
Por Ezequiel Ré
especial para ANÁLISIS
Soledad tenía una voz que sobresalía más que otras. La quietud y concentración en las teclas de la redacción del diario Hora Cero, en los ‘90, se interrumpía cuando llamaba al Jefe de Deportes para salvar alguna duda periodística: ¡Chuliiii!
Chuli Maffey nos llevaba algunos años de experiencia, sabiduría en otros tiempos de la prensa, y una paciencia que nunca valoramos.
El tipo nos contaba, allá por el año 1994, que había hecho grandes coberturas de prensa y nos mostraba fotos que respaldaban sus datos. Recuerdo una con Don Mario Mathieu en los grandes tiempos del eximio ciclista, posteriormente intendente de Paraná.
Por una cuestión de rebeldía en la juventud o por el famoso duelo de edades, teníamos una relación rara, complicada pero respetuosa.
Chuli descansaba en la tranquilidad de una joven raza periodística, apasionada y laburante. Nosotros descansábamos en que nos cubría ante el jefe por alguna macana. Y así convivimos.
“Me van a volver loco”, rezongaba ante alguna situación que determinaba acalorado debate periodístico deportivo.
El tiempo pasó hasta este jueves en que Daniel Enz, el jefe del mítico diario Hora Cero, me enluta con la noticia.
No nos cruzamos muchas veces. Y por esa rebeldía de ambos, la mirada nunca se transformó en saludo y charla.
Sin dudas, para estar en paz y poder decirlo: aquellas “riñas” periodísticas eran eso y nada más, y que siempre hubo respeto. Me faltó valor para darme vuelta en esa vereda paranaense y decirle “¡Chuliiii!”
Un café lo habría resuelto todo.