Por Daniel Welschen
La trampa argumental del oficialismo es llevarnos a analizar la realidad comparando la situación socioeconómica actual con la del período 2002-2003, en donde la Argentina estaba sumergida en una de las peores crisis de su historia. Por lo tanto, hoy todos los indicadores son mejores que antes. Foto versus foto, no hay duda del cambio, pero en economía siempre es mejor analizar procesos en movimiento.
Para que sea más creíble, este análisis debe realizarse por períodos fragmentados, en donde en primer lugar comparemos el año 2002/03 con diciembre de 2007, donde terminó el primer período de gobierno kirchnerista; y luego, la actual gestión 2007/11.
Si comparamos 2002 con 2007, la Argentina mejoró sus indicadores sociales y económicos. En Entre Ríos con el gobierno de Jorge Busti, bajó la desocupación de un 18 por ciento a un ocho por ciento, la pobreza disminuyó de más del 50 por ciento a un 20 por ciento, la producción granárea pasó de 4 millones de toneladas a casi 7 millones de toneladas, las exportaciones de 500 millones de dólares a más de 1.390 millones, El resultado fue una provincia saneada y con superávit fiscal.
Más cerca en el tiempo, en 2010 crecimos a 8,5 por ciento anual, pero lo que no dice el gobierno es que en 2009 la Argentina decreció un 3,5 por ciento. Entonces, si comparamos 2010 versus 2008, la tasa de crecimiento sólo es del cinco por ciento, muy poco si comparamos con nuestros vecinos latinoamericanos.
A partir de 2007, lo que más preocupa es la inflación que golpea a los sectores sociales más desprotegidos y opaca el brillo que mostraban los indicadores sociales. Debemos estar más atentos porque se están encendiendo luces amarillas en nuestra economía.
Es sabido que la inflación que marca el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) de Guillermo Moreno de alrededor del diez por ciento anual es totalmente mentirosa. Moreno nos dice que la pobreza actual en la argentina es inferior al diez por ciento con una Canasta Básica Total de 1.300 pesos. Resultado: 4 millones de pobres.
Los índices de las direcciones de Estadísticas de las provincias de Entre Ríos (que ha dejado de publicarlo), Santa Fe, Córdoba, Mendoza, San Luis arrojan valores superiores al 23 por ciento y una Canasta Básica Total de 2.300 pesos. Con estos datos, tan oficiales como los del Indec, los pobres ya no son 4 millones, sino 9. Por eso decimos que este organismo es hoy una cortina que tapa millones de pobres. Quizás el enamoramiento, les impide a algunos animarse a correr la cortina.
También en Entre Ríos se distorsiona la información. Días pasados en un matutino local, el gobierno provincial publicó un informe sobre el crecimiento del 38 por ciento en las exportaciones entrerrianas 2010 en relación a 2009, pasando de 1.107 millones de dólares para ese año a 1.538 dólares. Aquí no hay mentiras, pero sí omisión de informar que las exportaciones de 2008 fueron de 1.524 millones de dólares, por lo tanto concluimos que las exportaciones de la provincia están estancadas.
Sí nos mienten cuando hablan del crecimiento de las Manufacturas de Origen Agroindustrial (MOA) que en 2010 fueron de 513 millones, en 2009 de 483, pero en 2008 fueron de 523 millones. Lo mismo sucede con las Manufacturas de Origen Industrial (MOI). En 2010 se exportaron 102 millones, en 2009: 77 millones, en 2008: 95 y en 2007: 101 millones.
Todos estos fríos números demuestran que estamos estancados y que la revolución agro transformadora que se anuncia, no es tal. Si sacamos dos fotos, la del 2009 y la del año pasado, obvio que hubo mejoría, pero si vemos los últimos cuatro años hay un claro estancamiento productivo. Si consideramos cantidades en lugar de montos, hay retroceso.
Es necesario dejar las mentiras de lado, no ocultar la verdad bajo falsos discursos ideológicos, hay que sincerar indicadores sociales y económicos, transparentar al Indec y atacar los problemas de fondo, para que el crecimiento a tasas chinas sea con equidad, inclusión social y distribución de la riqueza.
Ya pagamos muy caro el enamoramiento del modelo de la convertibilidad en los noventa. Demostremos madurez política como sociedad y no tropecemos dos veces con la misma piedra.