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Dólar, elecciones y tasa: el partido que viene para Milei

javier Milei

El presidente de la Nación y los desafíos que tiene por delante

Maximiliano Montenegro

"La primera lección de la economía es la escasez: nunca hay bastante de algo para satisfacer a todos los que lo desean. La primera lección de la política es... ignorar la primera lección de la economía". Javier Milei hizo propia esa máxima del economista Thomas Sowell con un mensaje categórico: "No hay plata". Traducido: que la política no ignore más la primera lección de la economía es la condición sine qua non en Argentina para ordenar la macroeconomía. La regla se transformó primero en un recurso sin precedentes de campaña electoral con el que el "outsider" llegó al poder. Luego, el equilibrio fiscal se convirtió en el ancla real del plan de estabilización. En medio de la presión cambiaria, Caputo anunció ayer que el superávit fiscal primario del primer semestre del año llegó a 0,9% del PBI.

Hasta la última votación del Senado, ese ajuste fiscal inédito no había sido desafiado mayoritariamente por la política. La novedad es que fue el propio Gobierno el que pisó el acelerador forzando la colisión con la "casta política", en la que incluyó a los 10 gobernadores de la UCR, PRO, peronismo no kirchnerista y "no alineados" que habían colaborado activamente con el oficialismo en el Congreso. "Todos los gobernadores quieren destruir al Gobierno", dijo Milei antes de la votación. "Todos", enfatizó ante una repregunta.

El Senado aprobó con una abrumadora mayoría las leyes de aumento de jubilaciones, reapertura de la moratoria previsional y emergencia en discapacidad, mientras que dio media sanción a los dos proyectos que impulsan los 24 gobernadores: coparticipación automática del impuesto a los combustibles y ATN (Aportes del Tesoro Nacional). Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el costo fiscal total del paquete podría alcanzar 0,7% del PBI en 2025 y a 1,4% del PBI en 2026. Son números significativos, que pondrían en jaque el superávit fiscal primario comprometido por el Gobierno con el FMI de 1,3% del PBI este año, y la promesa de Milei a los mercados de estirarlo a 1,6%.

Pero los dos proyectos de los gobernadores implicarían un costo de sólo 0,1% y 0,2% del PBI en 2025 y 2026, respectivamente. Los gobernadores aliados de la Casa Rosada estaban hasta la sesión del Senado perplejos: el Gobierno nunca les habilitó un canal de diálogo y, en cambio, los intima a someterse al armado electoral de LLA.

En la Rosada manejan el último sondeo de Aresco, una encuesta que Milei monitorea con sumo detalle. La proyección electoral para octubre es favorable: "la diferencia (LLA + PRO) con el peronismo se ampliaría a más de 10 puntos, con un alto nivel de polarización", dice el informe. Milei mantiene una aprobación de gestión estable en 51%, pero lo más interesante es la descomposición los motivos de ese aval: 20 puntos se explican porque lo perciben como "un cambio frente a los políticos", por encima de los 13 puntos atribuidos a "su gestión en economía", 11 puntos porque "representa la lucha contra la corrupción" y 5% por "sus ideas y opiniones" (2% no sabe, no contesta).

La estrategia electoral de redoblar la confrontación con la política no pareciera la vía más eficaz para incentivar el ahorro en pesos. En especial dado el timing que usó el Gobierno para priorizar el objetivo de la desinflación: adelanto de liquidación de la cosecha gruesa con baja temporal de retenciones, no acumulación de reservas e intervención en el mercado de futuros. Mientras Milei y Caputo pronosticaban que el dólar convergería al piso de la banda cambiaria, para desconcierto de los funcionarios del FMI.

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