El ex militante de derechos humanos es hijo de Daniel Martín Angerosa, médico militante del Movimiento Villero Peronista, que era oriundo de Gualeguaychú y fue secuestrado el 17 de febrero de 1976 en Santa Fe, luego de que el gobierno justicialista lo detuviese en una plaza céntrica, junto a otros compañeros de militancia, y permanece desaparecido. Asimismo, su tía, Blanca Angerosa, militante de Montoneros, primero recaló en Santa Fe y en marzo de 1977 partió a Buenos Aires, donde trabajaba y estudiaba. En los primeros días de marzo su familia perdió contacto con ella. Blanca fue secuestrada en Capital Federal entre el 3 y el 10 de marzo de 1978, estando embarazada de cuatro meses y con apenas 20 años. Ya en abril de 1977, el domicilio de sus padres había sido allanado por un grupo de tareas de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y los represores habían indagado sobre el domicilio de Blanca.
Martín actualmente vive en Córdoba, donde militara en la agrupación Hijos, y está desde el martes participando en Quito, como integrante de Clave, de un debate sobre la política de Control de Armas y Desarme, junto a otras ONGs de la región y autoridades de los gobiernos de la Comunidad Andina.
En ese contexto, explicó: “Esta mañana (por ayer) estuvimos debatiendo en el marco del taller con policías ecuatorianos, quienes promediando la mañana se retiran súbitamente del encuentro. Horas más tarde entenderíamos a que se debía la repentina ausencia”, en referencia al ataque contra el gobierno de ese país en rechazo a medidas que Rafael Correa impulsa para el sector policial.
“Expresamos nuestro profundo apoyo a la democracia en el hermano Ecuador y ratificamos nuestro convencimiento como Coalición Latinoamericana respecto de la subordinación del sector militar y policial, a las autoridades civiles y políticas elegidas en democracia”, resaltó Angerosa. Y agregó: “Llamamos a una resolución no violenta de los conflictos en el marco de la práctica democrática y la vigencia del estado de derecho”.
“Quienes nos encontramos en Quito colaborando con el taller sobre tráfico ilícito de armas de fuego, reafirmamos nuestra solidaridad y apoyo a nuestros miembros locales Serpaj (Servicio Paz y Justicia) Ecuador”, ratificó el joven.
Desde el epicentro de los hechos, mostró: “Mis profundos respetos a todos esos chicos ecuatorianos que estuvieron resistiendo todo el día apenas con piedras. Vi pasar muchos heridos, vi a los propios policías devolver las piedras. En la primera línea muchachos de veintipico, atrás había mujeres, grupos de amigos, parejas de casados tomados de la mano, ancianos... El pueblo de Ecuador”.
En ese orden, prosiguió: “Cuando llegué, aturdido, al hotel los mozos estaban siguiendo en vivo el infierno del que acababa de salir. Los noté con la lejanía de quien ve por televisión. Alguno me dijo, esto acá nunca pasó, es histórico”.
En su relato, el hijo de desaparecidos entrerrianos apuntó: “Miré hacia la calle y cuando tuve la intuición, salí corriendo, solo, hasta la esquina. Doble y estaba lleno de gente gritando y llorando. Salí de ahí hacia el centro y todo estaba militarizado. En alguna avenida después de deambular diez cuadras, subí a un taxi convencido que nadie podía salir vivo de ahí”.
“En el medio del tiroteo alcancé a filmar un video, después veía chicas jóvenes llorando, el humo de los gases por todos lados y la cara de los que estábamos ahí mostraba el terror”, graficó en su relato. “Nos tiramos al suelo, nos escondimos en las puertas, los camiones seguían llegando y los disparos estaban cada vez mas cerca”, recordó.
“Vi pasar camiones cargados de militares con mascaras de oxígeno. Todos corrimos. Seguían llegando y empezó el horrible sonido del tableteo de ametralladoras”, mostró el Angerosa. "Hay miles de personas en la calle y cada vez hay más. Me sorprende la cantidad de mujeres y niños, de familias enteras que intentan acercarse hasta el hospital con la clara misión de rescatar al presidente", apuntó también.
“Nunca vi algo así. Los policías repelen a la gente con unas bombas lacrimógenas que son muy potentes. No les importa si se trata de niños o mujeres; las arrojan igual y en este momento nos obligan a retroceder”, aseveró.
“La municipalidad mandó unas máquinas, unas palas y camiones para hacerles frente a los policías que aparentemente son los únicos que se han rebelado contra el gobierno. Pero no logran avanzar”, detalló el joven.
"Acá estoy en una avenida central que da al hospital. Las mujeres indígenas están elaborando un preparado con bicarbonato para morigerar el impacto de las bombas lacrimógenas. Uno ve una solidaridad tremenda entre gente que no se conoce pero que quiere entrar al hospital y sacar al presidente", elogió en la continuidad de las declaraciones. "Todo el mundo está esperando a los militares. Dicen que vienen a reprimir a los policías y reinstituir al presidente en el cargo, pero no llegan", apuntó.
Finalmente, sostuvo: "No sabemos cuándo podremos salir de Ecuador, pero lo cierto es que la gente no está luchando entre sí en la calle, sino todos contra los policías; no hay una revuelta popular como otras veces, sino que la gente es atacada directamente por los policías".