Dos resoluciones firmadas por el presidente del Consejo General de Educación (CGE), Oreste Felipe Ascúa, dispusieron la transferencia de cuatro cargos de maestro de ciclo de la Escuela Número 1 de tiempo completo Doctor César Blas Pérez Colman, que funciona en el Complejo Eva Perón, a distintos establecimientos del departamento Paraná. La medida tiene dos fundamentos: un pedido de “racionalización” de cargos presentado por la supervisora departamental de Educación, Cristina Sosa, y la baja matrícula. Una división de una escuela común debe tener, como mínimo, una matrícula de 18 alumnos; si el número es menor, se fusiona o se cierra.

La cuestión, denunciaron los dirigentes César Baudino y Roque Santana, secretarios general y gremial, respectivamente, de la seccional Paraná de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (AGMER), formaría parte de un plan de “cierre de cargos” en distintas escuelas bajo el argumento de que hay escasa matrícula. “Pero se debe tener en cuenta que las escuelas funcionan con divisiones con poca matrícula porque están integrando chicos con necesidades educativas especiales que requieren un trato más personalizado. Y además, hay una cuestión concreta que es la deserción y la imposibilidad de muchas familias de seguir enviando a sus hijos a la escuela. Ante esto, la respuesta del Estado no puede ser el cierre de cargos”, señalaron.

En realidad, en todo el Complejo Eva Perón —que reúne cinco escuelas, en un predio de 12 hectáreas y por donde a diario transitan 1.700 alumnos— hay en los últimos días un clima enrarecido, y de insatisfacción. Hay quejas por el estado de la infraestructura, por la falta de mobiliario en las aulas, la rotura de la caldera central, e inconvenientes con el transporte, a lo que ahora se suma el cierre de cargos. Además, algunos docentes cuestionan el manejo “excesivamente politizado” que ejerce la directora del Complejo, Stella Cappa.

Cappa, que es funcionaria política, dice que en realidad todo surge de la “conflictividad” que presenta la Escuela Blas Pérez Colman —el Complejo está compuesto, además, por la Escuela Especial Número 5, la Unidad Educativa Número 8, la Escuela Número 157 Alberto Gerchunoff y la Escuela Número 156 Enrique Berduc—, y justifica la supresión de cargos en función de que existe una planta de 140 docentes para 700 alumnos. “Me da la sensación de que son muchos docentes. Hay que tener en cuenta que hay baja matrícula y no es por deserción, sino por el traslado a otras escuelas. Nosotros no tenemos deserción”, indicó.

Beatriz Alegre, directora de la Escuela César Blas Pérez Colman, tiene una visión distinta. “Nos duele mucho que desde el Consejo de Educación no hayan tenido en cuenta los cambios que se han aplicado en la escuela, y que se haya resuelto suprimir cargos sin evaluar por qué baja la matrícula. Nos hubiera gustado debatir con gente especializada por qué ocurre esto. Lamentablemente, no se entiende que nosotros trabajamos con alumnos con necesidades especiales, que requieren atención personalizada, algo que no se puede hacer con divisiones superpobladas. Ahora, nos obligan a reagrupar a los chicos”, dijo Alegre, en diálogo con El Diario.

Pero el cierre de cargos no es el único asunto conflictivo que recorre las amplias naves del Complejo Educativo Eva Perón. Desde hace un mes dejó de funcionar la caldera que alimenta con agua caliente a los sanitarios y permite el funcionamiento de la cocina —reemplazarla demandará invertir una cifra cercana a los 100 mil dólares, y para eso habrá que esperar no menos de 3 meses— y por esa razón la dieta que reciben los chicos que asisten al comedor es, cada día, prácticamente la misma. “Y sí. Estamos cocinando mal —aceptó Cappa—. Casi todos los días estamos sirviendo algo muy parecido al guiso pero es que los anafes no nos dan para nada más”.

Otro traspié que debe enfrentar la funcionaria es con la obra de reconstrucción de los techos. A principios de abril la queja de docentes y alumnos llevó a las autoridades a apurar los trabajos, con una inversión de 100 mil pesos, pero hasta ahora sólo se ha podido utilizar el 40 por ciento de ese dinero. La razón es solamente burocrática: como la plata sólo puede ser administrada por la cooperadora, Cappa había pedido la “colaboración” de la que pertenece a la Escuela César Blas Pérez Colman, pero las disidencias internas hicieron cortar esa relación.

Así lo explica Cappa: “Con la obra de los techos quedamos a mitad de camino. Los subsidios se tienen que canalizar a través de cooperadora, pero la que corresponde al Complejo todavía no consiguió la personería jurídica. Por eso, le pedí a la Cooperadora de la Escuela Número 1 que me garantizara el uso de los fondos. Llegamos a utilizar 40 mil pesos de los 100 mil que nos otorgó el Gobierno, pero en el ínterin se produjo el robo de 6 rollos de impermeabilizantes, y esta gente no quiso seguir colaborando más, y entonces ahora tengo que formar de urgencia una cooperadora para utilizar el resto del dinero. Es decir, por un problema burocrático la obra está ahora paralizada”.
Y solucionar ese inconveniente burocrático, adelantó, no se podrá hacer rápido, sino que “lleva tiempo”.