
Y lo consiguieron nomás. En realidad, ya lo habían adelantado los uruguayos: formarían parte de la comisión binacional para realizar nuevos estudios de impacto ambiental en un plazo de 180 días, podrían los mejores profesionales de la Universidad de la República para integrar dicha Comisión, etc, pero... las obras y habilitaciones para las plantas de celulosa seguirían tal cual. En estos días, Botnia acaba de iniciar la construcción de su propia terminal portuaria. ¿Y el acuerdo binacional del Río Uruguay? Un Tratado destratado y maltratado.
Es un hecho: el gobierno uruguayo aprobó hace dos días el permiso para la construcción de las instalaciones portuarias que utilizará Botnia en el río Uruguay, según anunció el ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi. La autorización “se firmó después de recorrer el camino de estudios” previsto para determinar si la planta es contaminante, dijo el funcionario, lo que incluyó exámenes sobre el terreno de la Dirección de Medio Ambiente y la de Hidrografía. Las obras al borde del río permitirán a la empresa “la salida e ingreso de productos vinculados a la producción de la planta de celulosa”, explicó Rossi. En otras palabras: el Tratado del Río Uruguay, a la cloaca.
La empresa anunció por su parte que desde ese puerto “partirán barcazas que van a transportar la celulosa a la zona de Nueva Palmira”, en dirección sur, cerca de la desembocadura del río Uruguay en el río de la Plata. El puerto también servirá “para recibir los productos químicos necesarios para el funcionamiento de esta planta industrial”, completó Rossi.
En Nueva Palmira, a 250 kilómetros al este de Montevideo, las planchas de celulosa serán trasbordadas a barcos de ultramar para su exportación, según la planificación de la empresa.
En tanto, las obras de la empresa española ENCE avanzan a buen ritmo en Fray Bentos. El puerto de M’Bopicuá funciona ya desde hace un año sobre el río Uruguay. Ahora, se construye la ruta de acceso y la primera etapa de la zona franca cercada de 280 hectáreas.
ENCE logró además completó el financiamiento para los 500 millones de pesos que necesita para iniciar la construcción de la fábrica de celulosa. El gobierno uruguayo impuso como plazo para inicio de obra el mes de octubre.
La directora de Celulosas M’Bopicuá, Rosario Pou, estuvo la semana pasada con las principales autoridades actuales y futuras de Río Negro, y firmó los tres acuerdos pactados con instituciones de la zona. Entre los anuncios que hizo a la prensa, mencionó los trabajos que se vienen cumpliendo en la zona franca de la pastera, en un predio contiguo a la terminal portuaria. “Los trabajos se vienen cumpliendo dentro de lo previsto – aseguró – y en lo que se refiere a los aspectos de ingeniería y financiamiento de la fábrica de celulosa también se ha avanzado. Hace muy poco estuvimos con los expertos del Banco Mundial que están realizando el estudio respectivo. Seguimos trabajando sin prisa, pero sin pausa. En lo vinculado a zona franca, el setenta por ciento de trabajadores son de la zona de Fray Bentos”.
Mientras esto sucede del lado uruguayo, los ambientalistas y vecinos gualeguaychuenses se reunieron una vez más con el canciller Rafael Bielsa en Buenos Aires el día miércoles 8. El ministro de Relaciones Exteriores argentino se comprometió allí a entregarles en cinco días toda la información obrante, lo que se efectivizó el lunes 13. Pero según informaciones obrantes en nuestra redacción, se entregaron papeles pero no la documentación esperada. Además, se comprometió a dar un dictamen sobre dicha documentación, cosa que no se cumplió. En la reunión del lunes en Cancillería, se insistió en que el Tratado del Río Uruguay no se cayó. Y solicitaron a los vecinos de nuestra ciudad que formen parte de la Comisión Binacional en formación para nuevos estudios de impacto ambiental.
(*) Nota publicada en el diario El Día de Gualeguaychú.