La tierra prometida: en esta edición del <b>Semanario ANALISIS</b>, un informe sobre el polémico y cuestionado proyecto aprobado en la Legislatura, que forcejea con la Constitución Provincial

Los tropiezos de los gobernadores con las promesas de inversiones millonarias son proverbiales en esta provincia. Desde la última gestión de Jorge Busti se cuentan grandes proyectos con inversiones privadas que al poco tiempo cayeron. Así se puede recordar a Agrenco, América Latina Logística (ALL), la aceitera de Lucas González con Green Lake. En mayo de 2011, el responsable de Transportes Ibicuy SA (TISA) prometía inversiones por 30 millones de dólares en Ibicuy, en una reunión con Urribarri realizada en la Casa Gris. Decía que iban a mover 4 millones de toneladas de hierro y más todavía. En julio se le hundió el puerto por exceso de hierro (y de promesas). La semana pasada, el extremo sur entrerriano que registraba la competencia de los puertos público y privado volvió al escenario a raíz de un ambicioso plan de Urribarri, expresado en un proyecto de ley que sin mucho trámite fue aprobado en Diputados y pasó al Senado con media sanción, así que encuentra el camino aceitado: los senadores son todos oficialistas.

En la columna de análisis político, Diez años después: hace algunas semanas, ante el fallecimiento de Sergio Montiel, el ex senador nacional Luis Brasesco (UCR) recordó que había visitado al caudillo radical en su despacho durante los tumultuosos días de su segundo mandato. Hablaron entonces largo y tendido sobre la escena política general, que anunciaba el declive inexorable de la Alianza y el complejo panorama que ello acarreaba para Entre Ríos. Brasesco, un político dialoguista que no fue convocado al elenco gubernamental, le aconsejó un acercamiento con sectores de la oposición, fundamentalmente los sindicales, con el objeto de descomprimir la situación. Promediando la charla, Brasesco estaba convencido de que el entonces gobernador había comprado su iniciativa: él mismo, nexo, se encargaría de las primeras conversaciones con los gremialistas.

En otro orden, cuáles son las caras que se potencian para el futuro: Los nuevos caciques. Nadie habla ni negocia a cuenta en el peronismo entrerriano, pero todos trabajan ya para acomodar el timón rumbo al 2015. Por lo pronto, no es políticamente rentable hacerlo so pena de caer bajo el escrache social. Sin embargo, conformado el escenario de cargos, aparecen al desnudo las caras que se potencian para el futuro, aunque disimulen sus ambiciones en la mayor de las discreciones. En la danza de nombres quizás pueda incluirse para la futura disputa que incluye la sucesión de Urribarri, a Lauritto, algunos de los Cresto, Bordet, Juan Javier García, Bahillo y Allende. Y habrá que ver qué sucede en Paraná con Solanas, Cáceres y el sector de Blanca Osuna. El resto del peronismo está, por ahora, castigado, pero quizás mañana sea parte del gran reencuentro de “compañeros” y, entonces sí, acaso los protagonistas del culebrón puedan sumarse al elenco estable que hoy conduce el gobernador Urribarri.

Además, aunque guardado bajo siete llaves, legisladores del oficialismo del núcleo más cercano al Ejecutivo estará sondeando la posibilidad de tratar un proyecto inquietante: elevar la edad para poder jubilase en la provincia. Un entrerriano hoy se retira de las actividades a los 62 años, mientras que las mujeres lo hacen a los 60 años. Legisladores del oficialismo consultados por ANALISIS argumentaron que en todo el mundo están aumentando las edades jubilatorias. Alemania, Holanda, Dinamarca, Reino Unido, España, Francia lo han hecho y algunos de ellos llevando la edad a los 67 años. Incluso en Latinoamérica hay países que piensan llevarlo a los 70 años. Mientras tanto, la Caja de Jubilaciones, arrastra un déficit anual de más de 300 millones de pesos. Una posición común a todos los consultados, entre ellos legisladores, funcionarios y sindicalistas, es que “la discusión va a llegar”.

En la sección de Información General, la aceitera del Litoral, ubicada en Bajada Grande de Paraná será visitada por las nuevas autoridades ambientales de la Municipalidad a raíz de una denuncia de vecinos por malos olores. La empresa produce aceite y harina de soja y actualmente trabaja sin ningún tipo de habilitación, además de manejar solventes altamente venenosos. En el lugar, los ruidos, los malos olores, el polvo constante, y las aguas desechadas en la laguna de la zona son los impactos que provoca la fábrica ubicada en Avenida Larramendi.

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