace 20 meses administra esa entidad, mantiene hasta el final el espíritu con que ha sido lanzado. La conclusión surge de analizar el mecanismo de calificación de los oferentes que promete utilizar en esta oportunidad la comisión encargada de su enajenación (un ámbito en el que conviven representantes del Banco Nación, del Ministerio de Economía, del Banco Central y del Fondo Fiduciario de Reestructuración Bancaria). En principio, existirían varios interesados, según se informó desde ámbitos oficiales.
En un intento por ser más transparente, el proceso se basa en un sistema de puntaje que premia a quienes ofrezcan inyectarle dinero fresco a la entidad (que necesita ser capitalizada) y castiga a los que -para hacer lo mismo- pidan el auxilio del Seguro de Depósitos (Sedesa) o del propio fondo fiduciario antes mencionado; es decir, para los que busquen financiar la adquisición con fondos que el propio sistema bancario local tiene reservados para atender a los ahorristas o la reestructuración de entidades.
"El sistema de calificación supone asignar 20 puntos: 12 están en función del aporte de capital comprometido, cinco, por el plan de negocios y acción que se presente y otros 3, en función del personal que asuman mantener en funciones", explicó una alta fuente del Nación, la entidad vendedora. El Suquía tiene más de 1200 empleados.
A esto se agregan cinco puntos que restan en función del auxilio que el oferente solicite para hacerse cargo de la entidad, a la que en el mercado se la considera como la "más vendible" de las tres (las otras son el Banco de Entre Ríos y el Bisel, que intempestivamente abandonara en medio de la crisis su anterior dueño, el estatal francés Crédit Agrícóle).
El mecanismo ideado busca favorecer un "aporte extrasistema", según explican. "En el proceso anterior se adjudicaba al que menos ayuda pedía. En éste se le da prioridad a quien más aporte de capital le haga al banco", precisaron al diario La Nación fuentes consultadas.
El anterior llamado a licitación para la venta del Banco Suquía fue el único proceso que llegó a sus instancias finales, habida cuenta de que tanto en el caso del Bisel como en el del Bersa, llegado el momento de presentar credenciales no hubo nadie que declarara estar interesado en tomarlos.
Por el contrario, por el Suquía compitieron tres grupos: el banco Banex (ex Exprinter y dueño del Banco de San Luis), el grupo Roggio (anterior dueño del banco hasta el año 2000) y el empresario inmobiliario cordobés Bugliotti, a la cabeza de lo que dio en llamar el Grupo Dinosaurio.
La propuesta de Bugliotti fue objetada por el BCRA, lo que abrió un final entre Roggio y el Banex. Pero como la oferta económica del Banex era mejor, se creyó que el banco le sería adjudicado.
Sin embargo, una gestión del gobernador cordobés, José Manuel De la Sota, ante el presidente Néstor Kirchner impidió la adjudicación ("temía, tras el ingreso del San Luis, una operación de los Rodríguez Saá", confiaron entonces a La Nación), lo que obligó a declarar desierto el proceso.
Ahora, como en la zamba, se va la segunda, pero con cambios. Los oferentes tendrán que presentar un solo sobre (antes fueron dos: uno técnico y otro con la propuesta económica) y esperar el veredicto.
Varios interesados
El proceso de venta del Suquía comienza este miércoles, con el ofrecimiento de los pliegos, los que podrán ser adquiridos hasta el 26 de este mes inclusive. En tanto, la apertura de los sobres con las propuestas de los oferentes se celebrará el próximo 29 en la casa central del Banco Nación, según lo comunicado por la entidad.
En la entidad vendedora aseguran que hay varios interesados. "A los que ya ofertaron, y que se estima que volverán a hacerlo, hay que sumarles un grupo italiano, una compañía de seguros que controla una casa bursátil en Rosario y un grupo chileno interesado en ingresar en el negocio de préstamos", reseñan.
Pero, ante la posibilidad de que el proceso vuelva a fracasar, en el Banco Central ya tienen un plan B: se trataría de fusionar al Suquía con otras entidades crediticias de la región centro del país que también deberían venderse, para generar un gran banco privado de carácter regional.
Fuente: La Nación.