Por Ruben Edgardo Cabrera (*)
Sin perjuicio de que algunos lineamientos señalados contribuyen al mejoramiento de las condiciones de vida y bienestar de los habitantes, es necesario reflexionar acerca de los alcances de las acciones necesarias para poder presumir sobre el imperioso camino hacia una ciudad sostenible que se desea transitar.
Cabe plantearse algunos interrogantes al respecto: ¿Se puede hablar de ciudad sostenible sin una propuesta integral de planificación urbana en términos ambientales y de equidad social donde se promueva el espacio público y nuevas formas de habitar? En este sentido, plantear una alternativa a la tendencia de seguir mirando de manera especulativa (en relación al suelo urbano y a su uso) la ciudad, su trama, principalmente de las centralidades, constituye uno de los grandes desafíos.
Si bien es necesario densificar la ciudad, se hace también necesario ver las maneras de llevarlo a cabo, en relación a las escalas y masas construidas que respeten condiciones existentes, escalas, trazos de historia de los lugares y el paisaje urbano-natural y que favorezcan entre muchos aspectos, un correcto asoleamiento, circulación de aire, privacidad y generación de espacios comunitarios de convivencia. En un terreno donde antes habitaba una familia, ahora se multiplica el espacio habitable en vertical tantas veces como las reglamentaciones vigentes lo permitan, sin considerar entornos y capacidades de infraestructura existentes, generando conflictos en el ámbito privado difíciles de resolver como también desde lo colectivo y público. Se hace necesario, por lo tanto, replantear dichas reglamentaciones, actualizarlas y pormenorizarlas de manera reflexiva y participativa de acuerdo a las diversas situaciones, sectores, tramos, que componen la complejidad de la ciudad. En este sentido, desde mi labor en el ámbito académico, en la Universidad Pública (FADU UNL) como productora de conocimiento, hemos trabajado al respecto algunas hipótesis y propuestas para la proyección de la ciudad, no en el corto y mediano plazo, sino en una perspectiva a largo plazo como necesaria condición, para una planificación que aliente un Proyecto Urbano armónico e integral de la ciudad.
Las periferias urbanas es otro de los aspectos a considerar: ¿la ciudad crecerá de manera ilimitada y descontrolada solo hasta conformar conurbaciones con otras localidades aledañas? ¿No podemos aventurar otros tipos de organización territorial y nuevos modos de vida donde se establezcan ensambles entre el ambiente rural y el urbano? Hay algunos trabajos realizados en el ámbito académico y en Tesis de Grado y Posgrado que invitan a pensar y reflexionar sobre nuevas maneras de organización social y de habitabilidad.
En este sentido hay ejemplos significativos en muchas ciudades que han mantenido escalas apropiadas y un uso del suelo más democrático e igualitario, Barcelona, Ámsterdam, Londres, Curitiba, Nantes, entre otras. En esta última ciudad la planificación y el uso del suelo está pautado por el Estado a través de normativas que establecen una ocupación democrática de los distintos grupos sociales. De este modo, inmigrantes, jóvenes, ancianos, distintos tipos de núcleos familiares, etc., integran un núcleo que comparten no solamente los espacios públicos y sus infraestructuras, sino también las viviendas colectivas que conforman la trama urbana, evitando una estratificación social, logrando mejores convivencias y una mayor inclusión.
La manera instaurada de crecimiento y densificación urbana se lleva a cabo sin tener en cuenta los aspectos señalados, con la ausencia de una mirada general de la ciudad donde se procure la articulación de intereses, donde se trabajen estrategias colectivas basadas en el consenso de los vecinos, donde la participación comunitaria e intersectorial a través de sus representaciones (Estado Municipal, Colegios profesionales, Universidades, Vecinales, Clubes, Organizaciones intermedias, etc.), promuevan un debate enriquecedor propositivo e inclusivo. En este sentido, la experiencia del Plan Estratégico de Paraná (Pedep), realizado a fines de los años 90 constituye un buen antecedente.
La lectura y consideración de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU[ Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) son una serie de 17 objetivos y 169 metas adoptados por la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2015 como parte de la Agenda 2030.
La Nueva Agenda Urbana 2030 reconoce la importancia crítica de las ciudades y asentamientos humanos. Tiene como objetivo transformar las ciudades en lugares inclusivos, seguros, resilientes, sostenibles y establece una serie de principios y compromisos que los países, las ciudades y otros actores pueden adoptar para lograrlos.], constituyen una referencia insoslayable a tener en cuenta. Hablan de una agenda internacional compartida como manera de mitigar las diversas acciones que contribuyen a una disminución en la calidad de vida de la población, proponiendo el cumplimiento de metas a alcanzar. El apartado “Ciudades y Comunidades Sostenibles”, presenta algunos interrogantes que permite llevar a cabo profundas reflexiones. El informe del BID[ Programa de ciudades emergentes y sostenibles Banco interamericano de Desarrollo (BID)
Objetivos de Desarrollo Sostenible, Naciones Unidas] sobre Cambio Climático, Riesgos Naturales y Crecimiento Urbano en Ciudades Emergentes y Sostenibles del año 2013, realizado para diversas ciudades argentinas entre ellas Paraná, constituye un documento de consulta y referencia permanente ya que aporta elementos y recursos claves para el abordaje integral de las situaciones consideradas deficitarias. En este marco resulta necesario volver sobre estos lineamientos y plantear algunas acciones en lo inmediato:
En relación al Espacio Público y el Medio Ambiente: cuidado de las veredas para un posible uso democrático de las mismas y su incorrecto uso (ocupación ilegal para estacionamientos de vehículos, uso indiscriminado para obras particulares, pavimentación de los espacios verdes impermeabilizando suelo absorbente haciendo más difícil la evacuación de líquidos pluviales, tala de árboles, etc.), dando cumplimiento a las ordenanzas vigentes (o a crearse). Es de destacar la ausencia de veredas en muchos lugares periféricos de la ciudad donde las personas caminan por la calle, compartiendo espacio y peligros con los vehículos. El Parque Urquiza, espacio público representativo de nuestra ciudad en estado de abandono y deterioro en muchos lugares que, a través de la Comisión Vecinal Parque Urquiza fuera reclamado a las autoridades municipales en varias oportunidades. La condición natural de la ciudad respecto a la inmensidad paisajística del río y sus barrancas es otro tema que debe estar en la agenda pública. El borde costero y su entorno inmediato define la condición de la ciudad, intrínsecamente ligado a ella, reafirmando la categoría de lo público; espacios que no deben ser privatizados ni puestos al servicio de la especulación inmobiliaria, sino pensados para todos a través de distintas infraestructuras al servicio de la comunidad. Estos aspectos se sostienen con mucho pensamiento disciplinar y colectivo, propuestos con generosidad y afecto para la construcción de la ciudad.
Arbolado público: Una ciudad sostenible no se puede pensar sin la inevitable consideración de un proyecto de arbolado público involucrado en el cambio climático, paisaje urbano y como componente de la infraestructura de salud pública de la ciudad. En el año 2022 se sancionó por unanimidad en el Concejo Deliberante de la ciudad una Ordenanza sobre arbolado urbano. En sus considerandos, la misma decía: “…asegurar la defensa, conservación, ordenamiento, protección, mejoramiento, recuperación, ampliación y desarrollo del Arbolado Urbano, respetando el ambiente, la diversidad biológica, los recursos naturales históricos, culturales y paisajísticos, como así también establecer los requisitos y condiciones a que se ajustará la plantación, conservación, erradicación y reimplantación del arbolado urbano en el territorio del Municipio de la Ciudad de Paraná, para sus habitantes y las generaciones futuras.” La respuesta a tan loable iniciativa fue el veto a la mencionada Ordenanza realizado por el Poder Ejecutivo Municipal de la gestión anterior. Vale recordar el ejemplo que sobre el tema desarrolló la ciudad de Rosario en las últimas décadas, promoviendo una mejor calidad ambiental en muchos lugares a través de una política pública del arbolado.
Cuencas hídricas urbanas: La ciudad de Paraná cuenta con 16 cuencas hídricas que atraviesan de diferentes maneras su territorio, en su gran mayoría canalizadas y entubadas, otras, a cielo abierto, totalmente contaminadas y sin ningún tipo de consideración paisajística, de saneamiento e integración urbana. Las mismas constituyen una reserva en términos ambientales, en la amortiguación de desagües pluviales a cielo abierto y generación de espacios públicos. Hay ejemplos en el mundo de integración de estas infraestructuras naturales a los entornos urbanos, volviéndolas a su condición natural en muchos sectores y mejorando la condición de habitabilidad, generando espacios públicos de calidad. Las políticas públicas de las distintas gestiones al respecto han sido trazadas con el criterio de “tapar y ocultar” la condición contaminante y desacreditada de las mismas, generando en muchos casos, situaciones críticas en los entubamientos. Sería apropiado al respecto una consideración de políticas públicas basadas en una planificación más amigable con el medio ambiente, su saneamiento e integración urbana de las mismas.
Conectividad y transporte público: Se hace imperioso un proyecto de conectividad en todo el territorio de la ciudad y su entorno con otras localidades. La planificación integrada de las distintas áreas de la ciudad demanda también la conectividad entre las mismas fundamentalmente a través del transporte público con una mirada más amplia donde se incluya la motricidad alternativa no contaminante a través de la electricidad como lo fuera en su momento el sistema de tranvías, hoy reivindicado, modernizado y utilizado en muchas ciudades del mundo por su efectividad en relación al transporte de personas como también al medio ambiente. Una Estación Polimodal de Transporte que integre diferentes alternativas de corta, mediana y larga distancia a través del ferrocarril, tranvías y autobuses constituye una alternativa de construir una planificación equilibrada, donde además configure una infraestructura de espacio público que irradie recursos de desarrollo sociales y económicos en su entorno. El río, además de su condición esencial de vida y paisaje, intrínsecamente ligado a nuestro espíritu costero, sugiere también una alternativa de vínculos entre partes de la ciudad distantes entre sí.
Tránsito: Revisar las características del mismo y su funcionamiento en la actualidad permite definir algunas políticas tendientes a un control más efectivo del mismo. Se trata de optimizar la circulación de vehículos de todo tipo haciendo respetar las normas, en principio, excesos de velocidades, respeto al peatón, correcta semaforización, contaminación sonora y del ambiente, estacionamientos indebidos, áreas centrales susceptibles de ser liberadas del uso del automóvil para jerarquizar el desplazamiento peatonal, etc.
Tratamiento de residuos domiciliarios: Se hace imperioso dar una solución al tema en virtud de las consecuencias socio ambientales que se producen. La separación en origen de los desechos es una práctica que contribuye a atenuar las secuelas que se dan origen en el Volcadero, permitiendo además la clasificación y recirculación de materias primas desechadas a través de centros de reciclaje distribuidos en la planta urbana. Sería deseable que el municipio implemente estas prácticas, comunes en muchas ciudades del mundo y habilite instancias proyectuales sobre la temática con capacidad para ser aplicadas a corto o mediano plazo. Por otro lado, se hace imperioso pensar en políticas sobre el tratamiento de residuos orgánicos a través de la biodegradación, proceso que determina el compostaje produciendo una reinserción del material en los ciclos naturales. Otras prácticas como la generación de energía, también son posibles. Algunas localidades próximas a Paraná están llevando adelante estas iniciativas.
Como diría el gran arquitecto brasilero Paulo Mendes da Rocha[ Arquitecto Paulista Premio Pritzker 2006], La ciudad es de Todos. Cada una de las cuestiones planteadas despliega otros intereses y preocupaciones necesarias para el fortalecimiento de la vida urbana. Las distintas legislaciones existentes (código urbano, código de edificación, ordenanzas) deben ser revisadas con un enfoque reflexivo, crítico y actualizado de acuerdo a las demandas que la vida va planteando. El Estado municipal no puede estar ajeno a esto, de ninguna manera. Debe ser el promotor de una convocatoria amplia, diversa y generosa a la discusión de estos intereses que son de todos, absolutamente de todos los que habitamos esta ciudad, sin ningún tipo de distinción, promoviendo la equidad y la igualdad y el derecho a la ciudad; solo así vamos a encaminarnos hacia la búsqueda de una ciudad verdaderamente sustentable e inclusiva.
(*) Arquitecto y docente FADU-UNL