El VII Congreso Extraordinario de Ctera declaró el 23 de mayo Día del Trabajador de la Educación, para recordar la lucha docente que terminó con una movilizacion nacional conocida como marcha Blanca, en mayo de 1988.
A comienzos de ese año, pocos días antes del inicio del ciclo lectivo un Congreso Extraordinario votó la huelga por tiempo indeterminado debido a la falta de respuestas del Gobierno nacional a numerosos reclamos basados en un nomenclador básico común y unificación del sueldo básico del maestro de grado jornada simple en 770 australes, Estatuto Federal del Trabajador de la Educación y la Ley Federal de Educación.
El 14 de marzo de 1988 comenzó el paro por tiempo indeterminado. El sector de Arizcuren también impulsó el paro exigiendo un básico de 1.000 australes. Las negociaciones con el Gobierno Nacional, en la Comisión de Política Salarial, y con los gobiernos provinciales fueron infructuosas.
El paro se cumplía con un gran acatamiento en todo el país, aún por los docentes no sindicalizados, los privados o de otros sindicatos tradicionalmente enfrentados a la Ctera, como la FEB, quien inició el ciclo lectivo con un paro parcial por 48 horas. El paro también se extendió a las Universidades, impulsado por la Confederación de Docentes Universitarios, Conadu.
La huelga se extendió durante 42 días. Intervino el presidente Alfonsín quien exhortó a levantar el paro; la CTERA rechazó las presiones. Algunas representaciones del justicialismo apoyaban el paro, pero los gobernadores justicialistas realizaron ofertas en sus jurisdicciones para intentar llegar a acuerdos con los sindicatos provinciales.
El 16 de abril, pasado el mes de conflicto, el gobierno declaró la conciliación obligatoria, que fue acatada en un principio; como las negociaciones fueron infructuosas, vencido el plazo legal de la conciliación se retomó el paro el 19 de mayo. En particular resultó irritativo el descuento que 5 jurisdicciones llevaron adelante: Córdoba, Capital Federal, Río Negro, Tierra del Fuego y Corrientes.
Fue entonces que la docencia argentina protagonizó lo que muchos consideran una gesta histórica para la educación del país, en la lucha en defensa de la escuela pública junto al pueblo: el 18 de mayo, desde el norte, el sur y el oeste del país partió una marcha que convergió en la Capital Federal el 23 de mayo.
Con un acto en el Obelisco, miles de trabajadores de la educación de todo el país llenaron varias cuadras de la avenida 9 de julio, en tanto la Plaza de Mayo permanecía cercada por las fuerzas de seguridad.
Al día siguiente, en un Congreso de Ctera, si bien no se habían conseguido todas las reivindicaciones y continuaba debatiéndose el espinoso tema de los descuentos realizados por algunas jurisdicciones, se decidió el levantamiento de la medida de fuerza.
Se había conseguido la aprobación de un nomenclador básico común y la unificación salarial en 21 de las 25 jurisdicciones. También el Congreso Nacional había sancionado un paquete impositivo para proveer un mayor financiamiento a la educación y estaba presente la expectativa por lograr la sanción de una ley de Paritaria Docente, impulsada por el diputado Carlos Auyero, finalmente sancionada.
El VII Congreso Extraordinario de Ctera declaró el 23 de mayo Día del Trabajador de la Educación, para recordar la movilización docente y sus logros.