La suspensión del partido, teniendo en cuenta lo que pasó en los días posteriores, terminó perjudicando claramente a Boca, porque en el camino del domingo al jueves perdió un jugador: Hugo Ibarra, desgarrado. Y esta pérdida para Boca no sólo significa perder al lateral formoseño, sino que además cambiar en parte una forma de jugar, porque el técnico Abel Alves pondrá un marcador central en su lugar.
Con esta variante, el equipo de La Ribera ganará en altura en su zona defensiva, como en ataque, pero perderá juego y salida por el lateral derecho. Encima, Ezequiel Muñoz, quien se desempeñará como lateral por derecha, no quiere jugar en ese sector y si lo hace es porque, según contaron allegados al plantel de Boca, no quiere generar conflictos de cara al superclásico.
Pero no sólo se desgarró Ibarra, sino que Claudio Morel Rodríguez no pudo trabajar martes y miércoles a la par de sus compañeros, por una molestia, pero igual será titular este jueves.
De mitad de cancha hacia delante se mantiene todo igual que el domingo, los tres volantes en línea, Juan Román Riquelme de enganche y Nicolás Gaitán y Martín Palermo en ofensiva. Para Palermo puede llegar a ser el partido que lo marque como el goleador histórico de Boca si es que se anota nuevamente en la red.
En el caso de que Boca pierda el Superclásico la continuidad de Alves y de varios jugadores tendrá una definición inmediata, aunque habrá que esperar a lo que suceda en La Bombonera.
Por el lado de River, llega a este Superclásico mucho más tranquilo, no sólo porque en la última fecha venció a Huracán, sino debido a que la suspensión le fue favorable. Con la suspensión del superclásico para este jueves el técnico de River, Leonardo Astrada, tuvo tiempo para recuperar más a varios de sus jugadores, como el caso de Matías Almeyda.
Además, Astrada pudo ensayar y darles minutos de fútbol juntos a la dupla central que eligió para enfrentar a Boca: Alexis Ferrero y Gustavo Cabral, quienes nunca jugaron juntos.
De todos modos, esto no significa nada porque se sabe que en un Superclásico cualquier cosa puede cambiar el rumbo de su desarrollo hasta el final. La sensación es que se verá un partido apretado, con los dos tratando de hacerse dueño de la pelota y con ambos con mucho miedo a perder.