Por Ladislao Uzín Olleros
Pintón, provocador, bocasucia… ¡Pilotazo! Con el Loco Luis y el Flaco Traverso se fueron los dos últimos ejemplares de una estirpe en extinción, la del ídolo, ése que nadie discute sin que importe para qué marca está corriendo; ése que hace estallar la tribuna cuando es el primero en recibir la bandera a cuadros y se encamina al podio o recibe el aplauso de reconocimiento cuando la máquina claudicó antes de la llegada.
El respetado por el adversario en pista, pero impermeable a la sugerencia de un comisario deportivo que lo tienta para radicar la denuncia porque ese día le tocó perder a manos del rival que lo sacó de pista en una maniobra áspera; ése capaz de gestar la maniobra más impensada y cruzar la línea de llegada con el auto en llamas.
Ése era el Flaco Traverso. Millones lo disfrutaron desde la tribuna o a través de la pantalla de televisión; nosotros tuvimos el privilegio de contarlo en nuestra mesa cuando nos visitaba con el Toto Etchegaray o Angelito Guerra, deseosos de escuchar sus anécdotas, como cuando contó aquella en que le ganó una final al Pato Silva en San Juan, corriendo en TC 2000 (“Flaco, yo hoy quería ganar porque quería regalarle a mi viejo el triunfo por el día de su cumpleaños”, le dijo Silva. Y el Flaco le contesto´: “Le hubieras comprado una campera”).
Personaje imborrable que dejó su impronta. El próximo domingo, antes de la final, le rendiremos homenaje. No será
con un minuto de silencio, será con el aplauso, los motores rugiendo a miles de revoluciones y, también, algunas lágrimas. Hay ciertos personajes que quisiéramos que no murieran nunca, pero la parca nos espera a todos, paciente y agazapada. Aún así, ellos viven por y para siempre.
Flaco querido, gracias por todo lo que nos diste, ahora descansa en paz.
Autódromo Ciudad de Paraná, a los 12 días de mayo de 2024.
Club de Volantes Entrerrianos