Sofía Arnaudín
El músico, flautista, percusionista y luthier, se pregunta por la raíz negra en la música del litoral desde; acto que le cambió la mirada para siempre, y que, a fines de julio, le valió la invitación a participar de un festival sobre la cultura argentina en Moscú, Rusia. En diálogo con ANÁLISIS, recopila su sensibilidad en tiempos de pandemia; desanda las potencialidades de la virtualidad, que lo animaron a encarar nuevos proyectos.
¿Qué puede haber de afro en el chamamé? Se desliza la pregunta-de manera poco ingenua- sobre la base de ideas, sonidos e imágenes preestablecidos que cargamos, casi sin saberlo, de la cultura, sus expresiones, su historia. Lejos estamos de poder derribarlos en estas páginas, pero el músico, investigador “autoguiado”, Pablo Suárez, buscará desde su acción cotidiana, comprenderlos y transformarlos.
“La raíz africana en la música del litoral” dio nombre a la charla que ofició, a fines de agosto de este año, en el Festival “Argentina en Rusia”, organizado por Daria Zarkharova y del cual participaron numerosos artistas dando cuenta de la basta cultura popular Argentina. “Daria me contactó. Ella estuvo en Argentina; se interesó mucho por nuestra cultura. Me contactó y me dijo que había conocido mi trabajo a través de Pablo Cirio y Augusto Pérez Guarnieri (ambos músicos e investigadores de la cultura afro en la ciudad de La Plata) y le había interesado mucho. Entonces, le mandé el disco mío sobre ese tema, que es Tango de San Miguel; después de eso ella me habló del Festival y me propuso participar”, relata a este medio, Pablo Suárez.
Estudio arquitectura en la Universidad Nacional del Litoral, pero la música lo fue transitando de una manera que se convirtió en un todo ineludible. “Tuve una conexión con el instrumento de viento muy buena. Durante un tiempo me alejé, luego retomé de grande. Después me metí en la percusión; cada instrumento que uno trata de desarrollar lleva un montón de tiempo. Con la flauta me pasa así; aprovecho lo que ya recorrí y lo sigo profundizando, si tuviera que elegir hoy quizás sería otro, hay instrumentos que me gustan incluso más, pero desarrollar las técnicas llevan su tiempo.” “Estoy haciendo una licenciatura en música popular, en la UNL, estoy en tercero, de cinco años. En buena medida es aprender y en otra es formalizar, acreditar cosas que he recorrido. Siempre he estudiado, no de manera autodidacta sino autoguiada, buscando gente de quién aprender”, entre ellos Daniel Rochi, Luis Barbiero, Carlos Negro Aguirre, después Sergio Ortuño, en Montevideo, entre tantos otros compañeros y compañeros de los que se nutre, día a día.
(La nota completa en la edición 1114 de la revista ANALISIS del jueves 17 de septiembre de 2020)