La Secretaría de Salud y Acción Social de la Provincia descartó la utilización de la droga crotoxina para tratamientos oncológicos en hospitales y centros de salud, por estar fuera de protocolo. Al respecto, el titular del área, José María Legascue, desestimó además su eficacia terapéutica a la que calificó como “dudosa”, basándose en distintos resultados de investigaciones realizadas durante la década del 90.
La aclaración surgió tras la difusión del trabajo de la ONG concordiense Sahara, uno de cuyos proyectos es impulsar la entrega masiva y gratuita de la droga fabricada en base al veneno de ciertos ofidios.
La fundación con personería jurídica y sede en la Capital del citrus difundió las bondades de la droga en el tratamiento de pacientes, en ciertas etapas de la enfermedad. La entidad realiza tratativas a nivel nacional para conseguir una subvención y la aprobación del Gobierno nacional, aunque aún sin resultados concretos.
Antecedentes
A pesar del desplazamiento por otras drogas oncológicas aceptadas, de las cuales el Estado garantiza su provisión, la crotoxina alguna vez fue un tratamiento oficial. En 1996 la droga fue aplicada en 26 pacientes con problemas oncopatogénicos, en el hospital San Martín.
El proyecto Crotoxina fue dirigido por el doctor Jorge Cura y consistió en la aplicación de la droga a seres humanos para probar toxicidad, efectos adversos y dosis toleradas.
Las pruebas se realizaron de acuerdo a un protocolo internacional de investigación clínica, aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), por la Disposición Nº 4.559.
La polémica droga derivada del veneno de ofidios, producida por el doctor Juan Carlos Vidal, generó expectativas y tuvo partidarios y detractores.
Uno de sus defensores fue el doctor Domingo Liotta, por aquel entonces titular de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación, quien refirió la mejora de la calidad de vida de los pacientes sometidos al tratamiento.
Como signos de la recuperación clínica experimentada, el médico diamantino señaló tres: la recuperación del apetito, el peso y el sueño. Además apuntó a la mejora en los resultados de los estudios hematológicos que revelaron la recuperación en estados anémicos y mejora de la fórmula sanguínea.
Por su parte, Cura declaró que la droga demostró, estadísticamente, una disminución o desaparición de los dolores y un mayor bienestar general en casi el 80% de los pacientes oncológicos tratados. “Pero esto no quiere decir que cure el cáncer”, aclaró en esa oportunidad.
Tanto el director de la investigación como Liotta insistieron por aquel entonces en la necesidad de seguir las investigaciones. Pero en 1997, apenas iniciada la segunda fase, la investigación fue suspendida por falta de recursos, lo que dejó sin respuestas cuestiones fundamentales como los efectos de la droga sobre las células cancerígenas, formas de administrarla, dosis y sobre qué tumores resultaba eficaz.