Comienzan hoy los alegatos en el juicio por el homicidio de Edgardo Mazzoni

Por otro lado, sobre las amenazas que habría recibido la víctima por parte de la travesti, el querellante comentó que “hay comentarios disímiles en cuanto a esas circunstancias, que van a ser valoradas en el conjunto del resto de las testimoniales producidas y las que se produzcan a partir de este momento”.

Inclusive Vartorelli negó la posición de la defensa de Lorna de que en el crimen intervino una tercera persona: “Me voy a reservar todas esas opiniones para el momento de la discusión final”, indicó en declaraciones a El Once.

Por su parte, la abogada defensora Nora Lanfranqui informó sobre la audiencia: “Ha sido una jornada intensa de declaraciones, pero en realidad creo que no han logrado esclarecer mucho, pero sí ha servido a la defensa para la plataforma que va a esgrimir en oportunidad de los alegatos”.

Por lo demás, Lanfranqui resaltó que “el fiscal con dos testigos no quiso preguntar nada, así que será que tiene completa su plataforma acusatoria”.

Al ser consultada si concurrieron todos los testigos citados, la letrada respondió: “No, faltaba una persona que acaba de cobrar relevancia, que es una joven de nombre Jackelin, que trabajaba por la zona de la parada en donde ocurrió el hecho”.

En ese orden señaló: “A raíz de las declaraciones bastantes contradictorias de dos familiares de Mazzoni se ha pedido con urgencia que sea puesta a resguardo para que no pueda hablar con nadie”.

Ayer declaró un hermanastro de Mazzoni, de apellido Barzola, quien se presentó como pescador y confesó que no soportaba saber de la vida que llevaba Edgardo. “Yo, como hermano mayor buscaba aconsejarlo, (le decía) que no estaba bien una relación así, que no era algo bueno para él, que hubiera preferido que se quedara a acompañar a la madre. El me evitaba porque yo lo sermoneaba”, contó.

Mas adelante concitó la atención de los presentes cuando mencionó que “una vez estando en el Hospital San Martín me crucé con una chica que se llama Jaqueline Gómez y que trabaja en la prostitución. Yo la conocía de gurisa en el barrio y me paró para pedirme dos pesos para el colectivo y me dijo que Lorna le había confesado que había matado a mi hermano. No seguí hablando con ella; me quedé frío y salí en la moto a contarle a mi gente lo que me había dicho”.

Cuando desde el Tribunal se le recordó que él hablaba de un encuentro hace un par de años atrás y que para ese entonces no era ninguna novedad lo de Lorna Machado, porque ya estaba imputado en el hecho, apuntó: “Pero era la primera vez que alguien en la calle me decía que esta persona lo había confesado a alguien”.

De inmediato, el Tribunal, a pedido del querellante particular, Guillermo Vartorelli, solicitó que se hiciera traer a través de la fuerza pública a Jaqueline Gómez, quien solía tener su parada para ejercer la prostitución en zona de Circunvalación y Almafuerte, a un par de cuadras de donde lo hacía Lorna Machado y de donde apareció muerto Edgardo Mazzoni.

Los gritos de Gómez se escuchaban cuando ingresaba por los pasillos de Tribunales poco después de las 13.30. Asustada y diciendo que no sabía nada y no tenía nada que ver con el caso, tuvo que ser convencida para ingresar a la sala. Tras negarse a jurar por Dios y por su honor, sólo lo hizo por ella misma, negó haber responsabilizado a la travesti, pese a que reconoció que una vez se encontró con Barzola en el hospital y le pidió plata para el colectivo. Se asumió como drogodependiente y agregó: “Muchas veces nos quedamos tomando cerveza y cocaína con Lorna Machado y a Mazzoni –a quien dijo haberlo visto en la parada una sola vez– lo conocí y en una ocasión nos fuimos los tres a bailar a un boliche de Cerrito. Tanto Mazzoni como Lorna eran muy celosos, pero Lorna cuando tomaba o se drogaba era agresiva y me echaba si estaba con ella”.

Gómez y Barzola fueron sometidos a un careo pero resultó infructuoso, ya que ambos se mantuvieron en sus versiones.

Los hechos

Edgardo Héctor Mazzoni fue encontrado asesinado de varias puñaladas en un descampado ubicado en la esquina de Almafuerte y Morath, en Paraná. A ese lugar se accede por un caminito, comúnmente utilizado como escondite por quienes se prostituyen en esa zona para atender a algunos clientes.

Por su parte Eriberto Leopoldo Machado está procesado por el hecho. La travesti, que utiliza como nombre de fantasía el apodo de Lorna para desempeñarse en el ámbito de la prostitución local, en un primer momento se declaró culpable del homicidio, aunque luego lo negó. Entre las primeras hipótesis que se manejaron, el crimen fue perpetrado por cuestiones de índole pasional.

(Foto: El Once)

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