A través del testimonio de músicos profesionales como Antonio Tarragó Ros, Teresa Parodi, Rudi y Nini Flores y Yayo Cáceres; y no profesionales, de la interpretación de una cuidada selección de temas musicales y de una aproximación intensa al paisaje, la película busca transmitir la esencia de esta música, definida alguna vez como jubilosamente triste.
Pablo Giorgelli, ganador de la Cámara de Oro en Cannes 2011, dijo sobre este trabajo producido por Calma Cine: “Me gustó particularmente el tono contemplativo con el que Claudia elige retratar ese universo específico que no suele estar demasiado presente en nuestras películas; la presencia casi invisible de la cámara que logra transmitir lo más anhelado y no siempre conseguido en el cine: la sensación de que uno mismo se encuentra ahí, siendo parte de lo que está sucediendo. La austeridad elegida para la narración y la singularidad de la mirada me conmovieron de tal manera que durante varios días perduraron en mi cabeza esas melodías, esas imágenes, esas personas, esos lugares”.