Por Esteban Folador*
En este contexto los nuevos actores exigen un nuevo rol de parte de los políticos que quieren conquistar su adhesión.
Entre mediados de los ‘50 y los ’60, en los Estados Unidos, de la mano de Joseph Napolitan y la George Washingtong University, se acunó el término de “consultor político”. Juntos hicieron de la comunicación política una herramienta insustituible para cualquier campaña madura y profesional. En Argentina estas técnicas no entraron en vigencia hasta el advenimiento de la democracia, las campañas nacionales tuvieron un nuevo aire y las campañas provinciales carecían de toda estructura profesional, más allá de alguna delicada pluma.
No fue sino hasta hace aproximadamente diez años que estas técnicas empezaron a tener vigencia en las provincias, donde elementos como la publicidad, la comunicación, el marketing y las encuestas empezaron a jugar el rol que hace 50 años tienen en países de tradición democrática ininterrumpida.
Comenzó de esta manera el camino donde se comunica una idea mediante los mass media, una lógica que obedece a los cambios de paradigmas y nuevas maneras de interactuar. Ejemplificando esto: Es mucho más redituable ingresar a un hogar en el cual la participación política es nula mediante los medios de comunicación masivos emitiendo un mensaje emotivo sencillo que relata una historia fácil de comprender. A congregar a multitudes que acuden a un reunión "masiva y espontánea" donde un dirigente les indica el camino a seguir. En ese espectáculo vernáculo uno puede ver como los sujetos son despojados de todos los derechos políticos, sociales y civiles trasladándose inclusive a tiempos previos a 1789. Este cambio de la manera de comunicar es uno inteligente. Se llega a sujetos que jamás irían a una reunión de estas, ni siquiera cuando se trata del partido político más “paquete” del momento.
Existe en este espectro dirigencial el pseudo-adaptado que, mediante rústicos conocimientos intenta, llevar adelante una campaña política realizando encuestas con militantes que tienen un compromiso con el candidato, su función no es llevar malas noticias. Estas experiencias son trágicas en la campañas, o en le mejor de los casos intenta auto diagnosticarse soluciones que provee un consultor político. Dirigentes de este tipo se suicidan con datos científicos
Esta nueva manera de comunicar está de la mano de un nuevo sujeto político que: No tiene tiempo de leer larguísimas columnas de opinión, no le interesan las peleas de los políticos y piensa expeditivamente con la lógica instantánea que ofrecen las plataformas informáticas de comunicación y está poco informado, consume espectáculos televisivos de entretenimiento Detesta las concentraciones masivas políticas y ve a los partidos políticos como instituciones “démodée o vintage”.
Con este actor político se conjugan los residuales y fundamentalistas de las instituciones partidarias y las minorías debidamente informadas capaces de hacer una “elección racional” entre dos o más candidatos.
Esta correlación de sujetos políticos nuevos y tradicionales, hacen que el candidato deba tener una sutil delicadeza en las interacciones con los públicos a los que quiere direccionar los diferentes mensajes, que deba elegir cuidadosamente los canales por medio de los cuales llegarán los mensajes. Cuando todos estos ítems son tenidos en cuenta por un político en campaña estamos frente a uno que es moderno, adaptado y está haciendo precisamente lo que sabe hacer y para lo que fue formado. Los demás están una actividad que será cualquiera menos política.
*Licenciado, profesor universitario y consultor.