
Por José Carlos Elinson
Friedrich Holderlin, el enorme poeta alemán que vivió entre los siglos XVIII y XIX, escribió que "todo hombre es un dios cuando sueña y apenas un mendigo cuando piensa".
Daniel Enz soñó ANÁLISIS de la actualidad cuando llegaba a la frontera de sus 20 años, y lo soñó en la soledad que habilita para imaginar nuevos proyectos. La soledad ha sido, para bien o para mal el refugio de sus fantasías, pero también de sus logros.
Era 1990 y ANÁLISIS salía a la calle a ofrecer a los lectores una mirada diferente a la de por aquellos años casi centenario diario por el que tantos pasamos y tantos nos fuimos, único medio gráfico que podía ser considerado como tal en Paraná.
Hubo otros intentos pero la Sociedad Anónima Entre Ríos, editora de EL DIARIO, era muy fuerte y no permitía competencia en su feudo.
Como pudo, en una conjunción necesaria pero no tan fácil, Daniel sumó neuronas y huevos, una ecuación que conoció la dureza de todas las paredes, los aprietes de todos los apretadores y la palabra falaz de los que se acercaban como “amigos” y le sugerían que dejara el semanario porque se estaba sometiendo a un desgaste innecesario.
¿Innecesario? Mucho más que necesario, y no lo atestiguan estos 30 años de vida periodística, dan fe de ello los lectores que de a poco fueron acercándose a la revista, como solemos llamarla y hoy no dejan de esperar ansiosos cada edición.
Es que en estas tres décadas se denunciaron y se trataron temas durísimos a los que el público paranaense no estaba acostumbrado y, hay que decirlo, los periodistas tampoco. Fue la pasión que le ponía –y le pone- Daniel a cada nota, a cada investigación, que les fue abriendo la cabeza a muchos y animando a otros a respaldar con su firma los textos que publicaban.
Tengo que decir, si no no sería honesto –y vayan las disculpas del caso a los colegas que pueden sentirse tocados- que ANÁLISIS es Daniel Enz y que está rodeado de un grupo de colaboradores con los que saca a la calle cada edición.
Su nombres, el de Daniel Enz y el de ANÁLISIS son desde hace años marcas registradas más allá de las fronteras del país y nada de esto es gratis, fueron años de pelearla, como decía, en soledad y como dice la gente, “contra viento y marea”
Nuestro Director ahora, después de los catorce libros y los premios recibidos, se ha hecho un poco más visible; hasta no hace mucho los lectores nos preguntaban dónde va Daniel, a dónde se lo encuentra y nunca dimos la respuesta precisa, al menos el que escribe no la dio nunca porque creyó que no se lo tomaría en serio.
La respuesta era, en su casa, soñando.