Foto exclusiva

Por Oliva Taleb, especial para ANALISIS DIGITAL

Lo concreto es que ahí estaban, para gusto o disgusto de muchos. Como pretendiente ante el padre de la novia, sabiendo que esa primera foto, era decisiva para los tiempos que vendrán. Obviamente, a los novios, o novias, los eligen sus novias o novios. No los suegros. Y entonces no extrañaría que si se pudiera leer el pensamiento, que no se alcanza a expresar en voz alta, más de uno o una, lo cambiaría por tal o cual. La instantáneas de tan decisivos momentos, debieran resguardarse en cajas fuertes, para que en un tiempo prudencial,, se pueda ver si siguen estando todos, y de paso echarle una mirada de vecina chusma, para saber si están “igualitos”, si cambiaron, mejoraron, o si el calendario se les cayó antipáticamente encima.

Hay gente a la que el paso del tiempo le sienta bien. La sabiduría es una vestimenta de talle preciso. De diseño especial. Gente que resiste archivos, sin pasar por el quirófano o por la lente del fotógrafo que conoce el ángulo, la luz, la pose que favorece. Hay gente que sin serlo, un día es calificada vacío de prejuicios, de “hermosa”, simplemente porque se dejó, decidimos, conocer. Hay otra que siendo bella, apuestos, merecedores protagonistas de películas, en días, perdieron la gran oportunidad.

No les ha de quitar el sueño, saber que esa imagen que reproducen las gráficas, los canales de televisión de gran parte del mundo, sean minuciosamente observadas, acercadas a la mirada anónima de cada uno. Ninguno de ellos debe pensar que están allí como en rueda de reconocimiento, en cámara Gesell, esperando salir airosamente favorecidos. Es más si sonríen, protocolo mediante, agradecen, que no quede expuesta, revelada, la procesión que por dentro llevan. Y bué…, cada uno decide o no ser parte de la foto. Se sabe que si se va a una fiesta, hay que tener el rouge a mano, el saco abrochado, los brazos donde no molesten, los zapatos recién lustrados. En un segundo, alguien dice: “¡Listo, miren a la cámara!”…. para inmortalizar en un click, un momento de destino incierto, hasta transcurrido un tiempo interesante.

Vale recordar, el aporte, no sólo a la cultura, que representan, las galerías de fotos. La curiosidad por el pasado, la rigurosidad que muchos exigen en su mirada, las han convertido en espacios para encontrar, auténticos documentos históricos. Incómodos muchas veces, antológicos, discutidos, hasta con “derecho a réplica”… No lo ha de necesitar el “tigre de los llanos” transformado por un “Brushing” en un celebrity de la gran ciudad… Tampoco lo necesita, la juvenil recuperación de mofletes caídos… Los progresivos cambios sugeridos por asesores de imágenes, son tema corriente, comentarios ínfimos, en peluquerías, o cafés. No puede aseverarse que estén exentos de saña, pero sin mayores daños que lo que la banalidad produce.

Las fotos de estos días, intentarán ser el reflejo de cómo se llega a la fiesta, y cómo se retira de ella. Por eso los flashes se confunden con fuegos artificiales. No quiere ser mal pensada. Espera que la grieta no los alcance a ellos. Cree que a unos y a otros los separarán objetivos, directivas precisas, como para que nada, nadie, quede sin ser “inmortalizado”. Habrá fotógrafos que reflejarán la alegría, el beso, el abrazo. Fotógrafos exclusivos de momentos exclusivos, de gente exclusiva. Y va a haber de los otros, por supuesto, los del zoom abierto, con mirada telescópica, atentos, casi al acecho. Exclusivos también, para captar el instante exclusivo que registre, lo que exige el protocolo. Entregar el poder para reencontrarse consigo mismo. La exclusiva foto que muestre la íntima esencia del ciudadano común que hace largo tiempo fue.

Se necesita ser piadoso, para que la lente sea piadosa y auténticamente transparente. No será tarea sencilla abstraerse de la algarabía, y la emoción. Sabe que tiene escuchar, ser fiel a su click interior. Por difícil que sea, debe oírlo. Ningún fotógrafo ha pasado a la historia con fotos amarillas…

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