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A P.A.S.O. desacompasado

Por Carmen Úbeda (*)

Cuando los nutricionistas aconsejan caminatas a paso acompasado para mantener el equilibrio óseo y la masa muscular, también lo hacen con el fin de una constante oxigenación cerebral. Se infiere entonces que un paso desacompasado perjudica siempre: no mantiene el equilibrio ni conspira el vigor ni oxigena las ideas que pudieran haber. A poco de comenzar este año, en medio de una virulenta pandemia, la sola mención de las P.A.S.O. resultaba insultante para el político entrevistado y, en el mejor de los casos, era desestimada. En los sectores del poder llegó a discutirse fuertemente sobre su utilidad u oportunidad. A partir del mes cinco, su alusión irrumpe en el discurso público. Una interpretación posible sería otorgar la causa de esta fuerte aparición a los enfrentamientos internos y externos de cada una de las fuerzas mayoritarias. Quizás comenzó con las acusaciones permanentes que realizaba la oposición respecto del oficialismo: “el país estaba presidido por uno y gobernado por otra”, aseguraban, seguido por una retahíla de calificaciones “al boleo”. Como contraparte, el oficialismo respondía con recriminaciones al anterior gobierno ejercido por la oposición. Los primeros recibían los dardos de sus mutuas diferencias que daban como resultado el “loteo” de ministerios discordantes sostenidos por una u otra figura de la fórmula presidencial. Los segundos eran acusados de perseguir a sus cuadros y de tener los llamados “presos políticos” que sufrieron cárcel sin juicio previo. Hacia junio los misiles verbales contaminaban absolutamente el mundo político, la opinión pública y publicada con el surgimiento de voceros y operadores del mismo mundo político o del periodístico, tan enrarecedores del clima unos como otros.

“La polémica fue feroz entre grupos y personas antes elegidos para caminar parejos”

Las ambigüedades en el discurso presidencial y la desmesura en los señalamientos de la oposición sobrepasaron la compulsa de la “grieta” y las discusiones y las diferencias y los enconos emergieron dentro del seno mismo de cada fuerza. Fue entonces cuando las P.A.S.O. retomaron vigencia y alguien desempolvó los principios inspiradores de cada grupúsculo integrante de las coaliciones. Los disfraces muy bien elegidos no alcanzaron para esconder la simulación de valores compartidos y la polémica fue feroz entre grupos y personas antes elegidos para caminar parejos. Entonces, las P.A.S.O. se legitimaron porque existían internas fuertes aunque embozadas en todas las alianzas. El intercambio de palabras sobrevino y no precisamente como lluvia mansa sino como tempestad. Un cambio escandaloso de clima que seguramente es percibido como tal en los ámbitos de su incumbencia y no en la gran mayoría. Sin embargo, aunque casi dos tercios de los argentinos manifiesten desconocer o estar desinteresados por las internas, la ferocidad de éstas más tarde o más temprano tocará a todos y cada uno de los ciudadanos. Como la materia oscura: imposible conocerla hasta hoy, pero sí detectar sus efectos gravitacionales.

Sin embargo, aunque casi dos tercios de los argentinos manifiesten desconocer o estar desinteresados por las internas, la ferocidad de éstas más tarde o más temprano tocará a todos y cada uno de los ciudadanos.

El centro de todas las miradas

Presentado el escenario y su arquitectura corresponde mencionar a los protagonistas, los elencos y los extras. En el casting resultó seleccionada por mayoría la provincia de Santa Fe como protagonista. Una estatura que por muchos santafesinos pudo haber sido ambicionada desde los finales de la organización nacional, adquiere hoy esta provincia entre todas las demás para la compulsa política de las próximas P.A.S.O. No se trata de una hipérbole. Es una incógnita y una preocupación palpable y diaria dentro y fuera de las filas del Frente de Todos. Santa Fe está descollando por los altibajos de esta fuerza, pero da vergüenza. El panorama de la oposición es llamativo también, no en la misma medida porque los sucesos que se dirimen en el oficialismo provincial y nacional afectarán de cualquier manera la gobernanza en ambas jurisdicciones. La fragmentación de Juntos por el Cambio fue un proceso que coincidió con el declive de su supuesto líder y la compulsa del resto por erigir referente nuevo y lugares apropiados para cada uno. La primera actriz, Cristina Fernández de Kirchner, no es la única que provoca sorpresas. Para Juntos, la aparición de Facundo Manes inyectando hierro al anémico radicalismo fue también un cimbronazo. En fin, esta alianza despareja puede tener tembladerales, sudestadas o inesperadas temperaturas. De algún modo y por el sólo hecho de ser oposición puede reacomodarse momentáneamente con más tranquilidad. En tanto, el oficialismo gobierna, tiene que dar respuestas y rendir exámenes, además, no se puede olvidar que es el peronismo con una tradición de extraordinarios actores. Esta vez, el gran golpe teatral le toca a Santa Fe. La sorpresa la producen tanto Cristina Fernández como Alberto Fernández, tanto Omar Perotti como Agustín Rossi, tanto Alejandra Rodenas como María de los Ángeles Sacnún.

Esta vez, el gran golpe teatral le toca a Santa Fe.

De hipótesis, supuestos y conjeturas

Quien escribe ha ensayado distintas hipótesis basadas en las conductas, en los perfiles y en las trayectorias de cada uno de los contrincantes, pero también en los modos pendulares y en los cruzados enroques que el peronismo históricamente ha tenido siempre en sus movimientos estratégicos. Mucho se ha dicho que CFK no es peronista, la que firma este espacio incluida. Sin embargo, como oposición, es toda una “perona” en la estrategia, digna hija (tal vez no en las 20 verdades)…. Asimismo, cada uno de sus movimientos, como ocurría con el “General”, necesita una traducción. Si se retrocede en el tiempo, podrá recordarse que también resultó asombroso el apoyo de Cristina Fernández a Omar Perotti como gobernador, cuanto más ahora prefiriendo ostensiblemente la lista que él respalda (foto incluida en la boleta). ¿No era Agustín Rossi su delfín? Cuando en el 2019 igualmente se inclina hacia Perotti gobernador, la traducción fue: “convoca a clivajes más amplios, en especial a una clase media hija de inmigrantes y algo conservadora” (la que perdió en Córdoba), etc. y con la certeza de que el “delfín” tributaría su “paquete” al ganador.

Son los modos pendulares y los cruzados enroques que el peronismo históricamente ha tenido siempre en sus movimientos estratégicos.

Es ahora entonces cuando se suscitan dudas que llevan a hipótesis controversiales: uno, ¿cuál fue el motivo de la conocida actuación de Rossi? ¿Es simple rivalidad y desafío? Agustín Rossi atribuye la actitud del Gobernador al mezquino oportunismo de ser senador testigo para asegurarse un lugar luego de terminado el mandato. El mismo ex ministro de Defensa manifiesta que después de sus conversaciones con el Gobernador fue sujeto de proscripción ya que Perotti dijo “no te quiero en ninguna lista” (sic). Dos, ¿Son dos caracteres y sentimientos que colisionan o dos posturas irreconciliables? Si se toma la hipótesis de dos posturas irreconciliables, hay un verbo que descubriría las intenciones del Gobernador: hacer. Mejor explicado, para Rossi es porque se acerca a Juan Schiaretti que parece estar construyendo un peronismo sin CFK (“HACEMOS POR CÓRDOBA”, “HACEMOS SANTA FE”). A tal punto los relaciona, que el ex ministro de Defensa devela la fuente de dónde provino: Guillermo Seita, consultor de Management & Fit, que también asesora a Horacio Rodríguez Larreta. Da para conjeturar exóticos futuros políticos en el 2023.

Para una lógica común y coherente, la hipótesis tres sería delirante, pero proviniendo del peronismo, mayor aprendiz de Maquiavelo, forma parte de su naturaleza: ¿responden Perotti y Rossi a una estrategia común, es decir, acordada? Es imposible afirmarlo desde alguna fuente directa, pero es posible considerarlo estudiando las tácticas que el peronismo usa cuando se trata de construir poder. Más claro ¿se dividieron la población blanco para complacer cada uno a una parte de ella? Perotti, a la más conservadora, a la identificada con el campo, a la celosa de la propiedad, voto a conquistar o indecisos, y Rossi, a la llamada progresista, kirchnerismo duro, voto cautivo o decididos. ¿Será esta vez nuevamente aplicable aquello de el que gana conduce y el que no, acompaña? ¿Colisionarán, en cambio, los humores flemático de Perotti y colérico de Rossi? Está visto que por lo menos al Ministro de Defensa no se lo pudo doblegar, por un lado, y, por el otro, también es visible que el proyecto de Perotti se aleja de las filas K aunque se preocupe mucho por disimularlo. Quizás no sea este el momento de señalar también cierta ambigüedad de Perotti que lleva a confundir astucia con tibieza. Hay ejemplos para demostrarlo: jugó en el medio del caso Vicentin e inmediatamente lo eludió, su senador votó en contra, pero con reparo a la Ley de Biodisel, no batalla por la deuda de la coparticipación con sentencia firme (aunque reciba extras) y no adopta el lugar central e históricamente perteneciente a Santa Fe en la hidrovía.

Da para conjeturar exóticos futuros políticos en el 2023.

La última hipótesis de factible posibilidad es si el armado de listas simplemente responde al cinismo de la vicepresidenta. Más claro: toma la balanza y se inclina por el platillo que más pesa sea lo que sea que se esté pesando. El fin justifica los medios: se trata de ganar poder a cualquier precio. Esta consideración no pretende descalificar: los recursos que se mencionan hacen a la esencia misma de los líderes carismáticos y quizás autocráticos (no asustarse: así actuaban Churchill y De Gaulle, que el lector revise la historia).

C.F.K toma la balanza y se inclina por el platillo que más pesa sea lo que sea que se esté pesando. Se trata de ganar poder a cualquier precio.

En tanto, hay dos hipótesis circulantes de carácter más bien provocativo. Una fue extraída de un artículo de Rogelio Alaniz por la cual las listas del Frente de Todos para senadores nacionales por Santa Fe fueron elaboradas entre el Ministerio de Defensa (ministro Rossi) y la Casa Militar. No se puede negar que dicha versión produce asombro, pero remite inmediatamente a la excelente relación de Agustín Rossi con el Ejército Argentino. Con su ministerio, se aumentaron los haberes, el presupuesto de Defensa, se pusieron las filas al servicio de acciones humanitarias durante la pandemia, se reequipó con vehículos entre tantas otras medidas en beneficio de las Fuerzas y su inserción social. El jefe del Ejército, entonces Coronel Cejas, arribó al generalato y puede exhibir una extensa formación en Estados Unidos y sus Fuerzas Armadas (en lo que respecta al terrorismo y al narcotráfico). Por otro lado, a casi 40 años de democracia sin interrupciones, parece reiterativo que el reemplazante de Rossi, Jorge Taiana pusiera como eje central en su discurso de asunción el respeto incondicional por los Derechos Humanos que deben observar las Fuerzas Armadas. Es de destacar que para lograr una industria militar de alta tecnologías se negociaría con China, diferente a su antecesor al que se lo ubicaba en la llamada tercera vía por la delgada línea en la que hacer equilibrio entre Beijing y Washington. En el mismo nivel estaría la hipótesis enunciada por Jorge Asis sobre que, habiendo recibido del primer magistrado el Jefe de Gobierno la orden de que Rossi debía renunciar, Santiago Cafiero dilatara la comunicación por temor a quedarse sin la jefatura, ocupar una banca y ser reemplazado por Rossi en un lugar que se niega a dejar. Tranquiliza que sólo sean versiones difíciles de chequear. Una, muy doméstica, como el cambio en la jefatura, la otra, digna de metabolizar porque, salvada la digresión, Rossi y Taiana también responden a dos posturas frente a las Fuerzas Armadas. Para pensar. Y, sobre llovido mojado, en las últimas horas Jorge Asis aconsejó que el Presidente tome unas vacaciones por su estado de depresión bajo la metáfora o no de otra “Ascochinga” (el lector podrá averiguar).

Córdoba parece querer construir un peronismo sin CFK

Carlos Pagni tampoco se privó de formular hipótesis atribuyendo la causa de la fuerte interna peronista santafesina a la penetración del narcotráfico en una provincia cuya ciudad más importante califican como sitiada. En definitiva es, como dijo, una pelea entre el norte y el sur o, como lo parafraseaba un importante referente del PRO, la disputa entre el Piamonte y Chicago. Más allá de la indignación que produce ubicar a Santa Fe como único centro del narcotráfico, Pagni debería entender que es algo más complejo porque en las listas del Frente de Todos se entrecruzan tendencias, pero impera el sur. Sería, entonces, una pelea sur contra sur (no olvidar que hay dos sur, pero un sólo norte). Esta afirmación se corrobora en el Senado santafesino si se tienen en cuenta las diferencias entre los representantes de cada departamento. Seguramente, en el armado definitivo de las listas influyeron estas diferencias (a partir de las acusaciones del anterior Ministro de Seguridad a un Senador del sur comprometiéndolo con el juego clandestino y las consiguientes divergencias en el bloque).

Rossi y Taiana también responden a dos posturas frente a las Fuerzas Armadas.

Más contrastes

Ajeno a los paréntesis anteriores, valiosos, pero interrupciones al fin, corresponde continuar con el atractivo panorama de la interna santafesina dentro del Frente de Todos y sus incalculables consecuencias institucionales. En principio, a lo que groseramente Asís llama “Club swinger” aquí se definirá en su doble faceta: de pragmatismo puro, cuya única finalidad es el poder o de inteligente astucia para cuidar y conservar cuadros políticos por ahora irremplazables. En todo caso, el Frente de Todos genera sus propios anticuerpos, como solía asegurar Perón. Quizás sin quererlo y calificándolo de empacado, como buen chivo, la postura de Rossi sobre que, “voy a estar siempre aquí, sea o no sea conveniente. Soy cristinista y el único que la va a defender cuando termine todo esto”, no sea sólo terquedad sino seguridad con respecto a su jefa política. Si es así, se entrelee nuevamente a Maquiavelo en las acciones de CFK “No se puede mostrar como amigos a aquellos que te ayudaron a conquistar el poder porque no siempre se los puede satisfacer, pero tampoco emplear medicina fuerte contra ellos”. Hasta aquí, el análisis parte de una buena fe intelectual, pero a medida que se profundiza en los escasos dichos del Gobernador de Santa Fe, cuya estrategia es no aludir a la interna con Rossi y en las profusas declaraciones del ex ministro de Defensa sobre Perotti, se infiere que hay posturas no sólo irreconciliables y/o contradictorias, sino contrarias. Para Rossi, la lealtad en el Senado es a la fuerza a la que representa y acusa al Gobernador de provincializar la campaña creando un sisma parecido a Córdoba. En conclusión, se descarta que un Senador de una fuerza debe mantener esa lealtad, pero constitucionalmente la figura del Senador está representando a una provincia. Es un pequeño gobernador en el Senado defendiendo los intereses de su provincia, más allá de la lealtad a su fuerza. Atributos constitucionales que a priori pueden y deben armonizarse. Sin embargo, es procedente sospechar que, dadas las trayectorias y aún las personalidades de los dos en cuestión, este sea también motivo de antagonismo interno (por lo menos Rossi ya lo expresó). “Cosas vederes, amigo Sancho”.

Entre Rossi y Perotti se infiere que hay posturas no sólo irreconciliables y/o contradictorias, sino contrarias.

Tampoco tiene que extrañar demasiado ni algunas figuras candidateables ni la multiplicación de listas (aproximadamente 700 boletas y 7000 precandidatos sólo en Santa Fe) o las confrontaciones internas. Como ejemplo, los lectores que hayan trascendido el medio siglo de vida recordarán con claridad cuando Santa Fe también se distinguía del resto del país: el peronismo era llamado “la cooperativa” y había diferencias profundas de principios y metodología entre las listas 3, 5, 9, etc. (lo que no impedía llegado el triunfo y conquistado el poder que las administraciones del Ejecutivo se “lotearan”: un ministerio para vos, otro para mí, otro para vos, otro para mí…, influencias en el Judicial y arduas disputas en las comisiones del Legislativo). Sumado a ello, igualmente existía una histórica lucha norte-sur y muchos de los candidatos de ese polémico sur dependían de aquel famoso estudio Cerrutti (que operaba también en el Poder Judicial), figura penal que se obviará para no caer en el llamado “periodismo patrullero”. Aún no se había convertido Rosario para la prensa nacional en centro del narcotráfico argentino; simplemente Santa Fe no era “cocina”, pero se identificaba a Argentina como país de tránsito y los puertos del Paraná como salidas y entradas ineludibles, además de la Ruta 11. A 40 años de un diagnóstico acertado nada se evitó, por el contrario, todo se profundizó. Por eso, Pagni habrá arriesgado su hipótesis en cuanto a que Perotti testimoniando una lista aparecería como una figura que garantizara más la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico.

Espejos contrapuestos

La oposición también se enreda en internas mezquinas o bien francamente contrarias, es el caso de Juntos por el Cambio. Ni juntos ni cambio. Son cuatro las listas que se enfrentan con pesadas posturas, con divergentes promesas y muy distintas trayectorias. Aún dentro de las mismas listas, hay contradicciones entre sus integrantes, aunque no lo expresen. Sin embargo, ellos parecen haber aprendido del peronismo que lo prioritario es el poder. Listas representadas por ex funcionarios de mediocre gestión ejecutiva, otros de digno pasaje legislativo y otras de lamentable ejercicio profesional. Conviene no abundar en más detalles porque la probabilidad de que “lleguen” es alta, pero siendo oposición al oficialismo, las confrontaciones son menos perjudiciales que las disputas en el seno interno del Frente de Todos.

La muerte de Miguel Lifschitz, sin temor a la equivocación, transformó absolutamente el panorama de estas P.A.S.O.

De las listas de Izquierda, sin desmerecerlas, no hay mucho para analizar. Sencillamente porque mantienen su coherencia y también el porcentaje de sus votos, a pesar de ir divididos. En cuanto al Frente Amplio, la muerte de Miguel Lifschitz, sin temor a la equivocación, transformó absolutamente el panorama de estas P.A.S.O.. Lifschitz tenía un peso específico dentro y fuera de su espacio. Su convocatoria, por tanto, trasvasaba los límites de sus seguidores no sólo en el sur, también en el centro norte provincial que tanto frecuentó acordando con referentes locales cuando lo sorprendió la muerte. Se podría arriesgar que su presencia y postulación hubieran cambiado hasta el ordenamiento y los conflictos del Frente de Todos, más aún, de su propia alianza. La sustitución del líder sólido, amable, diplomático, conciliador por su esposa puede verse desde dos ópticas. La primera, Clara García no es Miguel Lifschitz. La segunda, Clara García es la persona más cercana a un hombre que ganó mayor estatura con su muerte (tenga en cuenta el lector la inclinación necrofílica de buena parte los argentinos). Más allá de estas rápidas reflexiones, merecen ser destacados los valores, principios y banderas que Clara García sostiene de modo idéntico y hasta más enfático que el propio Lifschitz. Aunque las encuestas circulantes (cada vez más equívocas por la metodología utilizada, generalmente online o telefónicas, es decir, sesgadas) la sitúan en tercer lugar, otros sondeos en el centro norte provincial quizás no completamente representativos, pero sí significativos, la ubican en el Senado como primera minoría. La gran encuesta será el 12 de septiembre, la única válida, lo que tampoco garantizaría el resultado de las elecciones definitivas en noviembre.

Fuera de esas “burbujas politizadas” cada una con su bandera hay una multitud de soledades que no reconoce representante

Una pobre decisión

El contexto general de quienes deberán decidir es demasiado conocido si no habría una gran negación de la obviedad. ¿Qué se puede decir de un universo de pandemia? En principio, un ánimo de dolor e incertidumbre tiñéndolo todo, una economía desfasada, unas relaciones humanas distanciadas y una estimación de la clase política sin crédito en un clima constante de sospecha. La violencia simbólica se adueña de los espacios que debieran ser usados para debatir y, en las últimas horas, esta violencia pasó al acto con el diputado herido en Corrientes y otros tantos casos no divulgados. Está demás reconocer un cuerpo social desigual, balcanizado, una sociedad insegura y paranoica. No es menor la existencia de una casta política incapaz de retórica propia, de diálogo que prácticamente justifica la agresividad como defensa. Como es arriba, es abajo (se entiende que estas generalizaciones tienen un carácter utilitario porque hay porciones de la sociedad y de la clase política que representan otros valores aun en minoría). “La masa responde adhieren más rápidamente a los recursos de la barbarie que a los de la civilización”, según Lippman. Habría que cambiar “masa” por fragmentación, aunque es casi matemático que, mientras la civilización cae, la barbarie crece. El único factor que puede reconocerse como masa es el que se unifica en la desinformación hasta sobre el tipo de elecciones que se darán en septiembre y en noviembre, la importancia y el desconocimiento de los candidatos. Una “sobre información ambiente” que, se sabe, lleva a la desinformación por saturación. Un barullo que descompone el poder, al decir de Byung Chul Hang. No se puede negar que hay cientos de manifestaciones signadas por la indignación, pero son sólo espasmos, no llegan a una acción y a una presión transformadora porque fuera de esas “burbujas politizadas” cada una con su bandera hay una multitud de soledades que no reconoce representante y cada uno se presenta a sí mismo como una aislada soledad de sordas demandas. Si no por qué tan desmesurada exhibición de listas. Justamente aquí hay lugar para diferentes hipótesis: desde la más burda hasta la más sofisticada.

No habrá un voto pensado sino instintivo o a lo sumo resultado de las últimas emociones del sujeto, definido por los beneficios inmediatamente presentes más que por los perjuicios pasados

En primer lugar, el negocio que constituye la simple conformación de una lista o la política como negocio y, mejor aún, como conchabo. Luego, como se dijo, la fragmentación desmesurada de intereses (“nadie me representa”), pero más aún la imposibilidad de reconocer intereses comunes aglutinantes. Por el contrario, se juega con los de la propia quinta o corralito para lotearlos y negociarlos en la elección general. Si agregamos a este juego de tómbola, azar o especulación de los representantes, la locura de los presuntos representados se hace imposible la existencia de masas homogéneas sino tan sólo de grupúsculos que se potencian por unanimidad y contagio. ¿Qué se puede espera de las listas cuando afuera gobierna la barbarie y viceversa? Esta afirmación mueve a quien escribe a la autocrítica, la culpa. Sin embargo, la dificultad de aseverarlo no impide su existencia. ¿De más de 5.000 villas y millares sin acceso a la educación qué resultado se puede esperar? La causa y el efecto de un voto impredecible, errático o inducido es la ignorancia con proporciones de abyección. Sin escuela, sin trabajo, sin familia ¿dónde se producen los aprendizajes? (se excluye el mundo digital porque sin lo anterior éste sólo aumenta la confusión).

La causa y el efecto de un voto impredecible, errático o inducido es la ignorancia con proporciones de abyección.

La conclusión lleva a un título no buscado, pero catastrófico: No habrá un voto pensado sino instintivo o a lo sumo resultado de las últimas emociones del sujeto, definido por los beneficios inmediatamente presentes más que por los perjuicios pasados, parafraseando a Maquiavelo. La casta política no se ha ocupado en educar sino en comprar y vender pobres, tampoco la prensa que estimula consumidores y no electores ni el consumidor esclavo puja por su libertad más bien se engaña despreciando el esfuerzo de este ejercicio y privándose de sus resultados. Todo políticamente incorrecto, pero incuestionablemente real.

(*) Especial para ANALISIS

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