La semana pasada la Municipalidad de Paraná firmó un convenio con la Facultad Regional local de la Universidad Tecnológica Nacional para continuar estudios sobre las radiaciones no ionizantes en la ciudad. Así lo informó el ingeniero Daniel Ferreras, que precisó que su grupo de investigación viene estudiando desde 2001 el impacto de las nuevas tecnologías en la vida cotidiana de las personas —hornos de microondas, secadores de pelo, monitores, enchufes, todos aparatos emisores de radiaciones—. Pero ahora se van a dedicar específicamente al estudio de las ondas que irradian las antenas de telefonía celular y de radio en la ciudad. Lo que va a hacer la Universidad es determinar “zonas calientes”, con altos niveles de radiación, e instrumentar allí un sistema de monitoreo constante.

Mientras, el bloque de concejales del Nuevo Espacio sigue pidiendo la conformación de la Comisión Asesora y de Evaluación de antenas de telefonía celular, instituida en la ordenanza 8216, que legisla sobre este particular. Lo que afirma el concejal Jorge Maier es que en este momento “la Municipalidad no tiene capacidad técnica para controlar”, es decir, no tiene gente idónea que haga este trabajo, y por eso pide que el Ejecutivo conforme la Comisión prevista en la ordenanza 8216, que tiene facultades para ordenar que se desmonte una torre si se comprueba que es perjudicial para un barrio.

En agosto de 2004, el intendente Julio Solanas resolvió por decreto 1069 suspender la instalación de nuevas antenas de telefonía celular hasta que se tengan estudios de impacto ambiental de las emisiones, después de un planteo fuerte de las vecinales de la zona sur de la ciudad que no querían otra antena en el lugar. En agosto, el HCD pidió al Ejecutivo la conformación de la Comisión Asesora y de Evaluación prevista en la ordenanza 8216 (de 2000). La Comisión debe estar integrada por miembros de los poderes Ejecutivo y Legislativo municipal, Medio Ambiente de la Provincia, ambientalistas, ingenieros y arquitectos y debe asesorar en cuanto a la adecuación de la normativa según vayan avanzando las investigaciones; puede ordenar también el desmonte de las estructuras si lo considera necesario.

Pasaron los meses sin novedades —en ese lapso, el Colegio de Ingenieros Especialistas alertó que no había controles— y en diciembre el grupo de investigación en telecomunicaciones de la UTN presentó en la Comuna un proyecto de mapeo de radiaciones no ionizantes en la ciudad. Recién ahora, a fines de mayo, se firmó el convenio para que el equipo de estudiantes, dirigidos por el ingeniero Daniel Ferreras, empiece a hacer el mapa con el apoyo de la Municipalidad. En cuanto a la Comisión, a 10 meses del pedido formal al Ejecutivo para que la conforme la Comisión, aún no hay noticias, según informó Maier.

Pese a la suspensión que rige desde agosto de 2004, en Paraná se han seguido colocando antenas. Esto es lo que han podido observar los técnicos de la UTN. Conjeturan que la razón es la aparición de nuevas tecnologías, como la Internet inalámbrica y el sistema de celulares GSM y analógico-digital. Así, se ha visto que a las torres ya existentes se han ido agregando antenas (platos). Por otro lado, hay que tener en cuenta que las antenas tienen la capacidad de repotenciarse automáticamente según aumente el tráfico de llamadas —como en el Día del Amigo o el Día del Padre—. Por eso, los investigadores proponen diseñar un proyecto de monitoreo permanente de radiaciones en las zonas consideradas “calientes” por la cantidad de estructuras emplazadas. Y si es necesario, se hará una propuesta de reubicación de antenas.