Caso Rueda: nuevos testigos aportaron datos sobre el homicidio ocurrido en el Acceso Norte

La ronda de testimonios comenzó con Albornoz, quien el día del accidente se desempeñaba como chofer del subjefe de la Policía de Entre Ríos, Juan Ramón Rosatelli.

Lo más relevante de su relato lo constituye el momento en el que advierte la presencia “de cuatro chicos tirados sobre la banquina”. En su descripción mencionó que “todos estaban lesionados” y que “solicitó con un llamado la presencia de ambulancias y patrulleros”. Asimismo, recordó haber visto “a una chica en un zanjón, que luego corroboró que estaba fallecida”.

Al igual que en la primera jornada del juicio, tanto la querella como la defensa indagaron sobre las condiciones climáticas en el momento del accidente, así como también la ubicación de los jóvenes involucrados en el hecho. Desde su perspectiva, Albornoz indicó que “había luz natural, pero no para que el sol encandilara a un conductor”.

A continuación se escuchó la exposición de Rosatelli, quien dijo haber visto a los cuatro jóvenes “al costado de la ruta”, aunque aclaró: “Pensé que estaban jugando”. Así recordó que le ordenó al chofer que lo trasladaba detenerse para saber qué estaba pasando. Entonces enumeró que primero vio a “una chica que estaba al costado de la ruta exaltada y que, a los gritos pedía: 'Mi amiga, mi amiga, mi amiga'. Además había otro chico lesionado a la derecha y otro a la izquierda”.

El tramo más crudo de su declaración giró en torno a las condiciones que presentaba el cuerpo de la víctima fatal. Sin tener en cuenta la presencia de amigos y allegados a Yamila Rueda, el segundo hombre en jerarquía de la fuerza afirmó: “Me aproximo y veo que la chica que estaba en la banquina estaba muerta: estaba hecha una bolsa de huesos”.

A raíz de la gravedad de la situación, Rosatelli irradió un pedido de detención de “un auto blanco” teniendo como parámetro las características que habían brindado uno de los jóvenes. Tanto el dicente como su subordinando coincidieron en que “la ruta estaba muy transitada”. Al mismo tiempo señaló que “no había neblina”.

En tercer lugar ingresó a la sala Casco, un policía que realizaba patrullajes en la zona del Acceso Norte, quien tuvo la posibilidad de cruzar a los jóvenes en la ruta antes del accidente y que luego debió asistirlos tras el episodio que derivó en la muerte de Yamila Rueda.
Uno de los aportes fundamentales que hizo el agente es cuando versó sobre el hallazgo del parabrisas. Al respecto, manifestó: “Encontré el parabrisas, sacado más allá, estaba bastante lejos del lugar del hecho. Estaba desecho, lo dejé en la comisaría”.

Además consignó la presencia de un cartel que quedó arriba de Yamila, el cual sacó porque cubría el cuerpo de la infortunada joven, publicó Uno.

Ricardo del Agua, el último testigo que pasó por el estrado, es uno de los empleados de Rancho Grande que cruzó a las víctimas mientras manejaba su auto cuando se dirigía a su lugar de trabajo, en el trayecto que une la capital entrerriana con el Acceso Norte.

El trabajador contó: “Vi a los chicos caminando entre el pasto y la banquina”. Lo cierto es que su descripción avanzó hasta ubicarse en su arribo al comedor Rancho Grande. Allí, tiempo después, sus compañeros Miguel Leguizamón y José Londra “escucharon una explosión”. Incluso admitió que Leguizamón “vio que el conductor de un auto tiró el parabrisas y se fue”.

Además añadió que “el sol encandilaba un poco porque justo venía saliendo, pero no había presencia de niebla ni tampoco de bruma”.

Foto: Uno

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