Por Jorge Riani, especial para ANALISIS DIGITAL
Habla y regala melodías. No necesita la pregunta de nadie para marcar el inicio de una conferencia de prensa y eso tiene un celebrado efecto contagioso en todos los que la escuchan: el placer de envolverse con su voz aun en frases corrientes. Así es como Mercedes Sosa fue a hablar con los medios locales que la esperaban en el hotel del Parque Urquiza donde se aloja ya a la espera de reencontrarse con el público paranaense.
Festeja “el día hermoso” que le tocó en su visita a la capital entrerriana. Dicho por una de las voces más admiradas del mundo esa simple frase suena bella. Por largos momentos logra imprimir a su charla un tono distendido, ameno, profundamente amistoso. Aunque a cada expresión le imprimirá sentimientos cambiantes. Cuando habla de política –¡cómo no!– la Negra Sosa se muestra por momentos contenta, por momento enérgica y cuestionadora.
Se muestra contenta con el triunfo de Cristina Kirchner y revela que Víctor Heredia le expresó un “por fin ganamos alguna vez” ese mismo domingo. Cambia de tono para referirse a Elisa Carrió “que traicionó al partido radical”. “Yo quiero que ustedes sepan que de política sé sólo dentro de las canciones”, dice como abriendo un puente hacia el momento más celebrado de la charla: su trayectoria, sus canciones, los amigos en la música.
A modo de anticipo cuenta que este viernes en el recital que dará desde las 21 en el estadio cubierto del Club Atlético Echagüe arrancará su repertorio “con algo que impresiona y que por eso mismo me cuesta cantar: ‘Zamba para no morir’, que se la canté a Tamara Castro en Cosquín”, dice en referencia a la folclorista muerta en una accidente de tránsito el año pasado. Luego habrá chacareras y pasará a “Corazón libre”, de Rafael Amor. Y estarán los clásicos y “El ángel de la bicicleta”, de Gieco.
Enredada en la charla amistosa, Mercedes Sosa dejará de lado la enumeración de canciones para referirse a esa balada que León Gieco hizo para el trabajador social asesinado en diciembre de 2001 en Rosario. Cuando repara que Pocho Lepratti era entrerriano, entonces cuenta que se enamoró de la música y de la letra cuando la escuchó cantada por Teresa Parodi. “Me impresionó mucho; es una canción muy fuerte que me dio vuelta hasta que se la canté al público”, le cuenta a este medio.
“Porque lo de Pocho es muy fuerte; que lo hayan matado así es una cosa terrible, y yo cuento la historia en Ecuador, Costa Rica y en todos los lugares donde me presento y puedo hablar castellano”.
La narración toma entonces un atajo que da lugar a la Mercedes cosmopolita, inmensamente latinoamericana pero ya patrimonio sin fronteras. Convida historias de presentaciones en Alemania, Italia, Suiza, Estados Unidos, Holanda. De presentaciones con Pavarotti, David Brosa en Israel y “con este chico español”... se permite olvidar para mencionar cuando le apuntan: Ismael Serrano, para quien tiene palabras de elogios.
Y entonces es tiempo de la Mercedes ecléctica, profundamente Mercedes Sosa pero con la voz dispuesta para prestarse a otros géneros fuera del folclórico. Nombra a Fito Páez, Miguel Abuelo, Pedro Aznar...
“He cantado rock and roll con Charly García. Para atrevida, yo”. Así le responde a este medio cuando le pregunta qué Mercedes entraremos en la noche de este viernes, después de 23 años de su presentación en Paraná. “He tenido una vida en la que he amado el folclore –agrega–, pero no me cierro. El 22 voy a cantar para la presentación de Julio Bocca, que se despide en el Obelisco”.
Antes de que una traicionera tos ponga punto final a la charla, la gran cantante tucumana regala una frase más: “Tengo un mundo de artistas, de compañeros. Soy muy feliz en este momento de mi vida, viajando con mi hijo, y otras treces personas con la que trabajamos. Se puede tener mucho éxito en el exterior, pero estar en la patria de uno es lo más importante. Vengo de recibir la máxima condecoración de Ecuador, y antes la recibí de los alemanes y los franceses, pero el mejor premio es el aplauso del público”.
Por eso vuelve Mercedes Sosa este viernes a cantar en Paraná. Segura de que escuchará los mismos aplausos con la que la despidieron en aquel recital de 1984, a la espera del regreso que está a punto de vivirse.