El Día del Cine Nacional se celebra en homenaje a la primera película argumental, La Revolución de Mayo, dirigida por Mario Gallo y estrenada en el Teatro Ateneo de Buenos Aires el 23 de mayo de 1909. El film, estructurado en quince cuadros, relata los sucesos que tuvieron lugar en Buenos Aires durante la Semana de Mayo en 1810, que marcaron el inicio del proceso independentista.
La Revolución de Mayo fue el primer largometraje dirigido por el realizador inmigrante oriundo de Barletta, Italia, que llevó adelante la puesta en escena. Anteriormente, Gallo había dirigido los cortometrajes Plazas y paseos de Buenos Aires (1907) y El fusilamiento de Dorrego (1908).
La película fue protagonizada por el actor uruguayo Eliseo Gutiérrez, César Fiaschi y el propio director. Gallo se centró en las revueltas administrativas sobre la distribución de las cintas distintivas de la revolución en la ciudad, y acerca de la proclamación de un nuevo gobierno liderado por Saavedra, presidente de la Nueva Junta. La historia de la película se toma algunas licencias, como la presencia del General José de San Martín.
La puesta del film es teatral, rodada en un gran plano general fijo, en el cual se va modificando el fondo de la escena, es decir, los telones pintados manipulados por asistentes. Además, se filmó en formato de 35mm; en 1955 pasó a 16mm y, en 2009, se restauró por Cinecolor Argentina para reestrenarla en el 65.° Congreso de la Federación Internacional de Archivos de Films (FIAF).
De esa manera, Gallo se convirtió en un pionero del cine nacional con sus películas de temáticas históricas, ya que, luego de La Revolución de Mayo, la productora Mario Gallo Films realizó Muerte civil; La creación del himno; Himno Nacional Argentino; Güemes y sus gauchos, todos ellas de 1910. Más tarde, llegaron Tierra baja; La batalla de San Lorenzo y Batalla de Maipú (1912); Juan Moreira (1913); En un día de gloria (1918), y En buena ley (1919).
Sobre la primera proyección de cine en la Argentina
Según la historia audiovisual argentina, la primera proyección cinematográfica en elpaís tuvo lugar en el porteño Teatro Odeón, el 18 de julio de 1896. Allí, en el edificio de Esmeralda y Av. Corrientes se exhibieron cortometrajes de los hermanos Lumière, mediante un kinetoscopio: el predecesor del proyector. Los encargados de hacer llegar las películas fueron Francisco Pastor y el periodista español Eustaquio Pellicer, quien sería fundador de la revista Caras y Caretas. Las primeras proyecciones en Francia habían sido apenas unos meses antes, en diciembre de 1895.
Al evento del 18 de julio, asistieron en el Teatro Odeón Henri Lepage, un barón belga dueño de un local de fotografía que se ubicaba a una cuadra del Colegio Nacional de Buenos Aires, y Max Glücksmann, un austro-húngaro que se instaló en Buenos Aires en 1890, y quien se unió a Lepage en su comercio. Así, ambos se convirtieron en los primeros en ingresar al país filmadoras y proyectores junto con Eugenio Py, un fotógrafo y empresario francés radicado en la Argentina, quien también fue un gran impulsor de la industria del cine. Fue él quien filmó, tal vez, el primer cortometraje en nuestro país: La bandera argentina.
El Teatro Odeón fue el lugar elegido para que distintos públicos pudieran ver de qué se trataba aquello de las imágenes animadas. Toda clase de público asistió durante los primeros meses a las funciones, desde grupos de escolares, hasta el presidente Carlos Pellegrini quien, según distintas crónicas, "quedó subyugado por el encanto de las vistas".
El suceso fue tan grande que estos pioneros cinematográficos se contactaron nuevamente con los célebres hermanos Lumière, para la compra de sus aparatos. Sin embargo, no lograron ponerse de acuerdo. Finalmente, se importaron un cronofotógrafo Elgé de Gaumont-Demeny y un cinematógrafo Pathé. Con este último, nació el cine argentino el 25 de octubre de 1900, con el registro de la visita del Presidente de la República Federativa del Brasil, Dr. Manuel Ferraz Campos Salles, al Presidente de la República Argentina, Julio A. Roca.