El oráculo de Gaza

Por Rafael Bielsa (*)

Son pocos los que piensan que hay soluciones providenciales aptas para resolver el conflicto palestino–israelí, salvo algún cínico o un incompetente. El dramaturgo griego Esquilo dijo que “en la guerra, la verdad es la primera víctima”, y la condición humana sabe que la única victoria decisiva es la última. Ambas cuestiones son sólo algunas, entre todas las que conforman la complejidad del tablero.

El 8 de febrero pasado, Hamas liberó a Ohad Ben Ami (56 años), Eli Sharabi (52) y Or Levy (34), como parte del quinto intercambio de rehenes por prisioneros palestinos, dentro de la primera fase de seis semanas negociada, entre otros, por Egipto y Qatar. En Deir al-Balah, ciudad situada en el centro de la Franja de Gaza, fue realizada la entrega a la Cruz Roja, que luego transferiría los rehenes al ejército israelí (FDI) y a las fuerzas de seguridad (ISA). El inicio de esta población se remonta a la Edad de Bronce tardío y fue fortaleza del reino de Egipto, monasterio cristiano, mezquita musulmana, bastión costero, ruta postal y sede episcopal de la Iglesia Ortodoxa.

En diciembre de 2023, dos meses después de los ataques de Hamás a Kfar Aza y a Re’im, la ciudad fue arrasada por los asaltos de Israel. Jens Laerke, vocero de la oficina humanitaria de Naciones Unidas en Ginebra, declaró que: “El Infierno en la Tierra ha regresado a Gaza”.

Los intercambiados Ben Ami, Sharabi y Levy fueron subidos a un escenario, vestidos como prisioneros ocres, flanqueados por combatientes de Hamas adosados a fusiles de asalto AK-103. Detrás de todos, en un anuncio, podía leerse: “Somos el diluvio – La guerra es el día después”.

Tras 16 meses de cautiverio, se los notaba pálidos, delgados e inestables. Dirigentes israelíes manifestaron que parecían “supervivientes del Holocausto”, y calificaron la liberación como un “espectáculo”. El sábado 8, desde Estados Unidos, el primer ministro Netanyahu declaró: “Pagarán el precio (…). Velaremos por su seguridad. Esta es la directiva que he dado a la delegación: díganselo a los mediadores y exíjanlo”. Añadió que su anfitrión, el presidente Trump, estaba completamente de acuerdo: “haremos todo lo posible para devolver a todos los rehenes, pero Hamás no estará allí”.

Luego, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) criticó los actos escenificados que acompañaban la liberación de los rehenes, e instó “a todas las partes, incluidos los mediadores, a que asuman la responsabilidad de garantizar que las futuras liberaciones sean dignas y privadas”. Ni el decoro ni la intimidad parecieran ser riquezas de esos baldíos.

El 19 de enero de 2025, cuando comenzó el alto el fuego en Gaza, Deir al-Balah había sido dañada por los ataques aéreos y navales de las Fuerzas de Defensa de Israel, perdiendo infraestructuras esenciales y sufriendo daños hasta en sitios improvisados con tiendas y toldos, que albergaban a centenas de familias. Hay restos de colchones despanzurrados, fragmentos de placas de hormigón, y las horrendas fumarolas irguiéndose desde el subsuelo de Gaza.

Después del 7 de octubre de 2023 en Israel −en coordinación en tiempo real con mandos estadounidenses− la lógica del período expuso compensar su incapacidad para ubicar comandantes de alto rango dentro de los túneles de Hamas con matanzas de “cifras de tres números” de civiles palestinos. La metodología se denominó “alicatado”, metafóricamente la creación de barreras y puestos de control que funcionan como “azulejos” cobertores del territorio de la Franja. Debido a que era difícil localizar con precisión las metas, se bombardeaba a un alcance más amplio. Resultó imposible suprimir rehenes israelíes o acertar con los objetivos o informar con transparencia, conservando indemne la condena universal que trajo consigo el antisemitismo.

El fenómeno cíclico que produce una guerra casi siempre es sobrecogedor. Por casualidad, en 2017 el ejército israelí descubrió que las bombas anti-búnker emitían monóxido de carbono, un gas tóxico que mata en minutos. Así, se podían hallar objetivos sin conocer su localización ni acertar directamente. “Entonces el túnel se convierte en una trampa mortal”. Tras el 7 de octubre de 2023 Israel las empleó en sus intentos de eliminar a comandantes de Hamas. Los bombardeos son denominados por los palestinos “cinturones de fuego” y luego comienzan a emerger las horrendas fumarolas. Artefactos explosivos químicos o biológicos no son armas convencionales, son una política de ataque y violan prohibiciones que establecen las leyes sobre conflictos armados, que el Estatuto de Roma del Tribunal Penal Internacional clasifica como crimen de guerra.

El Centro de Satélites de Naciones Unidas (UNOSAT) estimó a finales de 2024 que alrededor del 69% del total de estructuras de la Franja fueron arrasadas durante los 15 meses de ofensiva israelí. Según estimaciones, hacen falta alrededor de US$53.000 millones para reconstruir la Franja de Gaza y controlar la “catástrofe humanitaria”. La restauración de los sectores de salud y de comercio e industria; la reactivación de la agricultura; la recuperación de los servicios de transporte, el agua y el saneamiento, el sector educativo. Hay que añadir las toneladas de escombros, las municiones, el amianto y otras sustancias peligrosas, incluidas las “mezclas con municiones sin detonar”.

Con su moral de geometría variable, a Trump le pareció una cifra abordable y propuso tomar el control de la Franja de Gaza y movilizar a su población hacia Egipto y Jordania. El primer ministro israelí calificó la idea como “buena” y una “visión audaz”, afirmando que ambos tienen una “estrategia común” para el futuro del territorio palestino. Tal vez algún asesor les haya acercado El diálogo de los Melios, de Tucídides: “Los fuertes hacen lo que pueden y los débiles sufren lo que deben”. Hubiera debido explicarlo bien: un abordaje inmobiliario no transforma un concepto desatinado en una idea floreciente.

¿En qué momento se secaron los pozos venerados? ¿Cuándo los sueños sobre tierras antiguas y lugares sagrados se transformaron en un odio volcánico? ¿Está Netanyahu interesado en la siguiente fase del alto el fuego con Hamas? Es una pregunta estratégica e histórica, porque no hay negociación de sólo una parte.

(*) Excanciller y embajador, publicado elDiarioAR

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