“En Entre Ríos todavía hay una incidencia muy alta: estamos teniendo 535 casos cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas, cuando se determina que una región que está por encima de los 150 casos por cada 100.000 habitantes tiene riesgo alto, con lo cual estamos muy por encima de lo que se denomina el riesgo alto”, describió Retamar.
La integrante del Grupo de Investigación en Base de Datos de la Facultad Regional Concepción del Uruguay de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), Soledad Retamar, analizó la realidad del país y la provincia respecto de la pandemia de coronavirus y el crecimiento de contagios.
En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Retamar analizó que en el último tiempo “a nivel nacional se vio un crecimiento de casos como no se había visto en ningún otro momento desde que inició en 2020 la pandemia, que implicó tener que llegar a nuevas restricciones especialmente en la región metropolitana. Con una diferencia al año pasado como es la existencia de las nuevas variantes que serían mucho más contagiosas que la original. Y a partir de la aplicación de restricciones, especialmente a la nocturnidad, en el AMBA se vio un leve descenso”.
Al respecto, aclaró que “el término leve es porque no es comparable con la velocidad a la que se creció a nivel nacional” y puntualizó que “si bien en Entre Ríos demoró un par de semanas más, también hubo un crecimiento muy fuerte que ahora aparenta estar creciendo un poco menos”.
“Si se analizan los indicadores que establece el Ministerio de Salud nacional para evaluar el riesgo que tiene una zona o provincia, a nivel provincial el indicador de crecimiento dice que en los últimos 14 días crecimos un 26% más con respecto a las dos semanas anteriores. Es decir que todavía continúa el crecimiento. Pero si se tiene en cuenta que hace dos semanas ese indicador estaba dando 2,4 o 2,5, se puede decir que de a poco comienza a desacelerar levemente ese ritmo de crecimiento de casos”, puntualizó.
No obstante, explicó que “en Entre Ríos todavía no está muy marcada la tendencia de baja porque en los últimos días hubo un promedio de casos diarios de 523, y nos encontramos en esa situación desde hace casi dos semanas” y agregó que “sí hay una incidencia muy alta: estamos teniendo 535 casos cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas, cuando se determina que una región que está por encima de los 150 casos por cada 100.000 habitantes tiene riesgo alto, con lo cual estamos muy por encima de lo que se denomina el riesgo alto”.
“Además con el último DNU con las categorías de alerta o alarma epidemiológica se establecen los 250 casos cada 100.000 habitantes como un indicador de alarma, y en Entre Ríos estamos muy por encima porque tenemos 535”, señaló.
Consultada por la aplicación de medidas restrictivas, se manifestó “de acuerdo en que sean localizadas para no terminar de agotar a una sociedad que viene de más de un año de esta situación”. “El año pasado se evaluaron las medidas que se tomaron sobre todo a principio de la pandemia en Argentina y una de las conclusiones a las que se llegó es que no tiene sentido que toda la sociedad del país con todas las particularidades y diferencias que hay se adhiera a las mismas medidas cuando las situaciones no son similares ni comparables. Por eso es una buena decisión que las medidas sean focalizadas y del mismo modo la intermitencia de las mismas: lo ideal es tener periodos cortos de tiempo con restricciones que permitan no saturar del todo el sistema de salud, que baje un poco la curva de casos diarios y que como ciudadanos se pueda tener cierta planificación”, refirió.
Por otro lado, planteó que “hay algunas cuestiones que son resignables y que se puede pensar que no tendrán un gran impacto, como reducir la circulación nocturna, pero hay otras que empiezan a ser un poco laxas. En la provincia se establecieron las clases virtuales solo durante cinco días en algunas localidades y no creo que se vea un gran impacto de esa medida porque cinco días ni siquiera es la mitad del periodo de la enfermedad en sí”.
“Generalmente lo que se ha hecho en el resto del mundo es cerrar por 15 días, más que nada pensando en el ciclo de vida de la enfermedad y así con 14 días de cierre se evitan mucho más contagios que en cinco días. Se puede pensar que económica y socialmente no hay más margen para nuevos cierres y tomar decisiones en consecuencia, lo que no se puede hacer es negar que lo que disminuye la circulación del virus es restringir la interacción entre las personas”, acotó.
Al respecto, evaluó que “esto es como un juego de suma cero, lo que se otorga por un lado, se pierde por el otro. Si pretendemos mantener algunas actividades como puede ser la presencialidad escolar, que acuerdo con el impacto que produce, pero hablamos de salud y eso se traduce en vidas. Si queremos mantener la presencialidad, de algún otro lado habrá que restringir”.
“Hay cosas que habría que analizar con mayor cantidad de datos e información, respecto a cuanto impacta en la movilidad y la interacción de las personas la actividad de deportes al aire libre. A nivel mundial no hay estudios contundentes que indiquen el impacto que tiene la escuela y se sabe que se cumplen bastante bien los protocolos o al menos esta bien definidos, al igual que en un bar de noche, donde hay movilidad nocturna y no es que se contagia más de noche sino que las personas se relajan más, se encierran más y se da situaciones que implican contagios. Si bien la escuela puede generar un gran impacto, se entiende lo que genera en la sociedad porque pasó a ser un tema muy político, pero lamentablemente es una de las restricciones que genera menos impacto económico –que el año pasado también fue muy sentido el año pasado- y además no se suspende la escolaridad, lo que se suspende es la presencialidad escolar”, analizó.
Respecto de los picos de contagios, Retamar explicó que “es muy complejo hacer proyecciones en medio de una pandemia y con realidades completamente diferentes a nivel país y a nivel medidas” pero de todos modos aseveró que “los picos dependen de decisiones políticas, también se diseñan en cierta manera. Porque si mañana se hace una apertura total como estábamos previo a la pandemia probablemente haya un nuevo pico muchísimo más alto de lo que hemos tenido. Ahora que se empezó a crecer mucho en la cantidad de casos diarios se establecen restricciones, como puede ser en la nocturnidad o la no presencialidad, y con eso los casos diarios comienzan a bajar. Ahí se ve la formación de pico, que dependió de una decisión política y de un comportamiento social”.
Explicitó al respecto: “Un colega de la UBA le llamó la inmunidad del cagazo porque uno empieza a tomar nuevamente dimensión de lo que implican los cuidados en el virus y se comienzan a reforzar los cuidados. Los picos se diseñan por decirlo de alguna manera con las medidas que se van tomando y con el comportamiento social somos aportadores a ese crecimiento o no de casos”.
Como ejemplo mencionó que “después de la Semana Santa hubo un crecimiento que no habíamos tenido antes, a eso se le suma la llegada de temperaturas más bajas y que había muchas actividades habilitadas y todo ese conjunto de factores hace que los casos diarios crezcan y por ende la cantidad de personas infectadas sea muchísimo mayor”.
“Lo que preocupa en este momento es que, más allá del crecimiento de casos, estamos en la víspera del invierno –porque se ha visto en otros países que la llegada del frío incide en la curva de casos diarios- con una cantidad de ocupación de camas de terapia intensiva a nivel nacional que hizo generar un alerta, y con la llegada del invierno todo indica que los casos no bajan sino por el contrario empiezan a subir y si se comienza el invierno con esta cantidad de casos será terrible la consecuencia”, especificó.
Por otra parte, respecto de la importancia de la vacunación sostuvo que “hay un porcentaje interesante de personas vacunadas con una sola dosis, más teniendo en cuenta que se está vacunando a mayores, y se calcula un porcentaje de la población total vacunada por Departamento que ronda el 15%, en algunos alcanza el 18% de la población total”.
“Con esto se empieza a ver un leve descenso en la proporción que implican los adultos mayores en la cantidad de personas con caso detectado. El año pasado, había un 5% de mayores de 75 años contagiados y en la actualidad es del 3%, es decir que cayó un montón, y lo mismo sucede con los mayores de entre 60 y 75 años, que siempre representaban un 12% y ahora estamos en el 10%. Se va corriendo la franja etaria de los casos confirmados a personas de entre 30 y 45 años, que explican un 60% de los casos detectados”, puntualizó.
Finalmente, en relación a los testeos indicó que “la provincia tiene una tasa de positividad muy alta, muy por encima de muchas otras provincias y mucho más que lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud, pero también es cierto que testear más no implica combatir la pandemia solo significa tomar una fotografía de lo que está sucediendo”.
“El hecho de que se testee no va a impedir los contagios, lo que sí importa es el testeo para poder hacer luego el aislamiento, el rastreo de contactos y aislar tempranamente. Si es necesario testear para aislar a una persona, porque depende mucho de la responsabilidad de cada uno de saber que tiene que aislarse y no depender de que lo testeen para hacerlo”. “Pero si es necesario aislarse, muchas personas no lo hacen sin testearse; de todos modos, no se combate a la pandemia con testeo sino que simplemente habrá mayor conocimiento de lo que sucede en cuanto a la circulación del virus en la comunidad. Lo que importa más es el aislamiento que el testeo en sí”, concluyó.