S.A
El músico paranaense Julián Stur prestó su sonido para “Quma y las Bestias”, un cortometraje en stop motion producido y dirigido por el estudio de animación Tamandua a cargo de Iván Stur y Javier Luna Crooke, dos entrerrianos radicados en Buenos Aires. Luego de siete años de vaivenes creativos, el 29 de septiembre dio sala en el marco del Big Band Festival; un Festival de Animación, Videojuegos y Arte Digital realizado en la Ciudad de Buenos Aires en el cual ganó la mención Corto para la niñez. ANÁLISIS dialogó con Julián Stur quien, por primera vez, explora los terrenos de recrear las vibraciones de la imagen.
Cuando estamos frente a una proyección audiovisual difícilmente disociamos el sonido de la imagen. Ambas se presentan como un todo acompañándose, creando climas, tonos, estados de ánimo. Es natural endilgar el todo sólo a la imagen; si quitáramos cada efecto, sonido o toque musical inmediatamente nos invadiría una gran sensación de incomodidad, hasta de vacío. Julián Stur nunca pensó que sería su tarea, alguna vez, llenar ese vacío si bien la idea le rondaba el pensamiento. “Es muy difícil entrar en ese circuito”, confiesa sentado en una pequeña habitación, sutilmente acustizada que oficia de estudio de grabación; su hogar paranaense. “Había hecho jingles publicitarios, había armado pistas por encargue, tenía muchas ganas de hacer música para cine y vi en este proyecto una gran oportunidad.” Continúa Julián, sobre un proyecto que lo introduce al espectáculo de la sonoridad imaginada.
Sostener los deseos
Siete años de trabajo -intermitente de a ratos, pero sostenido por el deseo- demandó “Quma y las Bestias”. Entre procesos creativos y búsquedas de financiamiento pudieron dar con un producto acorde a sus exigencias profesionales y personales. “Por lo general en un proyecto así, el compositor entra a lo último cuando ya está todo armado. En este caso yo estuve desde el principio. Investigué como iba a ser el tipo de música, los instrumentos, qué iba a usar para que no sea muy hollywoodense, sino que te remita para este lado del mundo; pero que a la vez no sea una zamba lisa y llana. Usé más percusión y algunos vientos de madera, pero también se le dio lugar a guitarra, bombo, y otras cositas que le fui agregando ahí. Todo fue mutando junto con el tiempo; la historia, las escenas, la cantidad de personajes, la idea de la música. Los tiempos estuvieron signados a lo último: en 2016 ganaron un mecenazgo del Gobierno de Buenos Aires, que le ayudó económicamente y después ganaron un concurso del INCAA en el 2017 y eso tenía un tiempo de entrega del proyecto que obligó a acelerar la marcha y algunas cosas quedaron afuera” cuenta a este medio el músico paranaense quien compuso, grabó y produjo la música original de este cortometraje que se prepara para dar la vuelta al mundo en 13 festivales internacionales.
(Más información en la edición gráfica 1106 de la revista ANALISIS del jueves 10 de octubre de 2019)