Kamarr anoche tuvo una de sus mejores actuaciones en el Carnaval del País. Fotografía: Prensa del Carnaval.
Por Nahuel Maciel
(Desde Gualeguaychú)
El Carnaval del País 2025 resplandece con el nombre de una figura honrada en el latir mismo de Gualeguaychú: “Ana María Gelós de Peverelli”. Un homenaje que surge del alma del Corsódromo, como un eco que resuena a través del tiempo, reconociendo a una mujer cuya dedicación por el carnaval fue tan profunda y envolvente como la misma magia de este espectáculo.
Ana María, esposa de Antonio “Pirincho” Peverelli e hija de don Ruperto Gelós, vivió en las entrañas del Club de Pescadores, allí donde el carnaval se sentía como una pulsación, una herencia de amor y pasión por la cultura.
Ella fue la arquitecta de un espacio donde generaciones se formaron, y donde el arte de la fiesta se transformaba en vida misma. Su incansable labor dejó una huella en el corazón del carnaval, un latido que sigue vivo, y que este año, con especial ternura, celebra su memoria como un faro de la cultura local. Ana María Gelós de Peverelli sigue siendo un ícono, un pilar fundamental que sostiene con su espíritu imperecedero, la historia de esta gran fiesta.
El público -20 mil espectadores según los organizadores- desde las gradas parecían como un mar agitado por vientos impetuosos. Y anoche vibró al unísono, mientras sus almas danzaron al ritmo frenético de los tambores y las luces que surcaban el aire como estrellas fugaces.
Cada aplauso fue como un trueno en el cielo de la emoción colectiva. Y anoche, el Carnaval volvió a derrotar a la lluvia y al mal tiempo.
La multitud, atrapada en el hechizo del carnaval, se convirtió en un solo ser: un río de emociones desbordadas, un torrente de energía que fluyó libremente en cada gesto, en cada paso, en cada nota musical. Fue el alma del pueblo liberada y fue una celebración casi infinita.
Así, en el vibrante escenario del Corsódromo, las comparsas de Gualeguaychú se presentaron con propuestas que desbordaron creatividad y emoción, cada una reflejando un mensaje único a través de la danza, el vestuario, la música y las carrozas.
Kamarr, con su poderosa temática de “Eclipsia”, invitó al público a reflexionar sobre la lucha interna entre la luz y la oscuridad, a través de una narrativa visual cargada de simbolismo y emoción. Por su parte, Ará Yeví presentó “Endiablada”, una travesía espiritual y mitológica que fusionó lo sobrenatural con lo festivo, destacando la lucha por la unidad y la transformación. Ambas comparsas –con sus temáticas específicas- viven el carnaval no solo como un espectáculo, sino como una invitación a enfrentarse a las propias luces y sombras y generar el diálogo necesario para vivir la cultura del encuentro.
Mientras tanto, Papelitos resalta -con su propuesta “Iguales”- el concepto de la inclusión y la igualdad. Los “Leones” del Oeste cuentan la historia de un hada y su lucha contra las divisiones sociales, buscando unir a los seres humanos sin importar sus diferencias. A través de coreografías de liberación y trajes brillantes, esta comparsa mostró que la verdadera belleza del carnaval radica en la autenticidad y la aceptación mutua. Finalmente, Marí Marí, con su temática inspirada en la literatura clásica como “Ítaca”, trasciende los límites de la tradición y más que ensalzar los laureles del héroe o las victorias en la guerra, valora las tribulaciones que forjan el espíritu humano. La enseñanza es clara: no hay destino sin aprendizaje ni amor que transforme.
Así, “Ítaca” ya no es un lugar físico sino un símbolo: el de los anhelos y la esperanza que impulsan el viaje, para que sin importar el rumbo o el camino “siempre se regrese a casa”.
Así, las cuatro comparsas no solo ofrecen un despliegue visual emotivo y sorprendente, sino que invitan a la reflexión sobre temas tan universales como locales: la lucha interna, la igualdad, el diálogo de las culturas y la transformación personal.
Kamarr es “Eclipsia”
Kamarr presenta este año el tema “Eclipsia”, que le permite reflexionar sobre la lucha interna de cada ser humano, representada a través de la batalla entre los Lobos Negros (ambición y codicia) y los Lobos Blancos (bondad y paz). Bajo la dirección de Leo Rosviar, la comparsa crea una narrativa visualmente impactante, donde los cuerpos se transforman en sombras y luces en un escenario simbólico.
El vestuario, diseñado por Evaristo Ayala y Celeste Airala, resalta el contraste entre la oscuridad y la esperanza a través de las texturas y colores de los trajes. La música de la banda “Caravana de Carnaval” y la batucada “Tempo do Samba”, dirigida por Fabián Iturburúa, intensifican la atmósfera de la lucha interna. La pasista Daiana Delgui y la coreografía de Lucas García completan la energía de la presentación, que se convierte en una obra multidimensional que conecta con el alma del espectador.
Las carrozas, diseñadas por Rosviar, simbolizan la guerra interna entre el bien y el mal, y el maquillaje de Nina Delmonte transforma a los artistas en seres mitológicos. En conjunto, Kamarr no solo ofrece una representación artística, sino que invita a reflexionar sobre la capacidad humana de elegir la luz en medio de la oscuridad.
Su momento más vibrante fue con la batucada y el arte de su pasista. Una emoción que subió a las tribunas y bajó a la pasarela convertida en ovación.
Ará Yeví está “Endiablada”
La comparsa Ará Yeví, dirigida por Guillermo Carabajal, presentó su espectáculo “Endiablada” en un Corsódromo que la recibió con pasión y energía. La temática fusiona lo mítico, lo espiritual y lo festivo. Su narrativa, que comenzó con un pacto entre el Rey Momo y Supay, el dios del inframundo, lleva a los espectadores a través de un viaje hacia las sombras y la luz del carnaval.
El vestuario de Adrián Ghiglia y Emanuel Pérez representó visualmente la dualidad entre la oscuridad y la pureza, mientras que las carrozas, diseñadas con gran maestría, evocaron imágenes del inframundo y de la Pachamama, la verdadera reina del carnaval. La puesta en escena, a cargo de Lino López, destacó la lucha entre fuerzas antagónicas que llenó el aire de energía.
La banda Alma Carnavalera, dirigida por “Titi” Pauletti y Belén Greco, aportó un vigor de intenso contagio. Durante muchos momentos invitaron a cantar a capela y las casi 20 mil almas ofrecieron sus voces a la par que batían las chapas, expresando el histórico código de aprobación.
Por su parte, la batucada “Sonido de Parche”, bajo la dirección de Leo Stefani, hizo vibrar el Corsódromo con un ritmo que simboliza la lucha y la redención. La pasista Camila Carro fue la gran protagonista, acaparando todas las miradas y cautivando al público con su malambo lleno de fuerza y emoción.
Ará Yeví está “Endiablada” y celebra a la Pachamama, es decir, al diálogo de los pueblos para vivir la cultura del encuentro.
Anoche volvió a fundamentar por qué viene por la copa y la distancia que la diferencia del resto.
Papelitos propone “Iguales”
La comparsa Papelitos, dirigida por Juane Villagra, presentó “Iguales”, una narración épica sobre la lucha por la igualdad. Si bien es un tema un poco trillado, tiene sus momentos de trascendencia. En la historia, Candella, un hada de alas rotas, vive en una ciudad dividida entre Los Puros y Los Olvidados, donde los primeros se aferran a su privilegio y los segundos, seres fantásticos como Elfos y Faunos, viven en el silencio. La noche del Corso de la Alegría se convierte en su oportunidad para desafiar la opresión y abogar por la unidad, derribando las fronteras impuestas por el miedo.
La coreografía, diseñada por Camilo González, Belén Barreto y Vanesa Schwindt, transmitió una danza de liberación, mientras que el vestuario de Raulo Galarraga brilló en colores vibrantes que representaban el anhelo de justicia y reconocimiento. Las carrozas de Martín Naeff, junto al maquillaje de Florencia Leuze, transformaron a los artistas en criaturas fantásticas, simbolizando la inclusión y la equidad.
La música de Furia del Oeste y la batucada “Los Pibes”, dirigida por Esteban Martín Piaggio, fueron el alma de la comparsa, marcando el ritmo de la rebelión y la celebración. Pero, sin duda fue su batucada la que mejor reflejó que la verdadera belleza del carnaval radica en la autenticidad y la unidad sin prejuicios.
Marí Marí y el viaje a “Ítaca”
Marí Marí, la comparsa del Club Central Entrerriano, presentó en el Corsódromo “Ítaca”, una obra que trasciende la tradición y se convierte en un manifiesto artístico sobre el viaje interior. Dirigida por Facundo Lucardi, la comparsa lleva a los espectadores a un viaje emocional inspirado en la odisea de Ulises, donde lo importante no es el destino, sino el aprendizaje a lo largo del camino.
La apertura del desfile es innovadora, con la batucada “Batería Aplanadora” y la pasista Rosario Sánchez liderando la marcha, simbolizando la perfecta coordinación entre los elementos artísticos. El vestuario de Nicolás Collazo fusionó lo clásico y lo moderno, creando una atmósfera dionisíaca llena de libertad y alegría. Las carrozas, diseñadas por Meke Arakaki, contaron historias mitológicas a través de un paisaje en movimiento. Sobresalen especialmente la del caballo de Troya y la barca que navega “mar adentro”.
La coreografía, la música y la batucada se unieron en una atmósfera casi ritual, mientras que la reina Felicitas Fouce personificó la esperanza y el amor. El maquillaje de Leticia Nazzar transformó a los artistas en seres mitológicos, y la banda “Toque de Samba”, dirigida por Martín Irigoyen, completó el ambiente con su energía contagiosa.
Anoche recuperó su antiguo romance con el público. Y a pesar de haber salido última, levantó cada piedra del Corsódromo como si fuera una pluma y la lanzó hacia un carnaval tan sideral como mágico.
Marí Marí dejó anoche un claro mensaje: lo verdaderamente valioso en la vida es el conocimiento adquirido en el camino, y no el mero acto de llegar a destino.
Temáticas e identidades
Las temáticas de las cuatro comparsas del Carnaval del País se entrelazan profundamente con la historia de Gualeguaychú, reflejando tanto sus tradiciones como los desafíos sociales y culturales que han marcado la identidad como sociedad.
En el Corsódromo se percibe parte de la historia e identidad de Gualeguaychú a través de las temáticas que este año han elegido las comparsas. A manera de síntesis entre las cuatro, se puede decir con “Ítaca” (Marí Marí) que la ciudad es un destino al que siempre se querrá regresar. Y ese retorno –como un mito en la propuesta de “Iguales” de Papelitos- es para resistir las injusticias sociales. Y en esa resistencia encontrar la luz –como propone Kamarr con “Eclepsia”- y como enseña “Endiablada” de Ará Yeví, generar el diálogo para la cultura del encuentro.
* Kamarr: “Eclipsia” pone en evidencia la dualidad presente en el alma humana, un concepto que resuena con la historia de la ciudad, marcada por su proceso de transformación entre lo rural y lo urbano, entre la tradición y la modernidad. Gualeguaychú, al igual que la lucha entre luz y la oscuridad que Kamarr presenta, ha sido testigo de tensiones internas a lo largo de su historia: desde sus orígenes como pueblo agrícola hasta convertirse en una ciudad que lucha por equilibrar el desarrollo con la preservación de su esencia cultural y natural.
* Ará Yeví: “Endiablada” conecta directamente con la herencia cultural del norte argentino y sus ricas tradiciones de carnaval, como el culto a la Pachamama y las festividades vinculadas a la naturaleza. Gualeguaychú, que ha crecido profundamente ligado al río y a la tierra, encuentra en esta propuesta un eco de su propio mestizaje cultural, donde lo ancestral y lo moderno coexisten. La figura del diablo, con su simbolismo de fertilidad y dualidad, refleja la historia de una ciudad que, a través del tiempo, ha integrado diversos flujos migratorios y culturales, creando una identidad compleja, en la que el conflicto entre la tradición y la modernidad también juega un papel central y se convierte en un espacio de diálogo para innovar sin perder el origen. Ser original –en el caso de Ará Yeví- no es una extravagancia o una rareza, sino un volver a las fuentes, al origen. Allí donde las raíces son fecundas para que todos puedan expandir sus alas.
* Papelitos: “Iguales” interpela para logrear la inclusión e invita a reflexionar sobre las barreras sociales: un tema tan antiguo como recurrente, pero que sigue tocando el pulso de la historia reciente de Gualeguaychú. Desde sus inicios, la ciudad ha sido un crisol de culturas y clases. Y el desafío sigue siendo el de superar las desigualdades que aún persisten.
* Marí Marí: “Ítaca” se adentra en el viaje personal y colectivo, invitando a reflexionar sobre el camino y no solo el destino. Esta reflexión sobre la búsqueda del sentido y la esperanza resuena con la historia de Gualeguaychú: una sociedad que ha vivido momentos de incertidumbre, pero también de renovada esperanza. Como un crisol de tradiciones, con historias de inmigrantes, y con una fuerte conexión con su territorio, Gualeguaychú representa esa “Ítaca” del viajero. Es decir, un lugar donde cada paso, cada proceso de transformación, es tan valioso como el destino final.
En conjunto, las comparsas reflejan una comunidad que ha sido siempre un punto de encuentro entre lo ancestral y lo moderno, entre la lucha interna y la búsqueda de identidad. Gualeguaychú, con sus diversas capas de historia y cultura, es el escenario ideal donde estas temáticas encuentran su lugar, invitando a los habitantes a reflexionar sobre su pasado y su futuro, a la vez que celebran la riqueza de su diversidad cultural.
Para revivir la séptima noche