San Lorenzo se quedó sin invicto y sin la punta: cayó 2-0 en Córdoba

San Lorenzo cayó con Instituto, en Córdoba, por 2-0 y desperdició una buena oportunidad para conservar la punta del torneo. Los goles los convirtieron Pilipauskas y Bergessio en el primer tiempo. El Ciclón sucumbió ante un rival que nunca había ganado en el presente Torneo Apertura 2005.

Esa ilusión de la punta es la que llevaba en la piel la gente de San Lorenzo que arribó, paradójicamente, a Alta Córdoba. Ante Instituto, un rival complicado y amenazado por el promedio del descenso –cero victorias- y por la falta de gol –sólo uno en todo el torneo-, el Ciclón quería volver al umbral del Apertura. Y recuperar la pálida imagen que había dejado ante Lanús.

Pero las huellas de aquel empate de local seguían impregnados en el conjunto de Alfaro. Previsiblemente –puso un delantero-, aparecía muy solitario Lavezzi. Instituto, por su parte, le copaba el medio. ¿Qué le quedaba, entonces, al Ciclón? Agonizar en un tibio intento de ganar el partido a través del manejo de la pelota.

En el primer cuarto de hora, llegaría el primer golpe, duro golpe, para San Lorenzo. Castro, volante zurdo, desbordó por la izquierda y tiró el centro para que solo Pilipauskas, volante por derecha, encaminara la pelota hacia la red. Efectivo, sí, pero un premio que sonaba a castigo para el visitante.

Con el correr de los minutos, se diluía la ansiedad y el manejo de la pelota del equipo de Alfaro. Problemas defensivos, incapacidad ofensiva formaban su combo infeliz. Barrientos tuvo una buena con un intento de emboquillada que Pezzutti la sacó por encima del travesaño.

Pero unos minutos más tarde, aquel combo sumaría un producto más. En contra, claro. Otra jugada de Castro y otro cabezazo solo en el área. Esta vez fue Bergessio –primer gol en Primera para el ex Platense- el que la mandó a guardar. Era el momento de empezar a mover el tablero para el entrenador del cuervo.

Entonces, lo mandó a Saturnino Cardozo a la cancha. Chau, Juan Fernández. Aunque claro, un poco tarde. El que se despedía era el primer tiempo.

En el complemento, el Ciclón quiso salir con todo. Pero allí se quedaba: en el intento. Es más, antes del primer cuarto de hora la más clara fue del local, cuando Raponi remató al palo a los cinco. ¿De San Lorenzo? Una. Bottinelli cabeceó por arriba del travesaño. No fue clara, pero de haber ido al arco, y con Pezzutti lesionado, pudo ser el descuento, según lo indica Olé.

La Gloria manejaba el partido. Entre Fasciutto y Barrientos controlaban a un desconocido Ortiz, quien poco pudo hacer para desmarcarse y jugar. Su equipo lo sentía. Encima los cambios de Gustavo Alfaro no ayudaban: lo sacó a Montillo primero y a Barrientos después. Y se quedó sin creación.

Así, aquella ilusión de la punta para los hinchas cuervos quedó en eso: en la ilusión. Instituto metió más goles que los que había hecho en todo el Apertura y se quedó con las esperanzas del conjunto de Alfaro. San Lorenzo fue irregular. Dependió mucho de la magia de Lavezzi. Y la magia no existe, ni existió. El entrenador tendrá que encontrar los porqués de los últimos cinco puntos perdidos y la pérdida del invicto ante un rival que nunca había ganado. Tiene una semana.

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