Comienza la sexta temporada en La Casa del Poeta

“Walter Gómez y Mauricio Laferrara, dos excelentes guitarristas, docentes y artistas natos, intérpretes cabales. Vamos hacia el sexto año de La Casa del Poeta, y este año será un programa muy cuidado desde lo musical. No está destinado a batir las palmas y revolear los ponchos, porque no es ese el criterio, sino que se pueda escuchar la mejor música hecha por nuestros propios representantes. En algunos momentos nos han visitado artistas de otras partes, como Juan Falú, pero este año son nuestros artistas. Precisamente por eso, esta temporada se denomina Amigos de la Casa, porque ya han estado en otros momentos”, explicó Martínez a Uno.

Además, en la galería de la casa –sita en calle Polo Martínez s/n– habrá una pequeña boutique de arte, que estos últimos años ha administrado Pamela Villarraza. Y quienes busquen arte también encontrarán un sitio de venta de libros de escritores y poetas entrerrianos, como así también discos de los músicos que cada noche integran la programación.

Tampoco faltará espacio para la fotografía: “Este año vamos a hacer un panel de fotos en blanco y negro, que Enrique Suárez ha hecho a lo largo de toda la historia de la Casa del Poeta. Y a la gente le gusta mucho, agradece esa presencia”, señaló, y destacó que habrá un fino servicio de cantina, para que la gente pueda degustar un entremés y beber alguna copa mientras disfruta del espectáculo.

Es al aire libre, por lo que se suspende en caso de lluvia. “Si llueve al mediodía y a la noche está lindo, se hace. El clima es muy cambiante en esta época”, acotó Martínez.
Herencia

La casa fue construida por Polo Martínez; poeta, periodista e investigador nacido en Paraná, en 1917. Autodidacta, colaboró en diarios y revistas entrerrianas. Comprometido con su tierra, dejó importantes composiciones a las que caracterizó como Canciones paranaseras.

Sus poemas Madrugada del pescador, La barca encostada, Milonga del estibador, La soledad de don Villa, entre otros, fueron enriquecidos con la música de artistas locales, principalmente su hijo, el Zurdo.

“La historia de la casa se remonta a una suerte de herencia, a Polo Martínez, a Miguel Zurdo Martínez, o a mi familia en general que siempre fuimos de hacer reuniones con artistas e invitados, con música y guitarra. Cuando volví de Buenos Aires, que me instalé en esa casa, se me ocurrió hacer esa velada y ya han pasado seis años”, manifestó Mario.

Él lo considera una suerte de devolución para su gente, “me gusta hacerlo, porque negocio no es. Siempre me preocupo de que venga gente para que el artista se pueda llevar un beneficio económico. Pero es tan agradable hacerlo, a pesar del esfuerzo que se suma a mi trabajo, que no lo puedo abandonar. Siento que además de mi gusto personal, hay como un mandato de hacer algo en ese lugar, donde Miguel ha compuesto parte de su obra, donde Polo ha recibido a sus poetas amigos”.

Sobre el público que asiste al ciclo, Martínez lamentó no haber podido captar aún la atención del turista –“que suele ir con otro interés, quizás sí se prende al karaoke que se hace los sábados a la noche en el plaza”– ni de los habitantes de Villa Urquiza que “en verano pareciera que todo lo que ocurre en la Villa no les perteneciera, sino que es para el turista”. En este sentido, Martínez destacó que el público mayoritario es de Paraná, aunque hay algunas excepciones.

El derecho al espectáculo es de 80 pesos. La casa está ubicada a una cuadra de la plaza principal, y tiene un cartel que la identifica. Martínez destacó que quienes no cuentan con movilidad propia pueden viajar desde la Terminal de Paraná en colectivo, que parte a las 19.30. Y para regresar, hay servicio de remises.

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