(Foto ilustrativa)
Por Hugo H Pais (*)
Cuando un educador propone a los estudiantes ser proactivos y prosociales, les genera un desafío a tomar activamente el control de sus actos, de sus proyectos y decidir lo qué hacer, anticipándose a los acontecimientos, en tanto que, el comportamiento prosocial ocurre cuando la persona actúa para beneficiar a otros y no a sí mismo.
De allí, que incursionar en estas temáticas, en estos tiempos de crisis socio/económica, a lo que se suman graves consecuencia por factores ambientales y climáticos, es posible proponer el desarrollo de comportamientos de altruismo, cooperación, y el cuidado del comportamiento prosocial.
Recuerdo en el establecimiento que dirigí por unos quince años, el trabajo y la entrega de los padres cooperadores, que nos permitió hacer crecer nuestro establecimiento educativo en todo sentido, con un compromiso y presencia de los padres en todo momento en la escuela, desde la cooperadora, así gestamos Seminarios, Encuentro, Simposios, Congreso, Ferias de Ciencias y de Comercio exterior, Nuestros educando accedían así a escenarios impensado en una Escuela del Estado, y podían experimentar el dominio de los idiomas que se aprendían: inglés, portugués e italiano, en mesas de negocios y/o ruedas y seminarios de comercialización con otros países.
Nuestra meta, era clara y compartida por los padres de nuestros estudiantes, aspirábamos a mover el interior moral de todos, a provocar en sus consciencia que quien coopera recibe siempre cooperación. Ofrecer cooperación es direccionar la energía mental para crear buenos deseos y sentimientos hacia los demás y hacia la tarea, es generar empáticos comportamientos de objetivos influenciados por valores más internos y no tan solo por circunstancias externas, surge la cooperación en forma de sabiduría. De hecho, cada vez que me reencuentro con aquellos que fueron estudiantes de esos tiempos, me recalcan la satisfacción de lo experimentado.
Como docente, uno ha vivido y apreciado, valorado y reconocido, el fruto de la COOPERACION ESCOLAR, con padres allegados al establecimiento, que hacían posible siempre los sueños de una Escuela con mayor posibilidad para nuestros estudiantes, no un establecimiento diferente, sino una verdadera casa de formación integral.
Cooperar es sin lugar a dudas responsabilidad de todos, aunque facilitar el proceso requiere valor y fortaleza de quien lidera una institución o proyecto, exige capacidad de abrir puertas y compartir responsabilidades, escuchar, dialogar y confiar en quienes acompañan y/o auxilian. Se procura sin dudas como algo imprescindible, de una preparación o disposición para crear mecanismos de gestión y de apoyo interno. mediante el cual las personas sean capaces de protegerse a sí mismas y de mantener la ecuanimidad y el equilibrio.
Sin lugar a dudas, mirando retrospectivamente, reconozco que en un trabajo cooperativo se necesita actitud de desapego, en la que nada se tome a nivel personal. Al permanecer desapegado, objetivo e influenciado por los valores más internos y no por las circunstancias externas, surge la cooperación en forma de sabiduría. Es asumir una actitud de comprensión, tolerancia, paciencia y empatía. El que adopta esa actitud, elimina más fácilmente las trabas de la falta de cooperación que pueden haber obstruido el progreso.
Siento que en estos tiempos, es indiscutible recuperar la actitud de cooperación, reinstalar la prosocialidad lo que no es un mero regateo en el que el éxito de una persona se logra a expensas o gracias a la exclusión del éxito de otras.
Vale exaltar que el objetivo constante de la cooperación es el beneficio mutuo en las interrelaciones humanas; lo que se fundamenta en el principio del respeto mutuo, el valor, consideración, cuidado y participación que proporcionan un fundamento a partir del cual puede desarrollarse el proceso de la cooperación.
La cooperación es posible cuando hay facilidad, no pesadez y/o actitudes de gestión forzada u obligados. Requiere ser sinceros y tener espíritu generoso. Tal generosidad le hace a uno digno de recibir apoyo, y la cooperación de todos. Si uno tiene confianza en los demás, eso, en retorno, construye la confianza en ellos. Tales sentimientos producen un ambiente de enriquecimiento, respeto, apoyo y solidaridad. Esto que expreso, es el sentimiento vivido en una comunidad como la que fuera la Escuela de Enseñanza Media y Superior “Del Centenario” de Paraná.
Los docentes y directivos, lo veo, lo escucho todos necesitan si, retomar en estos tiempos la capacidad de discernir una precisa cooperación y que se aplique el método apropiado, recuperando y potenciando las relaciones e interacciones humanas. El método puede ser tan sencillo como compartir lo que nos pasa a nivel institucional, lo que nos hace falta u ofrecer una explicación, brindar apoyo, saber escuchar. Sin embargo, si no se dispone de la capacidad de discernir el tipo de cooperación adecuada ni el método correcto para proporcionarla, no se experimentará éxito en la forma de acuerdo y de satisfacción.
La cooperación, con el tiempo y con el orden de los acontecimientos, genera paciencia en los miembros de una comunidad institucional. El tiempo invertido por las personas desde una entidad cooperadora es valioso porque siempre ofrece la oportunidad única de conseguir lo que es mejor y lo que es necesario en el momento adecuado. El tiempo coopera con cada persona si ésta reconoce su importancia y se asocia con otros, en la búsqueda de soluciones y alternativas para su establecimiento. Va a los padres, que construyeran juntos a docentes y estudiantes, aquella Comunidad educativa de la Centenario, un sincero reconocimiento.
En el proceso de transformar el mundo, ahora es el momento que cada persona aporte una pequeña dosis de cooperación; si no es con la mente, entonces con el trabajo físico; si no es con el trabajo físico, entonces con la riqueza; si no es con la riqueza, entonces apoyando o motivando a otros a cooperar. Si cada uno aportara su cooperación, podrá percibir que juntos pueden levantar un sueño y hacerlo realidad. Cuando estos, se reconozcan como indestructibles en su accionar, la cooperación será inevitable y juntos podrán alcanzar nuevas y grandes cimas, concretar lo soñado.
(*) Profesor, especialista en educación, Ex Rector de la Escuela Media y Superior Nº 93 “Del Centenario” de Paraná.