Las razones económicas, ideológicas y sociales del voto

Fuente: diario La Nación. Crédito: Alfredo Sabat.

Fuente: diario La Nación. Crédito: Alfredo Sabat.

Por Hugo Alconada Mon (*)

 

La imagen que circula por las redes sociales mezcla dosis similares de humor, cinismo, excesiva generalización y algo de verdad. Muestra a la Argentina dividida en tres regiones, con los colores de Boca Juniors: “Peronia del Norte”, “Chetocracia” y “Peronia del Sur”. Pero ¿cuánto de eso es real cuando se analiza el voto de los argentinos por ubicación geográfica, poder adquisitivo y empleo, entre otras variables?

Los primeros análisis preliminares tanto de LN Data como de las consultoras Poliarquía, Synopsis y Opinaia, como también de académicos como Ernesto Calvo, muestran que el candidato por el Frente de Todos, Alberto Fernández, cosechó más votos entre los argentinos más golpeados por la situación económica y social, entre quienes tienen un empleo en el sector público, trabajan en negro o perdieron su empleo -en particular en los cinturones industriales que rodean a las ciudades más populosas del país- y entre aquellos que no cubren sus necesidades básicas.

Por el contrario, esos mismos datos muestran -en un primer y todavía incompleto análisis- que el candidato de Juntos por el Cambio, Mauricio Macri, fue el preferido entre los de poder adquisitivo medio y alto, que trabajan en el sector privado, con un empleo en blanco y que vive en centros urbanos del llamado “cinturón productivo”, y entre quienes, aunque muy golpeados por la crisis, buscaron impedir el retorno del kirchnerismo al poder.

 

* Las provincias del norte -entre ellas, Corrientes, Misiones, Chaco y Formosa, donde la pobreza abarca al 42 por ciento de la población- le aportaron a Fernández una diferencia de 1,3 millones de votos con respecto a Macri, mientras que la Patagonia le aportó una diferencia adicional de casi 350 mil votos. Es decir, 1,65 millones de votos que Macri casi compensó con la diferencia a su favor de 1,22 millones de votos que obtuvo en las provincias más ricas del centro, también señalado como el cinturón productivo.

 

* En ese contexto, un distrito resultó decisivo: “El 78 por ciento de la diferencia entre Fernández y Macri está explicada por el resultado de la provincia de Buenos Aires”, remarcó la consultora Poliarquía en su primer análisis posterior a las elecciones. Una brecha de más de 2 millones de votos en favor del candidato del Frente de Todos.

 

* Esa diferencia se concentró, en particular, en dos secciones electorales: la tercera, que engloba 19 partidos (entre otros, La Matanza, Almirante Brown, Avellaneda, Berazategui, Berisso, Ensenada, Ezeiza, Florencio Varela, Lomas de Zamora y Presidente Perón, aunque también Lanús, donde ganó Juntos por el Cambio), y la primera, que abarca 24 partidos (San Martín, Hurlingham, José C. Paz, Malvinas Argentinas, Merlo, Morón, Pilar, Tigre y Tres de Febrero, entre otros, aunque también Vicente López y San Isidro, que se inclinaron por Macri). O como expuso la consultora Synopsis tras las PASO: el conurbano resultó “la madre de todas las derrotas” para Juntos por el Cambio.

 

* Al oficialismo le fue mejor en los grandes centros urbanos del país. Se quedó con ocho de los doce más poblados: la ciudad de Buenos Aires, las capitales de Córdoba y Santa Fe, La Plata, Mar del Plata, Lanús, Bahía Blanca y San Isidro. ¿Las cuatro que escogieron al Frente de Todos? Rosario y su cordón industrial, San Miguel de Tucumán y las capitales de Salta y Corrientes. Es decir, cuatro enclaves muy castigados por la situación económica.

 

* El Frente de Todos se impuso en las provincias que más dependen del empleo público, según un informe de la Fundación Libertad. Entre ellas, Catamarca, con 171,1 agentes públicos por cada 100 privados registrados, Formosa (167,4), La Rioja (146,9), Jujuy (135,4), Santiago del Estero (117,4) y Chaco (104,5). En las seis se impuso Fernández y en Santiago del Estero cosechó el mejor resultado del país: 74,83 por ciento de los votos, frente al 18,41 por ciento de Juntos para el Cambio.

 

* Por el contrario, Macri triunfó en los seis distritos donde el empleo privado supera al estatal: la ciudad de Buenos Aires (11,9 empleados públicos por cada 100 privados formales); Córdoba (25,6), Santa Fe (32,5), San Luis (56,2), Mendoza (50,5) y Entre Ríos (64,6).

 

* Fernández también ganó en ocho de los nueve distritos con índices más altos de informalidad laboral: Salta (50 por ciento de los trabajadores no cuentan con aportes, según el Indec); Tucumán y Santiago del Estero (48 por ciento); San Juan (42,9 por ciento); Formosa (38,4 por ciento); Chaco (36 por ciento); La Rioja (34,4 por ciento), y Jujuy (31 por ciento). La excepción fue Mendoza (38,7 por ciento), donde se impuso Macri.

 

* Sin embargo, si se toma la tasa oficial de desempleo como variable, el mapeo es más heterogéneo. En Mar del Plata (13,4 por ciento) ganó Juntos por el Cambio. También en Córdoba (desempleo del 13,1 por ciento) y la capital salteña (12,7 por ciento). Pero el Gran Buenos Aires (12,7 por ciento) fue para el Frente de Todos.

 

* Al cruzar los datos oficiales sobre el índice de necesidades básicas insatisfechas (NBI) con los resultados electorales provisorios, Poliarquía expuso una correlación: cuando hay más necesidades, más votos fueron hacia el Frente de Todos. Así, en las provincias con 14 por ciento o más de pobreza, Fernández sacó el 56 por ciento de los votos. En aquellas provincias donde la tasa oscila entre el 8 y 14 por ciento, obtuvo el 51  por ciento de los votos. Y en las provincias ricas, donde es inferior al 8 por ciento, bajó al 36 por ciento.

 

* Juntos por el Cambio muestra la correlación inversa. En las provincias con tasas más bajas de necesidades básicas insatisfechas obtuvo el 52 por ciento de los votos, en las “intermedias” alcanzó el 37 por ciento de los votos y su caudal de votos bajó al 34 por ciento en las más pobres.

 

* En la misma línea, Fernández ganó en las nueve ciudades más pobres de la Argentina (Concordia, con el 52,9 por ciento de su población; Resistencia, 46,9 por ciento; Santiago del Estero, 44,8 por ciento; Salta y Corrientes, ambas con 41 por ciento; Formosa, Tucumán y Catamarca, las tres con 40 por ciento, y Posadas, 39,8 por ciento), al igual que en el conglomerado del Gran Buenos Aires (también, 39,8 por ciento).

 

¿Un último dato?

 

Ya sea por estas u otras variables, las elecciones presidenciales estuvieron muy lejos de cerrar la “grieta” y promover la unidad de los argentinos, como prometieron todos los candidatos. Al contrario: al comparar los resultados de 2015 y 2019 muestran que se acentuó la polarización. En especial, en el conurbano, a favor del kirchnerismo, y en Córdoba, a favor de Cambiemos.

 

Sin embargo, el cuadro merece cierta relativización, según datos del politólogo Ernesto Calvo, profesor de la Universidad de Maryland, quien analizó las transferencias de votos entre las PASO y las generales. “El secreto está en que el voto que prefirió a Macri (por encima) de Fernández se comportó 'estratégicamente', mientras que quien prefirió a Fernández (en vez de) a Macri se comportó en forma 'sincera'“, sintetizó. “Es decir que los votantes que prefirieron a Macri sobre Fernández votaron ballottage, mientras que quienes prefirieron a Fernández (en desmedro de) Macri votaron como una primera ronda”.

 

En la misma línea, la consultora Opinaia completó un estudio online cualitativo para conocer “por qué razones votaron como votaron” los argentinos. Así, quienes se inclinaron por Fernández expresaron “un voto de pertenencia, destacando la figura de Cristina Kirchner”, como también “un voto castigo a la gestión de Macri, haciendo una fuerte crítica de la actual situación socioeconómica”. ¿Y el votante de Juntos por el Cambio? Buscó darle “un voto de confianza a Macri en contraposición al kirchnerismo, incluso reconociendo el complejo contexto económico”, y con relación a dos ejes en los que martilló la campaña oficialista: “La transparencia y el republicanismo”.

 

(*) Este artículo fue publicado en la edición de hoy del diario La Nación.

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